Capítulo 5

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POV DAKOTA

-¿Amor?

Escucho la voz de Jamie llamándome desde nuestro comedor.

-¡¡Dime!!

Iría a ver que necesita pero estoy sacando nuestra cena de la cocina, y obviamente, no puedo dividirme...aunque ahora que lo pienso, sería genial poder hacerlo.

-Eh...¿te falta mucho?.- pregunta con lo que creo que es ¿miedo? Jamie tiene claro que si estoy en la cocina no puede molestarme.- Y antes de que me regañes, te pregunto porque Dulcie no ha dejado de picotear la ensalada, y cariño, yo también quiero alcanzar a comer un poquito.

Me causa ternura el tono de voz que utilizó y estoy completamente segura de que acompañó la última frase con un pucherito, me detendría a pensar en lo jodidamente tierno que debe haber sido ese puchero pero me causa más gracia que Dulcie esté arrasando con todo.

Reprimo una risita para poder contestar.

-Estoy sacando las últimas cosas de la cocina y luego comienzo a servir.- comento mientras me muevo de un lado a otro en nuestra cocina buscando cosas.- Y....¿¡Terremotito!?

-¿Si, mami?.- escucho la voz de mi bebé, y por lo que alcanzo a distinguir, de seguro tiene la boca llena de ensalada.

-Deja la ensalada, bebé. Papá y yo también queremos comer, y aparte, si sigues llenándote la pancita no querrás comer lo que en este momento estoy poniendo en tu plato.

-Está bien, mamá.- responde y por su tono de voz sé que está haciendo una de sus sonrisitas pícaras. La risa que escucho de Jamie me da en entender que efectivamente, lo estaba haciendo.

Termino de servir los platos con una sonrisa partiéndome la cara. Ya quiero ver la reacción de ambos cuando se enteren de la noticia que les tengo.

Salgo con dos platos en la mano y luego de dejar uno frente a mis dos mañocitos, hago ademán de devolverme a buscar el mío, pero la voz de mi adorado marido me detiene.

-No te preocupes, amor. Siéntate, yo voy por tu plato.

Me ayuda a sentarme y luego de plantar un beso en mi frente, se va rumbo a la cocina por mi comida. Díganme...¿cómo podría yo no amar a este hombre? Es tan jodidamente perfecto que duele.

Jamie aparece en cuestión de segundos y dejando la comida frente de mí, toma asiento en su lugar y comienza a atacar su plato. Dulcie había comenzado un rato antes y al ver que sus caras son de placer puro, termino por convencerme de que todo me quedó bien preparado.

-Mami ¡te quedó muy rico!- dice Dulcie con una de las esquinas de su boca manchada con salsa blanca.

Hoy se me ocurrió hacer uno de nuestros platillos favoritos: pasta con salsa blanca y champiñones, todo acompañado de ensalada de lechuga.

Sí, lechuga.

Sé que es raro acompañar este rico platillo con una ensalada tan "básica" como lo es la linda y rica lechuga, pero aunque no lo crean, tenemos una buena historia de por qué nos gusta comerla.

Resulta, que hace como seis o siete meses creo, Jamie y yo planeamos una cena por teléfono porque no recuerdo quien de los dos llegaba ese día de viaje y se nos ocurrió que planearla por celular era lo mejor.

Bueno, no lo fue.

Porque, la cosa es que, comenzamos a debatir qué plato haríamos y resulta que Jamie quedó con la idea de que serían ensaladas con pollo asado y yo con que comeríamos pasta con salsa y champiñones. Entonces, cuando Jamie llegó del aeropuerto, se le ocurrió que sería buena idea traer las ensaladas él, y como el súper al que pasó no estaba muy dotado de verduras, solo trajo lechuga.

Nine Months [T.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora