Capítulo 22: "Tú eres Bucky"

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Ya había amanecido. Abriste los ojos lentamente, un ligero dolor de cabeza te invadió. Te quedaste sentada en el colchón, observaste a tu alrededor y buscaste a Bucky con la mirada, no estaba.

Te levantaste y observaste la mesa, estaban los documentos, el libro y la laptop. Recordaste el video y lo sucedido ayer. Te habías comportado como una tonta. Entraste al baño y te lavaste el rostro y al salir escuchaste un ruido que vino de afuera.

Abriste la puerta y pensaste que era Bucky, pero no viste nada. Escuchaste el sonido de una botella que provenía del departamento de enfrente. Caminaste y entraste. No había nada y viste la botella rodar de un lado a otro por el aire.

Caminaste y te acercaste a una de las ventanas, miraste de reojo, no había nadie a los alrededores y todo al parecer estaba tranquilo. De pronto escuchaste unos pasos y al girar viste a un hombre salir de un pequeño cuarto dentro de la habitación. Por su aspecto todo desaliñado, era un mendigo y estaba, por la forma en cómo te miraba, drogado.

Lo observaste unos segundos, pensando en qué hacer para salir de ahí. Diste unos pasos a un lado para intentar rodearlo y llegar a la puerta, pero él se acercó.

– Por favor, váyase – dijiste y solo te observaba. Intentaste correr hacia la puerta para salir, pero te impidió la salida.

– No tan rápido hermosa.

Retrocediste cuando él ligeramente intentó acercarse. Viste que te observaba de pies a cabeza y hacia movimientos raros con sus labios. Notaste que se había movido ligeramente dejando la puerta libre. Lo miraste y luego, sin pensarlo, corriste, pero él te agarró de la cintura y gritaste. Forcejeaste y lo intentaste golpear, pero él te tiró contra el suelo y sentiste un dolor en el abdomen.

Te ibas a levantar, pero él se puso encima de ti. Gritaste y lo pateaste, pero él te tomó de los brazos y los llevó arriba de tu cabeza sujetándolos muy fuerte. Luego, se acercó a tu cuello. El olor a alcohol y a tabaco te produjo náuseas y forcejeaste para quitártelo de encima.

– Eres tan hermosa – te dijo al oído. Te sujetó con una de sus manos y con la otra tocó tu cintura e intentó levantar el polo manga larga que tenías.

Forcejeaste y con una de tus piernas lograste golpearlo. Por el dolor te soltó y lo empujaste para poder alejarte, pero él te agarró del abdomen y al hacerlo tocó tu herida. Gritaste de dolor haciendo que cerrarás los ojos.

De pronto sentiste que el peso del hombre había desaparecido y al abrir los ojos viste a Bucky, a unos pasos, quien tenía agarrado del cuello al hombre con su brazo de metal. Este forcejeaba para zafarse, pero era inútil. Te tocaste la herida y te levantaste ligeramente, – Bucky... – dijiste pero él no dejaba de ver a ese hombre – Solo déjalo ir.

Bucky lo soltó y el hombre se alejó de este. Comenzó a mencionar algunas palabras poco entendibles y simplemente comenzó a bajar las escaleras, estaba loco y quizá intimidado ante el brazo de metal.

– Asegúrate que se vaya, por favor – dijiste y Bucky bajó las escaleras. Te apoyaste en la baranda observando al hombre bajar corriendo y moverse de una forma extraña. Observaste el piso, había una bolsa con algo en su interior, eran ciruelas. Entraste al departamento y dejaste la bolsa en la mesa, luego te acercaste a la ventana y viste al hombre irse caminando en zigzag y desaparecer entre los arbustos. Estabas segura que no volvería.

Bajaste la mirada, y notaste que tu mano estaba manchada de sangre. Caminaste al baño para lavarte la herida, pero Bucky al subir te vio y simplemente se acercó.

– Déjame ver.

– No es nada, solo me limpiaré la sangre.

– Yo lo haré, siéntate.

Debes recordar quien eres - Bucky Barnes (Sebastian Stan) y tú - CA3: Civil WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora