Él: Bucky necesita liberarse, recuperar sus recuerdos y hacer pagar a los responsables.
Ella: Nació para ser una guerrera, pero aún no lo sabe porque su momento todavía no ha llegado.
Esta novela está basada en el UCM.
...
Observaste como algunas nubes grises comenzaban a juntarse y el pequeño sol desaparecía. Mientras estabas de pie en la ventana, pensaste en el plan de anoche, te ponía en cierto modo nerviosa el tener que ir a la biblioteca y entrar como una espía a buscar información. Jamás hubieras creído que eso te pasaría.
– ¿Te arrepientes? – escuchaste la voz de Bucky, giraste y lo viste.
– ¿Qué?... No.
– No tienes por qué hacer esto.
– Claro que sí – caminaste ligeramente hacia él – Te dije que te iba a ayudar y eso estoy haciendo. Todo saldrá bien.
– Gracias.
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Sonreíste al escuchar decir eso a Bucky. A pesar de tener ese brazo de metal y que lo habían utilizado como una máquina, era una persona, una persona con sentimientos, miedos y sueños.
– Son casi las 6pm y ya está oscureciendo. Creo que lo recomendable es salir a alguna calle para orientarme y así saber cómo llegar a mi departamento.
Bucky asintió y lo viste ponerse el guante en su mano de metal, una casaca y una gorra. Sonreíste, recordaste la primera vez que lo viste, en el museo. Salieron del departamento y bajaron las escaleras, apenas se veía, así que él te dijo que bajaras con cuidado. Contaste los pisos, eran 10 exactamente. Al llegar al primer piso, Bucky abrió una puerta y saliste, luego él. Una corriente de aire te invadió e hizo que cruzarás los brazos.
– Te enfermarás – Bucky intentó sacarse la casaca.
– No es necesario – lo detuviste. – Si no te molesta, cuando lleguemos a mi departamento me cambiaré de ropa y tomaré una casaca.
Bucky aceptó, pero notó que cruzaste los brazos y comenzaste a caminar. Bucky había recordado ciertos pasajes de su vida, uno de ellos era cuando había salido con una enfermera a bailar, ella tenía un vestido y era una noche fría, así que él le había ofrecido su saco. Bucky sabía que nunca volvería a ser James, pero eso no le quitaba que pudiera ofrecer su casaca a alguien que tenía frío, sobre todo a la persona que lo estaba ayudado.
Sentiste que alguien puso algo sobre tus hombros, te detuviste al ver a Bucky detrás de ti y acomodar su casaca.
– Bucky... – intentaste decir.
– No debemos perder tiempo, vamos – dijo y comenzó a caminar.
Sonreíste y lo seguiste, tomaste su brazo derecho, él se detuvo y te miró. – Gracias – dijiste sonriendo, él asintió.
Caminaron durante unos 5 minutos, saliendo a una pequeña avenida poco transitada. Reconociste el lugar y le indicaste a Bucky la ruta hacia tu departamento. Continuaron caminando y mientras lo hacías observabas la calle. Cuando tenías pequeños ratos libres te encantaba caminar de noche y ahora te sentiste algo nostálgica.
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Caminaban por la acera mientras algunos vehículos pasaban por su lado. Se detuvieron cuando vieron salir a un grupo de personas de un edificio y venir hacia ustedes. Tomaste a Bucky del brazo y lo acercaste a ti, apoyándote ligeramente a la pared.
– Acércate y acomódame la casaca.
Bucky lo hizo, se acercó y te acomodó la casaca. Sentiste ligeramente sus dedos en tu cuello, mientras hacía a un lado un mechón de tu cabello. Levantaste la mirada y lo obsérvate, sus ojos azules te miraban fijamente y te pusiste ligeramente nerviosa el tenerlo tan cerca. Bajaste ligeramente la mirada, el grupo de personas pasaron sin notar nada extraño por su lado. Bucky también lo notó y se separaron. Lo miraste para indicarle que debían seguir y continuaron su marcha.
