Capítulo N° 4 - El cadáver de la novia

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Se limitó a responder y lo tomó del brazo.

— Debemos ir a sacarles las pastillas a una de nuestras sirvientas, la Sra. Norris. Ella usa píldoras para dormir y tal como nos contó, con tres pastillas duerme como un muerto.

Juntos fueron muy silenciosos por los pasillos. Kem miró la hora, eran las 11:30. Empezó a entrar en pánico. Rápidamente Mikey se quitó los zapatos que rechinaban sobre la madera del suelo para no hacer ruido al caminar y le sugirió a Kem que hiciera lo mismo. Las puertas de los sirvientes estaban diferenciadas por un número. "¡Por qué no tendrán escritos los malditos nombres!" susurró Mikey. "¿Qué crees? Idea de mis padres lo de los números"

— No vamos a terminar nunca Kem, ¡despertaremos a todos los sirvientes! ¡Se armará un escándalo!

—Las habitaciones están enfrentadas, del lado izquierdo están los hombres y del derecho las mujeres. Solo son 12 habitaciones que tendríamos que ver, sin despertar a los restantes -contestó Kem un tanto insegura. Fueron corriendo por el largo pasillo, entraron muy pero muy despacio al primer cuarto. Estaban las luces apagadas.
Kem fue corriendo a una puerta que decía lavadero, y tomó unas velas que había sobre una estanteria. Prendió una y volvió al pasillo justo frente de la primera habitación. Mikey la esperó afuera. Kem lo hizo rápido, entró y en voz baja preguntó "¿Sra. Norris?"

Una voz le contestó "No, soy la Sra. Onix, necesitas algo pequeña?" "No, estoy bien, gracias, disculpe las molestias". Fue una por una hasta llegar a la Nº 8. Cuando preguntó, nadie contestaba. " Seguro que es ella. Debe estar como un tronco." murmuró Mikey que había quedado de centinela afuera de la habitación.

Rápidamente entraron los dos, la mujer dormía plácidamente. Mikey se fijó en el armario y negó con la cabeza, Kem buscó en la mesita de luz pero tampoco estaba el tubo con las pastillas. Rápidamente vio que la señora Norris se daba vuelta y cayeron las pastillas al suelo. "¡Ahí están!" exclamó Mikey con entusiasmo sin percatarse del volumen de su voz que hizo despertar a la mujer de un susto. Rápidamente la Sra Norris se puso lo anteojos y los miró detenidamente "¿Ocurre algo señorita Kem? ¿En qué puedo ayudarla? Casi me matas del susto pequeña"

Mikey charló con la mujer unos minutos para que Kem levantara disimuladamente la botellita de las pastillas y se las guardara en el bolsillo.

En ese momento la Señora comenzó a palpar sus sábanas y se alarmó: "Niños ¿no vieron mis pastillas? Las tenia aquí" Kem y Mikey se miraron nerviosos. La mujer por arte de magia se volvió a dormir. Los chicos salieron corriendo de la habitación y se desplazaron triunfantes por los pasillos hasta llegar a la cocina.

— ¡Otra travesura cumplida! —exclamó Mikey sonriendo — ¡¿Viste la cara de esa mujer?! ¡¡Daba miedo!!

— ¡Mikey! ¡Rápido no hay tiempo! — gritó Kem sumamente nerviosa al ver que el reloj marcaba las 11.50.

Subieron corriendo las escaleras con los zapatos en las manos y las pastillas en el bolsillo. Mikey llevaba un vaso con agua. Antes de entrar a la habitación, Kem sacó 3 pastillas del frasco y las arrojó dentro del vaso. El líquido olía horrible con las pastillas en el fondo. A Mikey se le ocurrió ponerle un caramelo de uva para que tenga otro sabor y Velkam no sospechara nada.

—Ahora es tu turno de hacer esto sola — dijo el muchacho alejándose lentamente mientras se dirigía a la habitación contigua dejándola sola frente la puerta. Kem entró a la habitación y vio a Velkam dormido en un sillón.

— Mi amor... despierta. Te traje algo para beber, seguro tienes sed— susurró junto a su oído dulcemente. Velkam despertó desconcertado, no comprendía nada hasta que la vio.

La Marcha NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora