Parte 10(editado)

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CAPITULO 10

De buena gana no me hubieran echado de mi trabajo al día siguiente, suerte que la señora Folgar, la bibliotecaria, es muy protectora conmigo. Siempre le echo una mano de más con sus quehaceres y además todas las mañanas le traigo sus bollos favoritos. Se podría decir que ya me tiene cariño.

A las once de la mañana ,cuando apenas había comenzado mi turno, Clara entra por la puerta de la biblioteca directa hacia mí. Yo, a pesar de haber pasado la mañana anterior en su compañía , sigo sintiéndome igual de nervioso. Las manos me tiemblan y un sudor frio comienza a recorrer mi espalda.

- Buenos días Fermín, vengo a buscar algún libro interesante, ya no tengo nada nuevo en mi colección.

- Pues aquí sí que tenemos, y muchos además. Ya lo ves.- le sonrío con cara de bobalicón. La señora Folgar dice que cuando la veo babeo, y yo creo que es verdad.- ¿Qué te gusta leer Clara?

- A mí me gustan los libros de aventura y también los de amor.

- Libros de aventura y de amor, vale. De eso tenemos. Ven conmigo.- y yo, aunque realmente no ejerzo ese trabajo, la guío para enseñarle los libros que tenemos y que más interesantes me parecen. La realidad es que conozco esa biblioteca como la palma de mi mano. Antes de trabajar en ella ya pasaba mucho tiempo allí leyendo y fantaseando con lugares lejanos donde vivir aventuras.

Así que la llevo por el mismo pasillo de la tarde anterior, pero esta vez torcemos hacía el corredor contrario. Busco entre la pila de libros de la segunda estantería hasta dar con un pequeño ejemplar de tapas rojas con la imagen de unos niños en la portada. Justo el que estaba buscando:

- Este es uno de mis libros favoritos. Celia En La Revolución.

- ¿Y es una historia bonita? - tan bonita como tú le habría dicho.

- Es igual de interesante la historia que cuenta el libro como la que lo envuelve.- Parece que he conseguido llamar su atención porque mira con sus prominentes ojos que ,de repente ,parecen brillar aún más que de costumbre.- Verás, lo que sucedió con este libro fue misteriosísimo, un caso único.- cuento la historia en apenas un susurro para hacerla más interesante y captar aún más la atención de Clara.- recién publicado desapareció de las librerías.

- Es una historia fascinante, ¿Cómo llegó este ejemplar hasta aquí?.- pregunta Clara abriendo aún más sus ojos, como si no tuvieran limite.

- Lo encontraron por casualidad en un mercadillo de segunda mano, de hecho, esta sección está dedicada a ese tipo de libros, y a mí ,que me encanta investigar sobre sus historias ,lo encontré por casualidad.- realmente me lo había contado la señora Folgar, que era la auténtica bibliófila, pero no se lo dije porque quería impresionarla de verdad y tener algún rasgo increíble que contarle sobre mí.

- Cuéntame más, Fermín por favor.- me dijo una clara verdaderamente excitada.

- Vale, pero ahora no. Aún no he hecho nada en mi turno y la señora Folgar es de aguante flojo. Si te parece nos vemos a la salida y así continuo con mi historia.

- Vale, me sentaré allí y empezaré a leerlo, tengo tantas ganas de saber de qué trata...- Clara se dirige a la zona de lectura llevando en sus manos el libro que le había dado, como si de un niño con una bolsa de caramelos se tratase.

Cada rasgo que descubría de ella me encantaba y hacía que me gustara aún más. Había sido muy pillo proponiendo el plan con Clara, ella no había podido negarse, aunque me entristecía pensar que venía más por mi historia que por mi compañía. Pero yo era igual de feliz.

Intenté acabar con todas mis tareas lo más rápido posible. La señora Folgar no daba crédito a lo rápido que vaciaba las cajas, con 200 libros cada una. Los apilé, los clasifiqué, y los llevé a sus respectivos pasillos. Para la una en punto estaban todos colocados y el suelo barrido, según el reparto del día no me tocaba hacer nada más, asique podía marcharme.

Como era la hora de comer convencí a Clara para ir a un pequeño restaurante italiano que había calle arriba. De Ángelo. Los dueños me conocían y me trataban muy bien, allí estaríamos en la gloria. Clara se opuso un poco porque no llevaba dinero y no veía bien que yo la invitara. Pero insistí tanto que no pudo negarse, además le deje caer un par de veces que el final de mi historia le encantaría.

Cuando llegamos al restaurante nos acomodamos en una pequeña mesa para dos personas en una esquinita. Era el lugar idóneo para estar tranquilos en la intimidad. La verdad es que Ángelo ahí estuvo muy avispado.

- Este sitio te encantará, ya verás, Ángelo es un profesional. No se cómo no conoces el lugar, está muy de moda.

- No llevo mucho en Suances, y además no suelo salir demasiado.

- ¿No te gusta salir?

- Me gustan más otro tipo de cosas, como leer. Leo mucho.

- ¿Y tus amigos?
- No tengo amigos.- la miro incrédulo, más porque me parece demasiado extraño que una muchacha como ella no tenga amigos. De alguien como yo hubiera sido más entendible y aun así alguno que otro sí que tengo. Ella pareció notármelo en la mirada y enseguida continuó con su explicación.- viajamos siempre demasiado, ¿sabes? Por mi padre y su trabajo. Y además soy una chica muy reservada y me cuesta un poco abrirme a los demás. Supongo que ese es el motivo por el que nunca me da tiempo a entablar amistades. Aquí llevamos ya ocho meses, es todo un record.

- Bueno pues si quieres nosotros podemos ser amigo.- la miro directamente a los ojos y le sonrío, Clara despierta en mí una ternura infinita e inexplicable. Veo como una enorme sonrisa se dibuja en su cara ,lentamente, y creo notar que realmente le entusiasma lo que le digo.

Se acerca oportunamente un camarero para tomarnos nota, Clara insiste en que no tiene hambre pero yo decido pedir para los dos una ensalada, un pan de ajo y unos ravioli. Mientras nos sirven la comida decido que ya es hora de continuar con mi historia ,ya que en cierto modo estamos ahí por ese motivo, cómo decirle que no había más que contar y que solo había sido una artimaña para poder pasar más rato con ella. Tuve que inventar una truculenta mentira sobre problemas de la escritora con un misterioso caballero que se encargaba de hacer desaparecer todo lo que publicaba. En un momento dado Clara me interrumpe para preguntarme:

- Fermín, ¿tú eres feliz?

- Pues yo creo que sí, sí que lo soy. Y ahora que te tengo como amiga soy un poquito más feliz que antes.- Clara me sonríe pero su semblante es triste, de repente la noto como ausente, pensando en algo que está muy lejos de ese restaurante.

- ¿Qué te pasa Clara, estás mal? ¿Te puedo ayudar en algo?

- Ya me estas ayudando Fermín, y no sabes cuánto. ¿Me acompañas a casa?

- Claro que sí, vamos.

Y estoy feliz, feliz porque me ha pedido que haga algo por ella, feliz porque me siento un poquito más cerca. Feliz solo por estar a su lado.

¿ Y Si Es Ella? #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora