Camino de un lado a otro desesperado. He ido a su estudio y me he encontrado con su coche fuera, así que no me atreví a entrar. No me quedó de otra más que colocar el ramo de girasoles en su auto junto a la nota.
Le pedí que nos reuniéramos en su cafetería favorita, pero creo que no vendrá. Llevo más de una hora esperándola. Estaba bastante emocionado, creía que si iba a aparecer. Sólo quería verla para disculparme con ella. Fui un idiota al insultarla, ella no tiene la culpa de absolutamente nada, todo ese desastre fue mío y de mis malditos celos.
Una vez más, sorbo de mi taza de café negro, sin embargo, bajo el tarro cuando veo que una rubia viene directo hacia mí. Sin preámbulos toma asiento frente a mí, me quedo de piedra al ver que la que está aquí es Katlyn.
—Hola, James —susurra con la mirada enternecida.
Mierda, ¿qué es lo que está haciendo aquí?
De todas las personas a las que quisiera encontrarme, ella es la menos indicada. Le rompí el corazón al mismo momento en que a Camille, así que verla de nuevo es complicado. No he podido olvidar que cuando la dejé, se hincó ante mí y me rogó que no la abandonara. Ella verdaderamente me amaba pero nunca pude corresponder sus sentimientos; para mí solo era un culo más.
Mi corazón es únicamente de la diosa de pelo castaño que me ha dejado plantado.
—Kaltyn —saludo cortésmente.
—Hace mucho que no te veo —murmura sonriendo—. Supuse que te habías marchado.
—Por favor, no hagas esto —pido. Es insoportable ver como su sonrisa se agranda lentamente.
—¿Hacer qué?
—Verme como antes me mirabas —Suspiro, mientras alejo la taza del líquido marrón—. No lo merezco. Fui un imbécil contigo.
Ella me mira confundida con sus penetrantes ojos azules.
Ojalá Camille me mirara de la forma en que esta chica lo hace.
Ojalá Camille pueda perdonarme así como Katlyn lo ha hecho.
—No digas eso —sentencia la rubia—. Lo que pasó entre nosotros ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Sí cometiste muchos errores pero no por eso tengo que odiarte —Acaricia con ternura la palma de mi mano.
La miro perplejo.
—¿Lo dices en serio? —Retiro mi mano de sus tiernas caricias—. Yo me involucré contigo estando comprometido. Katlyn yo te usé.
Frunce el ceño.
—Sé que también sentiste algo fuerte por mí. Tus ojos no podrían mentirme, y mucho menos la manera en la que me hacías tuya.
¿Mía?
A la única que he hecho mía es a Camille, es a la única mujer a la que le he hecho el amor. Todo lo que ocurrió entre Katlyn y yo solamente fue sexo. No niego que la rubia tuvo el poder de confundirme y embriagarme con su precioso cuerpo, pero lo mío con Cam siempre será más especial que cualquier cosa.
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Cuando eras mía©
RomanceSecuela de "Cuando era tuya", para poder leerla tendrás que haber leído el primer libro. Dicen que el primer amor nunca se olvida; dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero Camille está convencida de que ha olvidado a James Scott, el hombre...