53. Sellar un pacto de amor

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|Capítulos finales|

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|Capítulos finales|

Mis palabras le sacan una de esas sonrisas que tanto me encantan. Caminamos entre las personas a través del amplio salón para después salir a un pasillo que da con las escaleras. No pregunta nada, a pesar de que estamos caminando hacia la salida, y se lo agradezco. 

No quiero arruinar la sorpresa que tengo planeada. 

Seguimos avanzando hasta el estacionamiento. Rocío nos ha prestado su auto, así será mucho más fácil llegar. Camille abre la puerta y sube con cuidado. Mi pulso se acelera al ver como su pierna queda expuesta completamente ante mi vista. 

Mi princesa carraspea la garganta. Levanto la mirada y contemplo su rostro que me mira con una ceja alzada y coquetería. 

—Me fascina que me veas así, pero por lo menos espera que lleguemos al hotel—suelta en tono más ronco de lo normal. 

—Muero por hacerte el amor —digo en tono serio—. No tienes idea de lo mucho que deseo quitarte el vestido y besar cada parte de ti —Camille entre abre la boca. He logrado que su respiración se acelere al igual que la mía. Me acerco hasta sus labios para besarla. Me besa con fiereza reclamando mi boca, sin embargo cuando la temperatura está por subir más, decido apartarme, mientras susurro lo siguiente—:   Tienes razón, tenemos que llegar a nuestro destino primero. 

Me alejo y doy media vuelta, sin embargo su mano toma mi ante brazo causando que me gire para verla. Sus pupilas están dilatadas, pero no es hasta que añade lo siguiente que me pierdo por completo en ella. 

—Mi destino eres tú. 

 Luego de manejar dos horas hemos llegado a Valle de Bravo

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 Luego de manejar dos horas hemos llegado a Valle de Bravo. Debo admitir que nunca había tenido la oportunidad de visitar este sitio, pero Rocío me ayudó a conseguir un sitio que esté lleno de tranquilidad y se lo agradezco bastante. Creo que si nos aislamos de los demás, tendremos oportunidad de atar esos cabos sueltos que quedan en nuestra relación.

—¿Qué es esto? —pronuncia sorprendida. Sinceramente yo también lo estoy. Desde la distancia en la que estamos, se  alcanza a ver la imponente laguna—. ¿Josh, en dónde estamos? 

Cuando eras mía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora