Parte 37(editado)

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El Centro para Mayores, Santa María Concepción, no es un asilo sino más bien un área recreativa donde los abuelos se reúnen a diario para pasar el rato, jugar, realizar actividades o almorzar. Tiene un precioso jardín lateral que se ve desde la entrada, donde alguno de ellos disfrutan de los escasos rayos de sol que cubren Suances hoy. En el vestíbulo principal nos encontramos a muchos más que charlan ,entretenidos, ajenos a nuestra presencia. Podemos ver, al final del pasillo, un mostrador de cristales en el que no hay nadie. La tarea de encontrar a María se nos antoja complicada pero puedo asegurar que ambos agradecemos tener esta difícil tarea por delante. El camino hasta el Centro ha sido un calvario. El mínimo roce de nuestros cuerpos nos sobresaltaba y nos hacía sentir incomodos. Cualquiera diría que éramos los mismos de hace unas horas.

- ¿Qué propones? No me veo capaz de reconocer a esa mujer entre tanta gente.- dijo exasperado.

- Tendremos que preguntar Nil, aquí todo el mundo debe conocerse.

Como siempre, Melissa toma las riendas de la situación y va directa a un grupo de señoras que juegan al parchís en una esquina de la sala. Están inmersas en una divertida discusión sobre quién se come a quién o sobre que una de ellas se ha contado más de veinte.

- Eres una tramposa Mercedes. He visto perfectamente cómo te contabas lo menos treinta.- dice una señora bajita y regordeta de pelo blanco.

- ¿Tramposa yo? A mí no me llamas tu tramposa, estás tan ciega que ya no sabes ni lo que ves.- Replica la tal Mercedes.

- Señoras, disculpen- Melissa intenta llamar su atención en vano.

- ¿Y vosotras no sabéis hablar? Sé que lo habéis visto tan claro como yo... A este ritmo se recorre el tablero de una sola mano.

- Yo no sé si está haciendo trampas o no.-Interviene una tercera.- Menea las fichas tan raro que es imposible darse cuenta.

- Señoras, disculpen por favor.

- Aquí lo único raro que hay es tu cara- contesta indignada la tal Mercedes.

Decido intervenir.

- Ha hecho trampas, yo la he visto.

Las cuatro se vuelven hacía mí como leonas. Melissa parece no entender lo que pretendo hacer pero observa expectante.

- ¿Qué insinúas muchacho?- pregunta la señora tramposa.

- Sí, eso, ¿qué insinúas?- interviene la tal Mercedes.

- Yo lo vi, se ha contado las casillas de dos en dos.

- ¡Os lo dije! Así es imposible jugar, me niego. Cuando jugamos a las cartas Enriqueta se esconde los ases. En la oca, Leonor se inventa las rimas para saltarse las casillas y ahora, en el parchís,  Mercedes es la tramfullera. No juego más con vosotras, ni arta de vino.

La señora se levanta indignada y se dirige al otro lado de la sala para salir al jardín.

- ¡Mercedes espera mujer que te llevas el dado! - Intentan llamar su atención desde la mesa.

- ¿Pero qué pretendes?- Me pregunta Melissa- Ahora ninguna de ellas querrá ayudarnos.

- Tampoco lo hubieran hecho, había que llamar su atención. Divide y vencerás. Aquella señora es la que nos puede ayudar, vamos a por ella.

Intentamos alcanzar a Mercedes, que es bastante rápida para su edad, antes de que se junte con nadie más.

- Disculpe señora.

¿ Y Si Es Ella? #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora