Capítulo N° 17 - Un extraño visitante

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Bick quedó sola en la habitación, completamente sola. Volvió a mirar por la ventana y observó que ninguno de los demás estaba abajo, solo Gerd Dead que salía rápidamente.

No sabía si bajar o simplemente quedarse en el mismo lugar a esperar a que alguien regresara. Volvió a mirar los mensajes escritos en la pared con detenimiento. Estaban todos cruzados, algunos de izquierda a derecha y del revés, otros para abajo, en diagonal o en zigzag.

Una por sobre todo le llamó demasiado la atención estaba escrita con rojo a mano y decía

"Te dije una y otra vez que cantas las palabras pero no comprendes su significado"

Luego de leerlo por largo rato, miró el enorme espejo que había en la habitación. Intentó acercarse y verse pero cuando lo intentó sintió que todo su cuerpo era succionado por algo impidiéndole moverse. Se sentía liviana como una pluma y sus ojos se le cerraron con fuerza. Lo último que pudo ver en el reflejo del espejo fue la enorme frase escrita en rojo de la pared.

Durante esos momentos, se sintió parte del viento como si fuera una partícula suspendida en el aire. Cuando abrió sus ojos nuevamente, haciendo mucha fuerza, notó que estaba en su casa, frente al espejo de su habitación. En la cama estaba el gatito de Kem, Piper mirándola fijamente.

— Pero... ¿Que demonios estoy haciendo aquí? — se preguntó así misma en voz baja mientras se miraba en el espejo y notaba que ya no estaba pálida ni tenía colmillos en su boca. Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz radiante que entraba por las ventanas — ¿Cómo es que llegué aquí?

— Srta. Adams —dijo la Sra. Norris entrando a la habitación sorprendida de verla — ¿En qué momento regresó? No la he escuchado entrar. ¿Se encuentra bien? Que día duro el de hoy ¿verdad? Se notará mucho la ausencia de la niña Kem en la casa... Qué elegancia la de la Marcha ¿cierto? Quien pensaría que están muertos.

Bick la miraba atónita y volvió nuevamente a mirarse en el espejo.

— Disculpe señora  Norris... Pero ¿qué día es hoy?

— Es Jueves... Hace aproximadamente 2 horas ha terminado el día de la Marcha Negra. ¡Y  sin más usted debería de estar ya en la cama señorita!

— ¡Dos de la madrugada! Pero... ¿Cómo es posible? Hay sol afuera — exclamó Bick asomándose a la ventana.

— No mi niña, es la luna— contestó la mujer con una pequeña sonrisa mientras Bick quedaba boquiabierta —   La clásica luna llena del día después de la Marcha... No se asuste si a mitad de la noche escucha truenos y relámpagos. 

— Dios mio... Debo regresar — dijo Bick tomándose la cabeza y sentándose en el borde de la cama—  Dónde... ¿Dónde está Velkam y Mikey...? Por dios... ¡MIKEY! Debo ir a buscarlo.

— ¿Pero de qué está hablando señorita Adams? — la señora Norris frunció el ceño sin comprender aquellos disparates. Sin titubear demasiado Bick salió corriendo rápidamente de la habitación. Se encontraba descalza ya que sus zapatitos habían quedado debajo de la escalera de la casa de Gerd Dead. Casi chillando bajó las escaleras de la sala principal a toda velocidad. Las puertas de la casa estaban completamente cerradas. 

Velozmente, uno de los sirvientes de la casa se apresuró a abrirle la puerta que se encontraba con llave.

— Señorita... ¿A esta hora piensa salir? Llueve demasiado afuera... Podría enfermarse.

—  Es una urgencia, por favor   — contestó la niña intentando mantener la calma y ni bien se abrió la puerta salió disparada de la casa.  Afuera llovía a cantaros, eran tal la cantidad de agua que caía del cielo que no podía ver ni a un metro de distancia. 

La Marcha NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora