Epílogo

656 31 8
                                    


―No puedo creer que Kira ya esté de vuelta y que lo primero que hiciera Scott es pedirle matrimonio.― Malia ríe y yo veo embelesado como bebe agua de un vaso.

Estábamos en mi departamento llegando de la fiesta de cumpleaños que le habíamos hecho a Scott. A mitad de la fiesta, fuimos todos los sorprendidos, al ver a Kira llegar al departamento de Scott con un bronceado increíble y con una sonrisa tímida. Scott dejó caer la torta que tenía en la mano y se lanzó a besar a Kira. No esperó ni un minuto luego del reencuentro, cuando ya se estaba arrodillando frente suyo para pedirle matrimonio.

―Nunca dejó de amarla.― Susurré y empecé a limpiar algunos trastos sucios que habían quedado en el lavaplatos.

―Sé lo que es ese sentimiento.― Siento los brazos de Malia rodear mi cintura y como besaba mi espalda.

Me sequé las manos y me giré para tenerla entre mis brazos también.

― ¿Lo de no dejar de amar a alguien?― Pregunté y ella asintió.― Yo también lo sé.― Acerqué mi nariz a la suya y se la acaricié. Malia suspiró y yo sonreí feliz.

―Tengo que ir a mi departamento.― Susurró y yo hice un puchero.

―Quédate.

―No puedo. Tengo que entregar un informe mañana temprano y todavía no lo termino. Si me quedo aquí no lo podré hacer.― Susurra, pero aun así yo empiezo a besar su cuello.― Stiles.― Gime y yo sonrío al saber que ya conseguí mi objetivo.

―Después puedes ocupar mi laptop.― Susurro llegando a su escote y ella se estremeció en mis brazos.

Me dirijo a sus labios y los beso apasionadamente. Acaricio su labio inferior con mi lengua, para luego introducirla y saborear su boca. Malia envuelve sus piernas en mi cintura y yo la agarro del trasero para que no caiga.

Las manos de Malia tiran de mi cabello y gemidos salen de nuestras bocas. Camino hacia mi dormitorio y ella ríe cuando termino pateando la puerta para poder abrirla. Entro rápidamente a mi cuarto y la llevo a mi cama.

Malia introduce sus manos dentro de mi camisa acariciando mi abdomen.

―Me encanta esta parte de tu trabajo.― Dice refiriéndose a los nuevos abdominales que había adquirido gracias a todo el ejercicio que tengo que hacer para mantenerme en forma.

―Luego le mandas una carta de agradecimiento al FBI.― Susurro y ella ríe. Me encanta su risa.

Subo mi mano por su muslo, levantando su vestido en el proceso, y masajeo lentamente su muslo izquierdo. Los gemidos de Malia en mi oído me tienen enloquecido.

Malia nos gira, quedando ella encima de mí. Empieza a frotarse en mi entrepierna y me sorprendo al gruñir entre sus labios.

Los botones de la camisa vuelan cuando Malia me quita mi camisa y su vestido casi corre el mismo destino si no es porque en algún minuto mis manos ya habían desabrochado los botones que tenía su hermoso vestido azul.

―Te amo.― Susurré entre besos y Malia se detiene de besarme el cuello para verme a los ojos.

―También te amo.― Me besa y la giro para tenerla bajo mi cuerpo.― No sabes cuánto.

Desabrocho su brasier y mis labios se van directamente a su pezón izquierdo mientras mi mano juega con su otro pezón. Lentamente bajo mi mano para llegar a su pequeña braga. Froto mi pulgar en su clítoris y ella gime en mi oído.

―Stiles.― Gime mientras acaricio su sexo.

Cuando no resisto más, tiro la tela de sus bragas y la rasgo para luego tirarla a algún lugar de la habitación.

Stalia: Mi mundo contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora