Capítulo 17: Forggetish

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Disclaimer: Alice in Wonderland 2010 pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro

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|Capítulo 17|

|Forggetish|

Otra vez el maldito sueño rondaba su cabeza. Esa pesadilla inventada por su locura para hacerlo sufrir. Ese sueño horrible en él que el Sombrerero realizaba algo que nunca se atrevería. Matar a Alicia. Cuando él todavía la estaba esperando, consumiéndose en su propia locura y haciendo sombreros sin parar para que el tiempo corriera más rápido, también soñaba con eso. Ahora, cautivo en la celda de la Reina Roja, lo seguía soñando. Era uno de esos sueños que aunque sean descabellados, nos preocupan que en el fondo pudieran llegar a pasar.

Hace bastante tiempo que estaba encerrado. Quizás tres semanas, no estaba seguro. Con sus constantes pesadillas y el aislamiento, era difícil llevar la cuenta de los días. Sin embargo, en este particular momento, el hombre loco se encontraba durmiendo en el piso de una apestosa celda.

Mientras tanto, Stayne observaba al Sombrerero dormir. Normalmente, lo dejaban solo todo el día, sólo lo veía para llevarle el almuerzo y la cena, con algo de agua. Pero a veces lo vigilaba durante el día. Al parecer aun no comprendía por qué la Reina Roja lo mandó a apresar a Tarrant en lugar de a Alicia. El traicionero caballero hizo un gesto de desagrado, le hubiera gustado que la chica rubia estuviera allí. Podría torturarla por el mero placer de hacerlo. Eso hubiera sido interesante y además, hubiera ahorrado algunos problemas de la Reina Roja.

La cabezona mujer casi no le contaba sus planes, fue un milagro que lo dejara vivir cuando él trató de asesinarla anteriormente, Sin embargo, la Sota de Corazones a veces fantaseaba con volver a intentarlo. Alejo esos pensamientos y se enfocó en que si ella volvía al poder, él sería mucho más importante de lo que era ahora, eso seguro. Un grito interrumpió sus pensamientos.

― ¡Stayne, ven aquí!

La inmensa cabezota lo precisaba otra vez. Stayne se apuró en llegar a los aposentos de la Reina Roja. A pesar de estar a varias habitaciones de distancia, la mujer tenía una voz tan potente que bien podría haberle gritado en el oído.

―Mi reina, ¿Qué necesita?― recitó él, en una melodiosa adulación.

―Comentarte mis planes.

― ¿A qué se refiere?― preguntó, interesado.

―Me refiero a que hay una parte del plan que tú no conoces. Estoy segura de que te preguntas por qué te mandé a capturar al Sombrerero ridículo ¿No es así?

Iracebeth lo inquirió con la mirada, moviendo con cautela su dedo índice.

―En realidad sí, Su Majestad. No le veo sentido en capturar al Sombrerero cuando podría haberme llevado a Alicia.

La Reina Roja sonrió perversamente y sacó de un escritorio una pequeña botella de forma irregular con un líquido transparente adentro. Se lo mostró a Stayne.

― ¿Qué es esto?

―Durante este tiempo, mi querida Sota, reuniendo gente para la revolución contra mi pequeña hermana, conocí a una vieja bruja y me amigué con ella. Le pedí que me hiciera esto. Se llama Forggetish, una pócima del olvido. La bruja dijo que se puede revertir, pero eso no importa si lo que planeo sucede con rapidez.

Stayne estaba confundido, aún no le seguía el ritmo a la rojiza soberana. Como él no dijo nada, ella revoleó los ojos.

―Me refiero a que sólo unas gotas en el agua del prisionero y olvidará completamente quien es. No sabrá a quien le tiene lealtad. No sabrá a quien ama. No sabrá quiénes somos.

― ¡Su Majestad!― exclamó el hombre, finalmente comprendiendo el plan ―. ¡Gran inteligencia la suya! Nunca habría podido yo igualar un plan tan bien como usted.

―Stayne, eres un lambiscón pícaro. Pero me gustas por eso― la Reina lo miró amorosamente ―. Ve y hazlo. El Sombrerero ridículo será nuestro campeón ahora.

Ella le tendió la pócima. Stayne llevó entonces un tazón de agua y un pedazo de pan hacia la celda de Tarrant. Este estaba sentado y despierto, con la cara demacrada de tristeza. Obviamente recién salía de su pesadilla, ya que ni siquiera notó que alguien se acercaba. Le dejó el plato.

―Come y bebe si es que quieres seguir con vida― le dijo, muy divertido.

―Vete al diablo― contestó el Sombrerero sin dirigirle la mirada.

― Como gustes.

La Sota de Corazones se alejó y se escondió en una esquina, espiando. Pasaron sólo unos minutos hasta que Tarrant se decidió a tomar la comida que le habían traído. Este bebió toda el agua y comió el pan.

―Muy bien, Sombrerero has caído en la trampa― murmuró Stayne, sosteniendo en su mano la botella vacía. Tarrant había bebido toda la pócima del olvido.

Continuará...

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Cereza Queenie

La igualdad entre el cuervo y el escritorio [AliciaxSombrerero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora