Parte 31(editado)

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El sonido de un celular nos devuelve a la realidad. El silencio y el desconcierto reinan en el ambiente. Nuestras respiraciones apenas se hacen audibles. El tono de aquel teléfono es el único sonido que se ha producido desde que la voz de Fermín se arrancó a hablar.

Cada tarde que aquel hombre nos narraba su historia se repetía el mismo patrón. Fermín hablaba y nosotros callábamos y oíamos. Procurábamos no interrumpirle pues nunca sabíamos hasta dónde llegaría Fermín cada día. Cada vez que aquel hombre volvía a la realidad ponía fin al encuentro alegando que estaba demasiado cansado y que ya seguiríamos con la historia otro día. Eso a nosotros nos retrasaba en nuestro proyecto, pero también nos retrasaba en nuestras ganas de saber más, en nuestra curiosidad.

Conforme Fermín avanzaba, nuestro interés también lo hacía. Aunque yo no se lo había comentad a los demás, había llegado a soñar con todo aquello. Con una Clara, a la que solo le ponía cara en mis sueños, aun sin conocerla. Esa cara se parecía curiosamente a la de Melissa. En mi sueño, un Fermín encarnado en mi cuerpo, intentaba huir de un laberinto interminable, en el que oía la voz de Clara llamarle, pedirle ayuda, pero a la que no conseguía alcanzar. Aquella madrugada me había despertado empapado en sudor, jadeando, nervioso, agobiado. Me había costado mucho volver a dormirme y no había podido evitar seguir dándole vueltas en la cabeza al mismo tema de siempre. Melissa y Lucia. Lucia y Melissa.

Me había prometido a mí mismo olvidarme de Melissa, poner un punto y aparte en nuestra relación. Alejar de mi vida lo que me hacía daño, lo que no podía manejar. Pero me era imposible. En mi mente resonaban las palabras que tantas veces me habían repetido aquellos que mejor me conocían, "Nil, eres un dramático", y así era. No podía evitar crear un drama de todo, no podía evitar darle a las cosas más importancia de la que merecían. Seguía convencido de que tenía que cambiar esa situación como fuera.

-      Mamá, ¿qué pasa?- pregunta Melissa a través de su celular- Estoy con mi trabajo ya se lo dije a Martina. Vale, sí. Bueno ahora iré mamá.

Melissa cuelga su móvil enfurecida.

-      ¿Qué pasa? ¿Tienes que marcharte?- Pregunta Beltrán.

-      Sí, mi madre necesita ayuda en la pastelería. Lo siento Fermín.- Melissa besa al anciano en la cara. Un beso delicado  y cargado de ternura.

-      Bueno, no te preocupes moza. Hoy nos ha cundido la tarde. – El hombre parece bastante cansado. Quizás derrotado por una historia que retornaba después de tantos años. Una historia que él creía perdida, olvidada y superada. Yo no puedo evitar sentirme culpable por hacer sufrir a aquel hombre, recordándole todo aquello que no debería revivir. Pero lo cierto era que , de alguna manera , aquel hombre disfrutaba de nuestros encuentros y disfrutaba de poder hablarle de todo aquello a alguien que estuviese interesado en oírlo.

-      Creo que yo debería marcharme también- digo de repente. La cara de Melissa no denota demasiado entusiasmo.
Me da igual.

Una vez en la calle, ella aprieta el paso , pero yo también lo hago, y me mantengo a su altura en todo momento.

-      Este no es tu camino Nil.

-      Bueno, estoy dando un rodeo.

-      ¿Y no puedes darlo por otro lado?- replica molesta.

-      No. ¿Y tú no puedes parar un segundo y escucharme?

-      Te estoy escuchando Nil.

-      No, no lo estás haciendo. – la agarro del brazo y tiro de ella, colocándola justo frente a mí. Tengo que hacerme de todo el autocontrol que puedo para no echar a correr, para tener el valor necesario que requiere este enfrentamiento del que he estado huyendo durante tanto tiempo.- Tienes que decirme que sucede con nosotros.

¿ Y Si Es Ella? #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora