CAPITULO 5
En mi octavo mes de clase aún no había hecho amigos. En ese momento de mi vida ya empezaba a pensar que quizás sí que fuera un poco antisocial, pero lo cierto es que me comportaba como alguien cordial y amable. Los almuerzos solía pasarlos en la cafetería de la escuela con unos hermanos que estaban en mi clase. Teníamos en común algunas cosas, como que nos gustaba bastante leer y nos interesábamos mucho por todo lo antiguo. Les conté que yo tenía un desván en casa lleno de trastos viejos aún por descubrir y les invité a pasar un día por para enseñárselos todos. Eso no lo haría una persona antisocial. En mi defensa diré que yo vivía demasiado lejos del resto de la humanidad como para compartir momentos extra escolares con ellos. Además, y debido a que llegué con el curso bastante avanzado, no me apunté a ninguna actividad que es donde la mayoría de mis compañeros coincidían y se relacionaban.
Como decía, sobre mi octavo mes en Suances, mi profesor de geografía, que ya no era Don Eusebio sino el señor Aguilar, trastocó mi vida entera. A las diez y treinta, como un reloj, apareció por la puerta de clase con paso diligente y su maletín en la mano, tal y como hacia siempre. Y a mis compañeros los encontró montando jaleo y tirando bolas de papel tal como hacían siempre. Del señor Aguilar debo decir que era muy remilgado pero también era bastante majo. A mi sus clases lejos de aburrirme me parecían bastante entretenidas.
- A ver fierecillas.- él siempre nos llamaba fierecillas- nos sentamos ya y cerramos nuestros hocicos. No me hagáis perder el tiempo que sabéis que no me gusta. Abrimos el libro de texto por la página ciento sesenta y siete. Beltrán si tiene usted a bien leer en voz alta y clara el ejercicio veinte por favor.
- Los cuadernos de bitácora, como ya vimos en el tema anterior, se utilizan para que el patrón o el capitán refleje a diario todos los datos referentes a la navegación. Antiguamente, sólo existía el formato de papel y eran libros que desprendían un intenso aroma marinero después de meses de mar. En la actualidad se utilizan los de papel pero también los digitales. La electrónica ha entrado plenamente en la navegación y existen bitácoras que se generan de manera automática, a partir de los datos que nuestro GPS va marcando, en la carta electrónica, que abarca la zona por la que estamos navegando. Pero el tema de esta entrada es hacernos una bitácora en papel.
- Vale Beltrán, hasta ahí, gracias. Bueno fierecillas, no os costará imaginar que lo que vamos a hacer es nuestro propio cuaderno de Bitácoras. ¿Si Beltrán? ¿Qué te atormenta hijo mío?
- Pero señor, nosotros no tenemos barco para navegar, ¿Cómo lo vamos a hacer?
El señor Aguilar pone los ojos en blanco, gesto tan típico suyo cuando lo tenemos al borde de un ataque de nervios.
- Qué Dios nos pille confesados...Si me dejaran explicarme entenderían mejor. No vamos a hacer un cuaderno de bitácoras en el mar, sino en la tierra. Y no va a ser un cuaderno de bitácoras propiamente dicho, pero si se va a asemejar bastante. Verán, lo que quiero es que naveguen pero a través del tiempo y que aprendan de la historia de Suances. ¿si Beltrán? Ilumínanos con tu grandilocuencia.
- Señor, ¿Cómo vamos a viajar en el tiempo? Si no podemos viajar en barco mucho menos en el tiempo.- risa general. Y es que el comentario de mi compañero Beltrán, se hubiera entendido en una clase de primaria pero a nuestros 15 años era bastante difícil comprender que nadie pudiera hacer semejante comentario... el caso es que Beltrán lo preguntaba de verdad, y es que él tenía esa cosa tan suya que lo asemejaba a un niño. Mis compañeros lo llamaban retraso mental, yo lo llamaba ingenuidad e inocencia.
- Beltrán por el amor de Dios. ¿Tiene usted a bien no volver a interrumpirme la clase para hacer semejantes preguntas? Por descontado no pretendo que viajen en el tiempo, aunque si alguno de ustedes consigue hacerlo y tiene a bien compartir conmigo el secreto, no me importaría volver unos cuantos años atrás. Y ahora vamos a tomarnos más en serio este tema porque no sé si les he dicho ya que contará para la nota final. Bien, como iba diciendo, tendrán que elegir una parte histórica de Suances y hacer un diario sobre toda la evolución de dicho lugar. Tiene que parecer que lo han ido acompañando a través de los años. Cuando yo lea vuestros diarios, tengo que ser capaz de trasladarme época a época a través de sus páginas.
Debo admitir que a mi este trabajo me estaba empezando a gustar. Como ya he confesado anteriormente uno de mis pasatiempos favoritos es investigar la historia de todas las antiguallas que encuentro por casa. ¿Pero que podría yo describir en mi trabajo? Lo cierto es que después de un mes en el pueblo aun no conozco nada más que la playa de La concha. A la que voy a menudo haciéndome dos kilómetros en bicicleta, ida y vuelta, por eso de que echo de menos la playa.
- Bueno fierecillas, vamos formando parejas de a dos en orden.- perdona ¡¿qué, qué, qué?! Aquí es cuando mis compañeros, las fierecillas a las que se refiere el señor Aguilar se vuelven dignos de su apodo cual jauría hambrienta. Literalmente se abalanzan en manada los unos hacia los otros buscando su pareja para el trabajo. Yo sigo en shock, y no me muevo de mi sitio. En shock por ese problemilla antisocial del que ya he hablado, en shock porque no conozco a nadie más que a dos hermanos que lógicamente harán el trabajo juntos, en shock porque sé que nadie me elegirá como pareja, que antes elegirán a Beltrán que a mí.
Este trabajo definitivamente ha dejado de gustarme.- -¡Silencio! ¡Silencio! ¡Basta ya! Todo el mundo sentado pero ya.- transformación del señor Aguilar.- Las parejas las haré yo o me temo que echarán esta clase abajo. Bien,veamos, todo el mundo con su compañero de la derecha. Esas serán las parejas. ¿Veis que rápido termino?
- Hola.- Melissa Sabato me sonríe y me mira con sus enormes ojos azules.- parece que además de mi salvador también vas a ser mi compañero de grupo.- Me dice, aunque casi ni la oigo...pero que ojos más grandes tiene esa chica.- ¿Hola? Eh, que te estoy hablando.
- No me llamo Salvador, me llamo Nil. –ella ríe, ¿por qué ríe? ¿y por qué no puedo dejar de mirar sus ojos?
- Ya sé cómo te llamas, me refiero a lo de la mesa. - ríe- Cuando no le cambiaste el sitio a Beltrán.
- Ah, bueno... por ayudar.
- ¡Señor Aguilar, señor Aguilar!
- ¿Si Beltrán?
- No tengo grupo señor, es que en la última fila solo estoy yo.
- Vale Beltrán, mmm ponte con Nil.
¿Nil? Ese soy yo, no puede ser, lo que faltaba.
- Bueno, parece que después de todo esta vez no voy a poder salvarte. Lo tenemos en el grupo.- le digo a Melissa.
- Podré superarlo si tú estás conmigo.- Melissa me guiña un ojo, uno de esos ojos azules grandes que parecen haberme hipnotizado.
Llevo un mes sentado junto a ella y jamás me había parado a mirarla con tanta determinación. Melissa tiene el pelo largo y ondulado. Es rubia pero morena de piel, tiene esa tez típica de quién vive junto a la playa, no como yo que vivo en medio de la nada y soy más pálido que la leche.
Cuando por fin suena el timbre nos levantamos y recogemos ,es la última clase del día, y en apenas cinco minutos ya no hay nadie en el aula. Se ve que todos tienen más prisa que yo por llegar a sus casas, se ve que en sus casas alguien les estará esperando.
- Bueno, mañana hablamos del trabajo ¿vale? Ve pensando en ideas, yo también lo haré. Hasta luego
- Adiós Melissa.- me despido de ella y pienso que es la primera vez que me despido de algún compañero. Curioso.
- Eh tú, gracias por cambiarme el sitio.- Beltrán, genial.
Ahora tendré que aguantarle las próximas semanas con la misma cantinela. No entiendo por qué tenía que tocarle conmigo, por qué el señor Aguilar me tuvo que elegir a mí de entre mis veinticinco compañeros. Bueno en realidad sí que lo sé, creo que el señor Aguilar ha pensado que quizás yo sea el único que trate bien a Beltrán. Bueno yo y Melissa, porque creo que esa chica sería incapaz de tratar mal a ningún ser humano. Lo he visto en sus ojos.
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¿ Y Si Es Ella? #wattys2018
Misterio / SuspensoComo buen relato de fantasmas todo comenzó una noche de tormenta.- empezó el abuelo de Beltrán.-hubo una tormenta muy fuerte que hizo que llegara un barco a la costa inesperadamente [...] Era algo más de media noche cuando Ana, la hija de los Falcó...