– Escúchenme todos – dijo Rumlow por el auricular. Te detuviste entrando en un almacén y apoyándote en una pared – Quiero que encuentren a la traidora de Fénix y le den un tiro en la cabeza por mí.
Su voz te hizo sentir un escalofrío. Te quitaste el auricular tirándolo al suelo. Observaste el lugar donde estabas, había una gran ventana y al asomarte viste un tragaluz. Si bajabas por ahí, podrías escapar.
Disparaste a la ventana derribando todos los vidrios. El frío de la noche te invadió. Te asomaste para observar la altura. Si te tirabas resultarías herida, además estabas casi en los penúltimos pisos superiores. Un mareo te invadió y retrocediste apoyándote en una columna. Sentiste un dolor en los brazos y al mirarlos, arrimando un poco el traje que tenías, viste varias marcas, como piquetes. Cerraste los ojos y recordaste algo.
– ¿Cómo está?
– La caída fue fuerte pero su organismo lo resistió. Es el suero en su sangre que la ha salvado.
– ¿Y qué pasará con ella?
– Su recuperación es rápido, quizá en unos dos días estará completamente bien, pero al parecer y según las nuevas órdenes ya no es necesaria para la organización. Así que la mantendremos dormida con sedantes y drogas hasta nuevo aviso. Si la dejan fuera, la matarán.
– Pero, ¿y el nuevo suero?
– Cuando esté muerta examinaremos sus órganos, tejidos, sangre... Todo lo que nos pueda ser útil en la creación de un nuevo suero.
Aquella vez, esos científicos creían que estabas inconsciente, pero no era así. Estabas despierta, escuchaste todo lo que conversaban y planeaban. Pasara lo que pasara, serías asesinada de todos modos.
Miraste a todos lados buscando una cuerda con que bajar. Viste unas cajas apiladas y buscaste en ellas algún cable o soga que pudiera ayudarte. Encontraste un cable viejo, no era muy largo, pero te ayudaría.
Amarraste el cable a la columna que estaba más cerca de aquella ventana haciendo un nudo resistente. Revisaste la pistola que tenías, te quedaban 10 balas. No era suficiente, pero tendrías que sobrevivir con eso. Mientras colocabas el cargador y cargabas el arma escuchaste unos pasos y luego una voz.
– _________...
Reconociste esa voz. Giraste y viste al Soldado del Invierno en la puerta. Levantaste el arma y le apuntaste. Lo viste dar unos cuantos pasos.
– No te acerques o dispararé.
– No lo harás.
– Sí lo haré... Así que no te acerques – dijiste y te percataste de algo que no habías notado antes. Miraste tu mano izquierda sosteniendo el arma. Está no estaba firme sino que temblaba ligeramente. Parpadeaste rápidamente e intentaste agarrar firmemente el arma pero los sedantes y las drogas aún estaban en tu organismo y seguían haciendo efecto. Lo viste dar unos pasos más y acercarse.
– ¡No te acerques! – dijiste – Ni HYDRA ni tú lograran matarme... Esto se acabó.
– No quiero matarte, solo quiero ayudarte... – lo viste extender su mano – Déjame ayudarte ________.
– ¿Por qué me llamas así?
– Porque ese es tu nombre... ________...
Bucky vio que lentamente bajabas el arma y mirabas al suelo. Dio un paso más y luego notó que lo mirabas fijamente – No, no es cierto – te escuchó decir y vio que levantaste el arma y disparó. Bucky notó que las balas no eran para él, porque disparaste hacia un lado. Al girar vio a tres soldados de HYDRA muertos en la entrada. Escuchó el arma caer al suelo y te vio tomar el cable para saltar por el tragaluz.
Bucky corrió y logró tomarte de la cintura y jalarte hacia él. Forcejeaste e intentaste soltarte. En un intento por liberarte le diste un cabezazo. Si bien te soltó, no pudiste moverte un par de segundos. Un dolor abismal te embargó y te tocaste la frente.
Lo miraste y lo viste sorprendido a unos pasos de ti. Te miraba fijamente y lo observaste. No podías luchar contra él, estabas demasiado débil y mareada para hacerlo. Así que corriste hacia un lado, pero volvió a sujetarte rápidamente.
Bucky te empujó contra la pared sujetando tus manos a la altura de tu cabeza. Intentaste zafarte alzando tu rodilla y golpeándolo en el abdomen. Él lo sintió, pero no dejó de soltarte. Comenzaste a forcejear, pero sentiste una presión en tus muñecas.
– ¡Ya basta! ¡Ya basta _______!
– ¡Suéltame!
– No lo haré... Debes recordar quien eres... ¡Debes hacerlo! – gritó Bucky y lo miraste fijamente. Podías sentir algo tibio bajar por tu frente, por un lado de tu ceja. Por el olor dedujiste que era sangre, el golpe te había lastimado. Bajaste la mirada y parpadeaste varias veces, y un dolor de cabeza nuevamente te embargó.
– Tu nombre es ______... – dijo Bucky y lo miraste. Observaste el color de sus ojos y te sumergiste en su mirada – Trabajabas en la Biblioteca del Congreso. Un día fuiste al Museo de Historia a la exposición del Capitán América, ahí nos conocimos.
A tu mente vino la imagen de la fotografía que viste en aquella misión a la que fueron al museo. En esa foto estabas al lado de dos personas, al parecer tus amigas y recordabas el nombre... "_________". Bucky notó que por segundos desviabas la mirada y volvías a mirarlo. Te soltó y bajaste las manos quedando frente a él unos segundos.
Recordaste cuando aquella mujer te hizo algo controlando tus pensamientos. Recordaste las imágenes que invadieron tu mente, lugares, calles, sitios, conversaciones... Cosas que no recordabas haber visitado ni escuchado en ninguna de tus misiones. ¿De dónde venían aquellos recuerdos? Te preguntaste desde aquel día, pero simplemente no lo sabías.
Miraste al hombre que tenías frente a ti. Sus ojos azules se conectaron con los tuyos a tal punto que podías ver tu reflejo en ellos. Cerraste los ojos y aspiraste unos segundos sintiendo su aroma. Cuando lo detectaste, los abriste y te sentiste tan bien. Desviaste la mirada hacia un lado y te sumergiste en más pensamientos.
Bucky permaneció solo observándote. Debía darte tiempo, sin presionarte. No era fácil recordar todo de un solo golpe, los recuerdos venían poco a poco. Él lo sabía mejor que nadie. De pronto, sintió que lo tomaste de los hombros y giraron quedando ahora él contra la pared y tú cerca de su rostro. No lo tocabas, solo estabas frente a él a pocos centímetros.
– ________...
Bucky sintió como con tu mano derecha tocaste su rostro, fue una caricia suave pero lo suficientemente fuerte para despertar las esperanzas.
– Bucky... – pronunciaste su nombre con dificultad, como un susurro, pero era suficiente para él. Solo sonrió y notó que sonreías ligeramente, pero segundos después esa sonrisa desapareció y tu rostro cambió a una expresión de dolor. Notó que te alejaste unos centímetros y bajaste la mirada. Bucky hizo lo mismo y el miedo lo embargó, ya que vio una especie de lanza de fierro sobresalir de tu abdomen, lo estabas sosteniendo con tu mano izquierda la cual estaba bañada en sangre, impidiendo que este lo atravesara.
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Tenía que poner el soundtrack de la serie que les comenté "Iris"... En verdad, no dejo de escucharlo. Creo que es mi motivación... ¡¡¡Dios!!! Es bellísimo (para mí -- jajjaja --- Espero que puedan escucharlo)
Hasta aquí llega está maratón improvisada O_O Subiré capítulos el domingo sin falta. Prometido. Pero quizá sea en la noche, osea casi lunes. Besos y gracias por seguir con la novela.
#TeamBucky
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Debes recordar quien eres - Bucky Barnes (Sebastian Stan) y tú - CA3: Civil War
FanfictionÉl: Bucky necesita liberarse, recuperar sus recuerdos y hacer pagar a los responsables. Ella: Nació para ser una guerrera, pero aún no lo sabe porque su momento todavía no ha llegado. Esta novela está basada en el UCM. ...