CAPITULO XCII

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Feliz dia de las madres chicas... 

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-Si Andrea, un desayuno completo, estilo americano, ofrécele algo al equipo de seguridad por favor- decía este, pensando cuanto se tardaría- pero que el desayuno que lo sirvan en unos veinte minutos, para comerlo caliente, estaré hablando con Evans y luego al astillero en Francia- antes de colgar Andrea le sugirió que cuando llamara al astillero le avisara, y así mandaría a preparar el desayuno, mientras pediría que adelantaran lo que se podía comer frio.

Christian POV

Hablare con Evans para saber cuál es el problema que hay en Darfur, necesito concentrarme la cara de Taylor me indica que lo que dice ese informe no es nada de lo que imaginaba, y de solo imaginar que mi nena fue víctima de cosas atroces...-Christian sacudió la cabeza- no debo pensar en eso, debo enfocarme en la llamada y luego en ir a ver a mi dulce Ana, saber que está a salvo en ese cuarto, me reconforta un poco, aunque sé que ella no está del todo cómoda, pero confió en mi equipo y sé que ninguno le faltara el respeto, quiero acabar con todo lo de Hyde ya, ese maldito la va a pagar con creses- en ese momento el timbre del teléfono saco a Christian de su letargo- bueno Grey a trabajar, ya luego obtendrás tu recompensa...

-Evans, Christian Grey- los próximos quince minutos, Christian estuvo hablando con el enviado a Darfur, por suerte solo se trataba de algunos códigos, e información sobre él envió que no estaba muy clara en la hoja de impresión y el personal de recepción del envió no estaba conforme con dicho documento, al terminar de hablar con Evans y solucionar que la media tonelada de comida fuera recibida de manera cordial, llamo Andrea y le aviso para la preparación de su desayuno, se entretuvo hablando con el astillero en Francia y los tipos de mástil que tendría que escoger para el regalo de Elliot, por suerte le habían dicho que lo tendrían listo empezando noviembre y de ahí pasaría a su astillero aquí en Seattle, donde terminarían todo para principios de marzo, el regalo especial para el grandote de Lelliot, como le decía de niño, Christian sonrió, ese iba ser su regalo incomparable, porque su hermano lo merecía.

-Andrea- decía Christian llamando a la rubia por el interno- ¿algún otro pendiente?- Christian pregunto con la esperanza de que Andrea le dijera que no.

-No Sr. es todo por la mañana de hoy como usted me indico, solo queda pendiente la reunión con la Srta. Bailey y la Srta. Steele, pautada para la hora del almuerzo, desea que le mande el carta para que seleccione el menú de su preferencia- dijo Andrea.

-No Andrea, no hace falta confió en lo que tu elijas, si quieres consultas con Vanessa, debes incluir al equipo de seguridad- dijo Christian que sabía que Andrea elegiría de manera sana y objetiva- solo te pido nada muy elaborado o condimentado, y no te olvides de las bebidas y el postre- decía este levantándose de su gran silla- por favor las llamadas, sin son de importancia o so de mi familia, me las desvías al celular... y Andrea por favor, que Taylor me traiga el carrito con el desayuno- le dio otras indicaciones a la secretaria y colgó- hora de jugar nena, te deseo con locura- tomo dos botellas de agua fría y con una tremenda sonrisa Christian salió a encontrarse con Ana, al llegar a la puerta del cuarto de monitores, Taylor venía con el carrito de servicio que disponían en la cafetería personal de la empresa, el desayuno olía delicioso pero antes de comer, debía de ver como se encontraba Ana- Gracias Taylor yo me encargo desde aquí, ya lo sabes nadie puede ingresar a este piso a menos que yo lo autorice- Taylor asintió y se fue. Cuando Christian entro, encontró a Ana dormida casi en la misma posición que él la había dejado coloco el carrito cerca de la cama y paso al baño a desvestirse, aunque le encantaba que Ana lo hiciera, no quería arrugar su ropa, se quitó todo de manera rápida solo dejando sus bóxer, al llegar a la cama se subió de manera silenciosa y se acostó de frente a Ana se encontraba, con los cascos puestos escuchando música por su respiración acompasada estaba dormida, empezó acariciarle la mejilla con ternura, se veía tan relajada, le empezó a dar besos regados por el rostro y Ana soltó una risita.

50 Sombras ... de Mentiras, engaños, Humillación y Amor (En Renovación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora