Pasaron dos días y llegó la noche de la navidad. Los Franks partieron rumbo a la iglesia como lo hacian cada año. Velkam y sus padres se ubicaron en la tercer fila de bancos de adelante, desde allí no se podía ver para la izquierda pero si hacia la derecha. La iglesia estaba repleta de gente, Velkam intentó buscar a su amada Kem con la mirada, pero entre tantas personas no la vio allí. "Qué extraño que no estén aquí", pensó. La familia Adams nunca faltaba a este tipo de celebraciones. No porque realmente les importara, sino porque querían hacerse ver.
Velkam no podía simplemente levantarse e irse, recién empezaba la celebración y su madre se disgustaría mucho, pero tampoco quería quedarse sentado. Estaba nervioso, quería ver a Kem. Todas las personas que se encontraban a su alrededor estaban totalmente serias, casi como si estuvieran dormidas.
—Hijo quédate quieto ¿Qué te ocurre? — susurró Lilian al verlo nervioso e inquieto.
— Solo que... iré a tomar un poco de aire y vuelvo. Hay mucha gente aquí dentro.
— Está bien, pero no tardes. ¡Es la celebración de Navidad! ¡Nunca te puedo hacer venir! Es un milagro que hayas venido hoy.
Rápidamente Velkam salió por el costado de la iglesia, mirando fila por fila de los asientos para ver si la encontraba a Kem. Al llegar a la puerta notó que nevaba, pero no hacia mucho frío afuera. Adentro del lugar estaba mas sofocante. "¿Le habrá pasado algo?" pensó preocupado. "Debo ir a buscarla"
La ciudad estaba desierta. Al ser un pueblo pequeño todo se encontraba relativamente cerca, bueno, casi todo, ya que la casa de Velkam se encontraba en la otra punta de la ciudad. Corriendo entre la nieve a los pocos minutos llegó a la casa de su novia. La puerta se encontraba cerrada al igual que las ventanas. Intentó tocar suavemente la manija de hierro en forma de león de la puerta pero nadie le atendía, ni aún luego de haberla golpeado con mas fuerza. "Quizás están en la iglesia y no los vi."
Cuando ya se estaba yendo frustrado por no encontrarla, escuchó una fuerte voz en el aire: "¡Franks! ¡Franks!" Dio media vuelta pero no vio a nadie, "Debo estar soñando" Pensó. Nuevamente escuchó los gritos que lo llamaban. Esta vez Velkam contestó fuertemente: "¡¿Quién es?!"
"¡Espera! ¡Espera!"
Velkam se dio vuelta y notó a una de las Sirvientas de los Adams acercarse. Era La Sra. Norris, que se aproximaba corriendo a toda prisa.
—Niño Franks espera... ¡Por todos los cielos, qué alivio que estés aquí! Es Kem... está muy mal. Debes venir urgente — dijo la mujer agitada entre jadeos - Le agarró un fuerte y profundo dolor en el pecho y casi no puede respirar, venga rápido.
La mujer lo tomó del brazo y volvieron corriendo hacia la casa. Velkam estaba preocupado, se le notaba en el rostro.
Al llegar a la casa la puerta estaba abierta. En su interior todo estaba iluminado gracias al inmenso árbol navideño. Subieron rápidamente las escaleras hasta llegar a la habitación. En la puerta se encontraba Bick sentada en el suelo llorando.
—¡Velkam! Gracias al cielo que viniste—exclamó parándose de un salto para abrazarlo y se largó a llorar en su hombro — Tengo miedo. Mucho miedo.
— ¿Qué pasó? ¿Qué ocurre con Kem?
—Está adentro — dijo Bick secándose las lágrimas de la cara— Está siendo vista por un médico.
Velkam entró a la habitación sin golpear. Lo primero que vio fue a su querida novia recostada en la cama, y luego al doctor a su lado tomándole la presión.
No había ni rastro de los señores Adams, el único presente en la habitación era Piper, el gatito negro recostado sobre una mesita.
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La Marcha Negra
Fantasi¿Que tal si te dijera que la muerte viene a buscarte? Y no, no es un funeral, es una fiesta y hay que celebrar. Vivir en una ciudad en donde el día de bodas debes intercambiar tu corazón con el de tu pareja no parece ser algo ideal ni soñado para al...