Capítulo 9

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Entré donde los chicos y dije:
- Bueno, todavía falta una hora, ¿qué hacemos?
- Ala, ala, ala. Esos rizos todos guapos, eh. ¿Hoy tu pelo colaboró? - dijo Andrés riéndose.
- Pues si, de vez en cuando le da por hacerlo. Ya sabes como es mi pelo, es la cosa más rebelde que conozco. - nos reímos los tres.
Mi madre salió de repente de la cocina toda feliz con una bandeja con tres platos de su maravillosa tarta.
- Coman, coman. Hice 3 tartas. Dos son para Noah y su familia, y esta para nosotros.
- Mmm, ¡que maravilla! Sus tartas siempre son las mejores.
- ¿Qué puedo decir? Me gusta cocinar.
- Jajaja. Venga a comer.
- Verán... esta la hice muy sencillita. La mayor parte es simplemente bizcochon esponjoso y después tiene una salsa casera de fresa entre capas. Espero que os guste.
- Si la hizo usted: claro que si. - dijo Mark respetuosamente.
Comimos la tarta y hablamos durante un tiempo.
A las 7:30 p.m. en punto (suelo ser muy puntual, me gusta serlo) entramos en la habitación de Noah con dos tartas, un ramo de flores y un marco de fotos con una foto donde estoy yo y Noah, del día en que le dijeron que estaba oficialmente libre de cancer.
Toc toc
- Hola Noah.
- Ahhh... - su mirada perdida en la pared blanca frente a ella de repente se fijó en mi y me observó todo el rostro detenidamente, su cara reflejaba sorpresa total - Hola Bella.
- Traje conmigo a dos de mis amigos, no sé si aún te acordarás de ellos.
- Si, me acuerdo.
- Hola Noah, soy Andrés. - dijo con el mismo tono de voz con el que hablamos con los bebés, saludándole con dos besitos y después colocando las flores en una mesita.
- Hola Andrés. - forzó una pequeña sonrisa.
- Y yo soy Mark. - empleó el mismo tono de voz que Andrés, la saludó con dos besos y colocó las tartas en la mesita también.
- Hola Mark.
- Mi madre hizo estas dos tartas, tus favoritas. - hablaba de las tartas ahora en la mesita a su lado - Y yo traje esta foto para ti, para decorar tu habitación. - se la di a la mano.
Observó el marco y luego la foto que este contenía. No sonreía, apenas movía rápidamente los ojos inspeccionando cada pequeño detalle de la foto.
- Gracias por todo. - forzó otra sonrisa.
- De nada mi amor. - me senté en su cama y la abracé - Lo siento muchísimo todo lo que estás pasando y siento también no haber estado aquí para ti antes... pero ahora lo estoy y quiero que sepas que esta vez no me iré. - sus ojos se volvieron rojos y aguados al escuchar las últimas palabras - ¿Te acuerdas de cuando nos sacamos esa foto?
- Si. Me acuerdo muy bien.
- Pues esta vez haremos lo mismo, nos sacaremos una hermosa foto cuando recibas las maravillosas noticias y después nos iremos a pasear a donde tú quieras.
- Eso no pasará, tú lo sabes... - volvió a perderse en la pared blanca.
- Claro que si pasará. ¿Por qué piensas que no?
- Estoy mucho peor Bella. Es imposible que me recupere. - su rostro no reflejaba absolutamente nada, apenas tenía su mirada perdida en la nada.

Tú también tenías mucho esa mirada en tus últimos días, Simón.

- Noah... por favor no digas eso. - dijo Levi aguantando las lágrimas.
- Vamos... ¡no digas eso! - intervino Andrés y se sentó al lado mío.
- ¿Te acuerdas de lo que te dijeron la otra vez cuando te lo descubrieron?
- Que no tenía cura...
- ¿Y qué pasó?
- Que me recuperé completamente.
- ¡Exacto! ¿Y quieres que te diga el por qué?
- Dime.
- Porque eras optimista. Nuestro cuerpo siente todo lo que pensamos y todo lo que sentimos. Si tú te metes en la cabeza que no te vas a recuperar, no lo harás. Pero si eres optimista y feliz, como la otra vez, verás que todo irá bien.
Por un momento me miró sin saber qué hacer hasta que las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos.
- ¡Tengo tanto miedo, Bella! Y te eché tanto de menos... - me abrazó llorando y sentí un escalofrío atravesando mi cuerpo.

¿Por qué mis palabras no sirvieron contigo, Simón?
¿Por qué ese día no me abrazaste y lloraste en mi hombro como hacías siempre?

- Y yo a ti Noah. Lo siento tanto por haberme ido, por haberme alejado de ti. No te lo merecías, de veras que lo siento.
- No pasa nada Bella, te entiendo. Ver a mi hermano era demasiado doloroso para ti. ¿Pero sabes qué? Hay algo que no me diste la oportunidad de decirte...
- Dime.
- Ponte en el lugar de Simón. ¿No crees que él querría que siguieran siendo mejores amigos? Tú y mi hermano.

No lo sé.
Siempre fuimos los tres. Tú, yo y Levi...
¿Eso querrías, Simón?

- Tienes razón... Probablemente eso hubiera querido.
- Sé que en sus últimos días ya no pensaba muy bien en sus acciones pero él siempre quiso lo mejor para ti y yo creo que alejarte de lo que te hace ser tú, alejarte de todo lo que querías, no es lo mejor.
- Lo sé, Noah. Lo sé. Ahora lo sé...

Si querías lo mejor para mí... ¿por qué te fuiste?
Lo mejor para mí eras tú.

- Lo que pasa es que es algo muy difícil. Al inicio lo intenté, tú lo sabes. Pero era ver a tu hermano y las memorias... - mis lágrimas empezaron a amenazarme.
- Ya...
- Lo siento. - se me escapó la primera lágrima.
- Bella. Prométeme algo.
- Lo que sea, mi amor.
- No te vuelvas a ir...
- No me iré. Te lo prometo.

Tú te fuiste, Simón.
Tú nunca me hiciste esa promesa, por mucho que te lo suplicara.

Simón siempre se negó a mentir. Odiaba la mentira y por lo tanto nunca mentía. Nunca me mintió. Cuando sabía que no podría cumplir algo él no hacía promesas al aire, al contrario de la mayoría de la gente: él prefería callarse.
Siempre le pedía que me hiciera promesas porque yo sabía que él sería incapaz de incumplirlas.
Miles de veces le pedí: "promete que no lo volverás a intentar", "prométeme que no te volverás a cortar", "prométeme que siempre estaremos juntos", "prométeme que de verdad me quieres y harías todo por mi". Pero él siempre lograba cambiar mis palabras y contestar: "te prometo que estaré contigo toda mi vida", "te prometo que te querré hasta mi último aliento", "te prometo que te quiero".

- Gracias.
- De nada, corazón. ¿Sabes que? - sonreí con cara de pilla.
- ¿Qué? - se rió.
- Haremos una cosa: cada semana que estés animada, positiva y feliz, cada semana que seas como la Noah que yo conozco, te traeré una comida y un postre de lo que tú quieras. Y si te pones mejorcita vienes a mi casa incluso.
- ¿Enserio? - su cara reflejaba pura felicidad.
- Claro. En verdad por mi podrías venir cuando quieras, pero ahora mismo estás muy débil así que... es mejor esperar un poco.
- Vale, Bella. Gracias. - me abrazó con todas sus fuerzas, las pocas que aún poseía, mientras unas lágrimas bajaban por su mejilla y pude jurar que en ese momento era feliz, era eterna.

Nos divertimos mucho y pude volver a ver Levi sonriendo, se siente tan bien ver su sonrisa, ver sus ojos brillar con la idea y la esperanza de que todo volverá a estar bien.

Echo de menos tú sonrisa y tú hermoso brillo en los ojos, Simón.

Al final de la noche me acosté con Noah unos minutos hasta que esta se quedó rendida y al salir de su habitación me encuentré con Levi:
- Muchísimas gracias Bella. No sé como agradecerte...
- Yo no hice nada, jajajaja.
- Si que lo hiciste. Lo había intentado todo, ¿sabes? Ella ya no tenía esperanza, se estaba deprimiendo y tú sabes lo fatal que es eso... Estar contigo, verte, escucharte: todo eso fue lo que le devolvió la esperanza, las ganas de vivir y por eso te estoy eternamente agradecido...
- De nada, Levi. Haría todo por Noah.

Desde lo que pasó con Simón que me centré en querer ser psicóloga. Quiero poder ayudar a las personas que si quieren ser ayudadas, como fue el caso de Noah, y que los familiares de las que no lo quieren acudan a mi. Quiero darles esperanza y quiero poder salvar vidas.

Lo siento, Simón, no te pude salvar.

Perdí a Simón y no por un accidente ni por algo imposible de evitar, lo perdí porque él así lo quiso y yo no pude evitarlo. Solo quiero poder evitar que otros lo hagan.

Noah tan solo tiene unos 10 años. Siempre fue la chica más simpática, alegre y positiva que conocí pero esta vez todo fue diferente. Se veía triste, sin esperanza, aburrida de la vida, y eso me asusta.
Ella es como una hermana para mí y verla así me duele mucho, estar alejada de ella me dolió tanto que al saber que estaba mal ni siquiera dudé en volver a hablarme con Levi, por mucho dolor que eso implicara.
Solo quiero devolverle la esperanza.

Un momento define una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora