Capítulo 18

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Día siguiente. Los Ángeles, Estados Unidos.

POV DAKOTA

Unas manitos se pasean por mi cabello y sonrío. Sé que son las manos del terremotito más grande. Unos quejidos suenan dentro de nuestra habitación seguido de palabras de Jamie hacia Mick, que sospecho tiene hambre.

-Ya, campeón. Mami está por despertar, espera unos minutos.

Mi sonrisa se ensancha y Dulcie me descubre y delata mientras su risa infantil llena nuestra habitación.

-Mami no te hagas, sé que estás despierta.- dice picoteando mi nariz.- ¡Te vi sonreír!

Me estiro mientras abro los ojos y atraigo a Dul a mi lado en la cama logrando que vuelva a reír.

-Está bien.- digo mientras le hago cosquillas.- Ya que me delataste, no me queda de otra que despertarme, eh, terremotito.

Dul intenta no removerse muy bruscamente porque sabe que hace unos días tuve a sus hermanitos, pero falla miserablemente cuando toco sus pequeñas axilitas logrando que su ataque de risa sea aún mayor.

Aunque no me hace daño en lo absoluto, la suelto antes de que termine por hacerse pis. No miento, ya ha sucedido en el pasado.

Sus mejillas están rojas y varios rizos se pegan a su frente mientras intenta recobrar el habla. La amo tanto.

-Mick tiene hambre.- dice cuando por fin puede hablar.- No quise despertarte porque sí, mami.

-Lo sé cariño, tranquila.- respondo dejando un beso en su frente transpirada.

Me sonríe y luego levanta su vista para observar a Jamie, imito su gesto y ahí está, el hombre de mi vida con el hombrecito de mi vida en sus brazos. Nos mira con una sonrisa en su cara, sé que adora verme compartir con nuestros hijos, porque a mí me pasa exactamente lo mismo.

-Hola, mi amor.- digo sonriendo.

-Hola, princesa. ¿Cómo estuvieron esas poquitas horas de sueño?-responde acercándose a mi lado de la cama y dándome un corto beso en los labios.- ¿Descansaste?

-Sabes que sí, si no es porque me despiertas hace un par de horas, quizá Mick estaría mucho más cabreado por el hambre.

Jamie se ríe y yo no miento, no tener pequeños invasores en mi panza me dejó dormir como hace meses no lo hacía. Aunque mentiría si dijera que no extraño tenerlos dentro de mi panza y sentir sus movimientos.

Lo que me recuerda otra cosa: hoy viene la princesa menor a casa.

Por fin. Un día puede hacerse una eternidad.

-Bueno, tienes razón. Hablando de éste enano.- dice refiriéndose a Mick que sigue gimoteando bajito en sus brazos.- tiene hambre, y si no me equivoco, está comenzando a cabrearse de verdad.

Y como si esa fuera una señal divina, Mick comienza a llorar. Pero a llorar de verdad, con muchísimas ganas. Por dios, mi bebé tiene unos pulmones jodidamente fuertes. Estiro los brazos a Jamie que acomoda a Mick entre ellos antes de separarse, lo mezo en un brazo mientras que rápidamente con mi mano desocupada abro mi camisa de dormir y saco uno de mis muy llenos pechos para acercarlo a su boquita.

No tengo pudor en que Dulcie vea, porque bueno, ella hizo exactamente lo mismo y hace unos meses le explicamos que sus hermanitos debían mamar desde mis pechos para obtener su comida. Y Jamie...sería estúpido sentir incomodidad por su presencia, si él mismo me embarazó.

Nine Months [T.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora