— Bick... — murmuró Mikey con gran pesadez — ¿Puedo hablar un momento contigo?... A solas.
Bick se levantó de un salto clavando sus ojos en Gerard asumiendo que se quedaría sólo en el desayunador junto a Velkam, pero el mismo asintió sin problema alguno y bebió nuevamente un sorbo de café.
Mikey se dirigió lentamente a ella y la tomó del brazo mientras se dirigían a la sala grande de estar. La misma parecía más oscura que de costumbre y las ojeras de Mikey hacían juego con el entorno. Necesitaba sacarse todo lo que tenía adentro no podía estar un segundo más sin contarle a Bick todo lo que había pasado.
— Primo, ¿Qué ocurrió? — preguntó la muchacha mientras observaba cómo su primo se dejaba caer devastado sobre un sillón con la mirada perdida en el suelo.
— Caímos en un lugar desolado... — murmuró sin pestañear respirando lentamente — No había nadie Bick, no había nada... El portal oscuro nos llevó a un lugar que sólo lo verías en tu peor pesadilla.
— ¡Por todos los cielos Mikey! — exclamó ella llevándose la mano a la boca — ¿De qué hablas? ¿A qué te refieres?
— Caímos en un lugar desértico... desolado. Completamente en llamas y escombros. Mugre y basura por todos lados. Tierra y polvo por doquier. Pude ver el carro. El mismísimo carro de la Marcha Negra prendido fuego al igual que sus banderas y sus instrumentos — el muchacho hizo una pausa, tragó saliva y respiró hondo. Sus ojos se movían de un lado a otro sin parar como si estuviese viendo toda aquella escena en medio de la oscuridad de la sala — Entre la mugre encontré... Encontré unos trajes hechos harapos con polvo encima. Como si hubiesen estado abandonados allí hace mucho, mucho tiempo.
— Y... ¿Qué más pasó Mikey? No entiendo a qué vas con todo esto... — respondió Bick con nerviosismo como si tratara de descifrar sus palabras.
— Uno de esos trajes era el mío.
— ¿¡Qué!? ¿Cómo que era el tuyo? Acaso hablas de... ¿el mismo traje que usaste para el casamiento de Kem?
— Era una copia exactamente igual al que tenía puesto, solo que... Este estaba abandonado quien sabe hace cuanto... Pero eso no es nada, Bick... Cynthia encontró una máscara — Mikey simuló con sus manos una máscara sobre su rostro mientras su prima lo observaba con sorpresa — En su interior tenía varios escritos extraños como una especie de poesía o un fragmento de una canción. Nos llamó demasiado la atención todo aquel escenario. Sobre todo porque entre tantos escombros continuábamos encontrando retazos de papeles con palabras escritas que creíamos sin sentido. Hasta que los unimos todos...
— ¿Y?... ¿Qué decían? — Bick cada vez se ponía más nerviosa y se le fue inevitable no comenzar a morderse las uñas con insistencia mientras su primo desviaba la mirada a cada rato imaginándose aquellas figuras fantasmales en el espacio vacío de la sala.
— Vimos a un hombre... Un hombre en medio de tanta desolación.
— ¿¡Había vida!? ¿Quién era? ¿Hablaron con él? ¿Qué les dijo?
— No pudimos acercarnos... Lo vimos a lo lejos pero escuchamos que decía unas palabras... Juro que las recuerdo retumbando en mi cabeza a cada segundo. Una y otra, y otra y otra vez sin parar.
— Mikey no me asustes... ¿Qué decía?
— "Es demasiado tarde.... Todos estábamos perdidos. Sin Gerd Dead no somos nadie" — repitió el muchacho con un tono de voz sepulcral como si estuviese reproduciendo exactamente las palabras de aquel extraño sujeto. Bick palideció y Mikey no pudo evitar llenar sus ojos de lágrimas.— El sujeto... desapareció entre las llamas del carro de la Marcha Negra.
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La Marcha Negra
Fantasy¿Que tal si te dijera que la muerte viene a buscarte? Y no, no es un funeral, es una fiesta y hay que celebrar. Vivir en una ciudad en donde el día de bodas debes intercambiar tu corazón con el de tu pareja no parece ser algo ideal ni soñado para al...