SURVIVE WITHOUT YOU

8. soledad

Los padres de Tae estaban tan desesperados buscando a su pequeño hijo omega el cual estaba preñado, su hermana Rose no paraba de llorar y sentirse culpable por no haberlo cuidado mejor. Los días pasaban y el tierno omega no regresaba a casa, los días se volvieron un poco grises sin la presencia de aquel dulce omega en casa.

Y por supuesto que su padre estaba muy arrepentido; después de todo amaba a Tae y por esa razón lo cuidaba como a su propia vida. El hombre con rostro duro lloraba en los brazos de su amada omega. Quería encontrar a Tae y decirle que todo lo que dijo era porque estaba muy enojado y que él era el princesito de papá.

Desde muy pequeño su padre cuidó de Tae con mucho cariño, su padre era muy protector con él y lo reñía seguido, quería que su hijo sea fuerte. Odiaba verlo llorar por culpa de otros niños y muchas veces amenazó a aquellos que osaban hacer llorar a su cachorro, lo veía desde lejos procurando que su pequeño estuviera feliz y no le pasara nada. No deseaba que su hijo sea perfecto, pero si quería con toda su alma que sea fuerte.

Y cuando lo vio tirado en el suelo del baño su corazón dolió; no quería que nadie lastime a su pequeño, nunca le gusto esa parte de la historia, aquella en la que tienes que ver a un ser amado con el alma destrozada.

Lo buscó por mar y tierra, la policía también lo hizo; pero él no apareció. Tanto tiempo su padre espero la llegada de su pequeño hijo omega, pero nunca volvió, se sentaba en el sillón viejo donde su pequeño solía acostarse y jugar de vez en cuando, observó por mucho tiempo a que la puerta de casa sea abierta por el pequeño y su cachorro entrara como siempre dejando los zapatos desordenados y abrazaba a su padre alfa con dulzura. El rudo alfa recordaba aquello y sentía tanto pesar, hasta su lobo interno aullaba cada noche con la esperanza de que su cachorro volviera a casa.

Kook al enterarse de que su omega se había marchado, sintió como nunca antes la soledad; día y noche, sin dormir, sin comer. Él era el responsable de todo; joder la había cagado, y lo único que necesitaba en su vida era volver a ver a que el adorable niño. Muchas veces quiso dejar de ser malo con él, pero no podía, siempre había sido así, frío y cruel, su padre influencio demasiado en él. Kook se hizo frío; porque sabía que en este mundo no había amor, al menos él no podía amar a quien quería hacerlo, pero incluso esos pensamientos se esfumaban cuando veía a Tae. Kook sabía que el omega era hermoso, se repitió mil veces que no, que el omega era gordo, eso era lo que menos le importaba, pero se lo planteó así. Kook era muy consciente de la hermosura de Tae.

Y cuando lo hizo suyo se sintió amado, las manos del pequeño omega eran cálidas. Y sintió mariposas en su estómago, le dio mucho miedo; por esa razón huyó. Pero él siempre había querido a su omega, y ¿Que alfa no quería a su omega? Más aún si es el omega con el que el destino te premio para pasar toda tu vida, Jung Kook ciertamente no merecía aquello, lo sabía.

Ahora estaba arrepentido y solo, con tanto miedo de pensar lo terrible que sería no volver a ver a su querido omega, él tuvo la culpa, nadie más que él...el hecho de saber que Tae lo odiaba lo llevó a la melancolía, muchas noches de alcohol y sexo con muchas personas desconocidas. Pero acostarse con ellos era desabrido, sin gusto, no había nada, nunca nadie le hizo sentir lo que Tae, joder, lo necesitaba. Ahora incluso era peor, su lazo no permitiría que él pudiera encontrar a alguien mas, no necesitaba a nadie más. Su vínculo le recordaba todos los días que no podría borrar jamás el recuerdo del omega, incluso si quisiera, aquel le recordaba que nadie sería suficiente, nadie más que él. Con el tiempo dejó de buscar personas, ya no había sentido para hacerlo. No sentía nada, absolutamente nada.

Lo único que haría en su vida era buscar a su omega por mar y tierra, y una vez que lo encuentre nunca lo dejaría ir, aún tenía esperanza de ser perdonado y eso llevaba a Kook a buscar a Tae todos los días.