Capítulo N° 5 - Vete de aquí

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Kem se dio cuenta que ellos la habían escuchado y continuó tocando con entusiasmo. Velkam se sentó en la orilla del pequeño banquito negro que estaba un poco alejado del piano y comenzó a tocar una melodía junto a ella. Era impresionante cómo las teclas que él no oprimía se hundían como por arte de magia.

— Esto... esto es imposible — dijo Bick a penas con un hilo de voz.

A lo lejos se escucharon gritos que provenían del piso de arriba. Eran los padres de Bick que estaban indignados por escuchar el piano sonar. Cuando entraron a la sala, vieron a Velkam y se pusieron aún más  furiosos que antes. Él dejó de tocar y se levantó de un salto. La música no cesaba. 

— ¡Atrevido y desubicado!— gritó Lorine al acercarse al salón. El piano seguía sonando. Kem no paraba quería hacerles notar su presencia - ¡Deja de tocar!  

— Pero madre, Velkam no es el que está haciéndolo— dijo Bick señalando las teclas que se movían solas.

— ¿Dónde esta tu hermana? —preguntó Edward sin prestar demasiada atención.

— Padre... Kem... — murmuró Bick mientras sus ojos se cristalizaban   —  Kem está muerta

Sin decir ni una palabra, Edward derramó un par de lágrimas al instante y Kem dejó de tocar el piano. Se sorprendió al ver la reacción de su padre y no pudo contener las ganas de acercarse a él. El hombre sin verla ni sentirla se limpió los ojos y rápidamente disimuló su tristeza. A Lorine le importaba un bledo, nunca había tenido simpatía por Kem y mucho menos por Bick, después de todo ella era su madrastra pero ninguna de las niñas lo sabía.

— Por dios... — dijo el hombre angustiado —¿Donde está ella ahora?

— Está aquí —contestó Mikey.

— ¿De qué estas hablando? — exclamó Edward mientras observaba a sus alrededores pero no veía a nadie. Kem retomó la melodía en el piano y el hombre al ver las teclas moverse solas se desmayó.

Lorine quedó petrificada al caer en cuenta de lo que estaba sucediendo y comenzó a gritar del susto. "¡Demonio de Satán!" gritaba una y otra vez mientras salía corriendo del salón. Edward continuaba postrado en el suelo, por lo que Velkam y Mikey fueron rápidamente a levantarlo. El hombre seguía sin reaccionar. 

Kem dejó el piano y fue lentamente a sentarse  uno de los inmensos escalones a mirar aquella escena. Se emocionó al ver a su novio y a su primo levantando a su padre que intentaba pararse haciendo equilibrio mientas ambos lo tomaban de los brazos. Él odiaba a ambos, pero una vez que despertó, los abrazó y les agradeció la amabilidad.

— Hija, llévame a ver a tu hermana — le pidió  amablemente a Bick luego de reincorporarse. Ella lo tomó del brazo y se dirigieron hacia el cuarto de la reciente difunta.

Lentamente, Piper, que había visto todo, comenzó a subir las escaleras, por lo que Mikey pensó en seguirlo suponiendo que iba tras de Kem. 

Ella continuaba con su vestido de novia pero se encontraba todo desintegrado y sucio. Corrió por el largo pasillo, llegó a su cuarto y se encontró a su padre llorando a un lado de la cama junto al cadáver de su hija mayor.  Kem bordeó la cama y se arrodillo del otro lado en frente a él. Su cadáver estaba en medio. 

— Lo siento tanto hija mía... — susurró Edward con lágrimas en los ojos — todo fue mi culpa. Si tan solo hubiese dedicado un poco de mi tiempo en tí, podría haber evitado que todo esto ocurriera. Me siento tan culpable...

— No papá, no eres el culpable— agregó Bick que lo miraba con angustia —Kem estaba muy mal hace tiempo, pero no quiso decirlo para no preocupar a nadie. Su único incentivo por continuar era casarse con Velkam. ¡Y lo logró, papá! 

La Marcha NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora