9. tiempo

17.3K 1.8K 226
                                    

Tae hablaba por teléfono con su Noona, su turno estaba por acabar y por fin podría ir a ver a su pequeña cumpleañera, estaba tan entusiasmado. Y más al imaginarse la carita de su hija al ver el regalo que pensaba llevarle, se mordía su labio inferior tratando de contener su sonrisa cuadrada de total felicidad.

-Vamos Noona hoy es el cumpleaños número 5 de Nael. -decía mientras recorría los pasillos verificando por última vez a sus pacientes. - debemos comprar un pastel enorme y dulces. No te olvides quieres. Salgo del trabajo a las 3pm.-faltaban unos veinte minutos para aquello. - llevaré unas cuantas cosas, tu ten preparado ese pastel. Invité algunos amigos de su escuela. Pronto llegarán. Distráelos si cariño. - Jennie también parecía bastante emocionaba, ella era la que siempre se encargaba de organizar los cumpleaños, aunque a veces el omega quería ayudarla, Jennie casi siempre decía que era su deber.

Tae llevaba esperando la fiesta de su pequeña desde hace unas semanas. Cinco años transcurrieron. Las cosas cambiaron mucho, incluso él, más varonil, menos ingenuo, trabajaba de enfermero, su sueño se había hecho realidad, incluso tenía personas que lo amaban, su pequeña hija era su tesoro. La pequeña era un amor, cada día más hermosa, inteligente y muy berrinchuda.

Ya había superado todo lo que fue pasado, incluso envío una carta a su casa, informando que tenía una hija, trabajaba de enfermero y que era muy feliz, no dijo dónde se encontraba, ni su dirección ni nada, aún temía que lo encontrarán. Sin embargo, tomó la decisión de ir a visitarlos. Muy pronto lo haría, si no lo aceptaban, pues se iría con su dignidad, nuevamente.

Pero aún, a pesar de tener a su pequeña, a veces en la oscuridad de su habitación sentía un poco de soledad. Hace mucho tiempo que no sabía nada acerca de Kook, el omega pensaba que eso era lo mejor para él, tenía miedo de que se enterase de su vida, en especial de su hija. A veces, a través su lazo, sentía al alfa tan cerca, tanto que le erizada la piel.

-Señor Kim tengo un paciente en la habitación 310, fue apuñalado y necesita una dosis de sedante para a menguar el dolor necesito que duerma un poco, la operación fue un poco desastrosa por el estado en el que llegó el paciente, necesito que lo verifiques y que duerma un poco. La herida fue profunda, tiene otras pequeñas heridas no tan serias, así que tenga un poco de cuidado. Atiéndalo y eso será todo por el día de hoy.

-Si Doctor Lee.

Tae se encaminó por los pasillos, tomó el ascensor, estaba feliz de poder volver a casa y llevarle un regalo enorme y con mucho amor a su hija. Quería comprarle aquella Casita para muñecas que tanto la bebé quería.

-Habitación número 310-dijo para sí mismo y tomó en pomo de la puerta, en ese instante una electricidad recorrió todo su cuerpo, un presentimiento extraño lo recorrió de pies a cabeza. Tae ignoró eso, sacudiéndose levemente y diciendo a su omega que se tranquilizara ya que se había alterado un poco. Cuando ya estuvo un poco tranquilo decidió entrar. ¿Qué tan malo podría ser? Después de todo era su trabajo y tenía que ser rápido, una pinchadita y listo.

Giró el pomo. Joder, lo primero que pensó al ver a la persona frente a él era que nunca debió abrir la puerta.

Se quedó estático. Había olvidado hasta respirar. Su omega volvió a agitarse de una manera extraña, como si estuviera tan...No, basta. En cualquier momento empezaría a aullar, no sabía cómo mantener la calma, esto no había pasado con él antes, estaba aterrado parado ahí sin moverse. Solo sintiendo estragos en todo su ser.

No podía seguir estático ahí, decidió forzar su cuerpo para que avanzara. Cada paso se sentía tan malditamente pesado. Se dijo que no tuviera miedo porque aquel hombre estaba dormido en su camilla, o al menos eso parecía, con pasos temblorosos y aprentando sus manos en un puño se acercó, sin hacer el más mínimo ruido, han pasado años, tal vez ni lo reconozca. Pensó.

SURVIVE WITHOUT YOUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora