CAPITULO 43 (Sin revisar)
No tuve que preocuparme por Melissa en toda la noche. Cuando volví a la habitación, ella ya estaba dormida. Para mí no fue nada fácil conciliar el sueño. Me avergüenza admitir que confiaba en que Melissa me hubiera esperado despierta. ¿Por qué? ¿Para qué? No sabría contestar a ninguna de las dos preguntas., ¿o sí?
En un primer momento, no me pareció extraño que Melissa no me dirigiera la palabra durante el desayuno, en el autobús o en la oficina de turismo a la que nos dirigimos para preguntar por la calle de la señora que andábamos buscando. Ni si quiera me pareció extraño que me apartara la cara, cuando accidentalmente, nuestras miradas se cruzaban. Siempre he sido un poco torpe para enterarme de las cosas que pasaban a mí alrededor, creo que nunca dejaré de serlo.
Cuando conseguimos aclararnos con la dirección exacta a la que debíamos dirigirnos, todo lo que me había estado rondando la mente pasó a un segundo plano. Creo que no me equivocaría al afirmar que todos nosotros nos sentíamos ansiosos por conocer a María Prioz. Durante todo este tiempo, cada uno de nosotros, a nuestra manera, nos habíamos ido sumergiendo en la historia de Fermín y Clara hasta el punto de sentirnos más que meros espectadores. En mi caso, me sentía casi en la obligación de acabar aquella historia de una vez por todas, llegar hasta un final al que el propio Fermín no había conseguido llegar. En parte, estaba convencido de que todos nosotros se lo debíamos a aquel pobre hombre, de mirada perdida y mente perturbada, que no iba a poder sentirse en paz hasta que hallara una verdad que se le había ido escapando de las manos con el paso del tiempo. Por otro lado, sentía que mi propia historia personal avanzaba ligada a Clara y a su mundo. Como si llegando al ansiado final que todos esperábamos, mi vida se resolviera a golpe de varita.
- Este es, número 32, es aquí.-Dijo Beltrán volviéndose hacía nosotros.
- Guau... -admiró Melissa.
Nos encontrábamos ante una pequeña casa de dos plantas, con fachada blanca y puertas y ventanas de madera turquesa. La puerta principal estaba flanqueada por unas enredaderas floridas y abundantes. A primera vista, era una casa realmente cautivadora. Nos decidimos a llamar al timbre, con el corazón en un puño, y con los nervios a flor de piel. La incertidumbre, y el miedo, por no saber qué nos encontraríamos al otro lado de la puerta, eran sentimientos tremendamente poderosos en aquel momento. Aquel sufrimiento duró para nosotros apenas cinco minutos, que es lo que aquella puerta turquesa tardó en abrirse ante nosotros.
Una chica alta, paliducha y el pelo largo y rubio nos miró entre sorprendida y extrañada.
- ¿Hola?- Nos dijo.
- Si...hola... verá, estamos buscando a María.-contestó Melissa.
- ¿María? Soy yo... pero no creo conoceros.
- Bueno nosotros buscábamos a una señora un poco más mayor...-dijo Beltrán.
- ¿Un poco más mayor?- preguntó la muchacha pasmada.
- Bueno no quería decir que fueras mayor- se apresuró a decir Beltrán- No eres nada mayor en realidad...
- Cállate Beltrán- intervine.
- Si, cállate Beltrán- dijo la chica- Vosotros estáis buscando a mi madre, pero ¿por qué? ¿Quiénes sois?
- Bueno, te parecerá un poco extraño... pero nosotros venimos desde Suances- la cara de la chica se transformó de interrogativa a sorprendida al oír las palabras de Melissa, era obvio que Suances le despertaba algún tipo de sentimiento.- Queríamos hablar con su madre sobre ...
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¿ Y Si Es Ella? #wattys2018
Misterio / SuspensoComo buen relato de fantasmas todo comenzó una noche de tormenta.- empezó el abuelo de Beltrán.-hubo una tormenta muy fuerte que hizo que llegara un barco a la costa inesperadamente [...] Era algo más de media noche cuando Ana, la hija de los Falcó...