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Sabía que la vida no sería fácil, no para una persona como él, pero lo que jamás esperó, fue perder a su familia tan pronto.
Solo cuatro meses, solo ese fue el corto periodo de tiempo en que pudo tenerlos, y quizás fue tan corto, que jamás pudo acostumbrarse a llamarlos mamá y papá.
Y ahí se encontraba, vestido de negro, observando como poco a poco los cajones de las personas que lo amaron como nadie nunca más podría hacerlo, eran sepultados.
No era justo, lo sabía muy bien, que dos personas tan amables, amorosas, tiernas y tan nobles murieran de una forma tan triste, en un momento en que se suponía debería ser un recuerdo inolvidable.
Y sin duda lo sería, pero uno muy doloroso.
Dejó dos rosas, blancas, como la pureza del alma de ellos, y observó como una joven castaña lloraba desconsolada, abrazada por sus padres.
Quiso acercarse tan sólo por un momento a darles sus condolencias, pero tanto a ella como a sus progenitores, no les caía bien.
No entendía si era por ser diferente, o por meterse en sus vidas. El muchacho jamás les había hecho algo, siempre había sido muy amable, pero ellos simplemente lo detestaban.
Miró por última vez ambas tumbas y se despidió en silencio antes de marcharse de allí, solo quería volver a su casa, y pensar que sería de su vida de ahora en adelante.

-o-o-o-o-

Llegar a su hogar quizás era lo más difícil en ese momento, la casa estaba tan vacía, tan silenciosa.
No volvería a escuchar a la señora Cocks recibiéndolo con un "bienvenido a casa Noah ¿Qué tal el trabajo? ¿Steph no ha sido muy duro contigo verdad?''
Sonrió con nostalgia, tocando el respaldo del sillón donde Marina se sentaba todas las tardes, tomando un té de manzanilla, y contándole un poco de su familia, de como se habían conocido con Stephan, como habían empezado con la empresa de alimentos, solo ellos dos.
Las uvas que se cosechaban en los campos de los Cocks eran unas de las más deliciosas en todo el mundo. Su vino, uno de los más codiciado.
Nadie podía entender cual era su secreto.
Sonrió y pasó por su mejilla la bufanda que Marina había tejido para él, sintiendo su suave aroma ¿Por cuánto tiempo más conservaría su perfume para poder recordarla?
¿Y cuál era el secreto? Según la señora Cock solo existía un ingrediente x, el amor, ¿Pero quien podría creerlo?
Sintió tanta nostalgia en su pecho, dolor, inseguridad, miedo, que ya no pudo contenerse más. Sus ojos comenzaron a arder y sin previo aviso, comenzó a llorar.
¿Qué pasaría si hacía mal las cosas? ¿Si les fallaba? Aun no se sentía preparado para hacerse cargo de tan grande labor.
Tanto Stephan como su mujer, le decían diariamente que se sentían orgullosos de él, que era un muchacho muy capaz, hábil, y que en muy poco tiempo había aprendido lo necesario para estar al frente cuando ellos no estuvieran.
Pero no creyó que ese momento llegaría tan rápido, que sus amados padres adoptivos fueran arrancados de su vida de ese modo.
Sí, quizás tenia la apariencia de un joven veinteañero, las mismas capacidades de un chico de su edad, pero emocionalmente, en ese momento se sentía como un niño, solo, abandonado, que había perdido a sus papás.
Desorientado, perdido en un mundo que aun no lograba comprender del todo.
—Y-Yo... los necesito tanto -pronunció en un tono quebrado de voz.

-o-o-o-o-

—Nina.
—Hola —pronunció la joven sin mirarlo—, ¿Puedo pasar? Mis cosas aún están aquí.
—Por supuesto, esta casa es tan tuya como mía.
"Si no habrías aparecido, sería sólo mía", pensó con rabia la castaña.
—Te fuiste muy rápido del entierro.
—No pude seguí allí, el dolor era muy grande.
—Ni siquiera te acercaste a nosotros, se supone... Que somos familia.
Miró hacia abajo, y suspiró.
—Lo lamento mucho, supuse que a tus padres les disgustaría, sé que no les agrado.
—De todos modos, hubiese sido un gesto respetuoso que lo hicieras, falleció el hermano de mi papá.
—Lo lamento Nina, pero para mi tampoco es fácil.
—Pero de seguro lo es más que para nosotros, tú solo los conociste por unos meses, nosotros desde toda la vida.
—El dolor de la pérdida es igual, y para mi, que los conocí el mismo día que desperté, también fue desde toda mi "vida".
—Dudo mucho que hayas llegado a amarlos como yo.
—Eso es lo único que lamento, no haber tenido el tiempo suficiente para amarlos más tiempo, para llamarlos papá.
—Es increíble que algo como tú puedas sentir.
—Quizás lo has olvidado, no me sorprende, pero ya te lo he explicado, no soy un androide, soy un humano creado en un laboratorio.
—Claro, iré a mi habitación.
—De acuerdo Nina, si necesitas algo-
—Ten por seguro que no te lo pediré a ti —pronunció interrumpiéndolo, subiendo las escaleras.

-o-o-o-o-

"Tenemos empleados que hacen esto, pero a nosotros siempre nos gustó comprobarlo por nosotros mismos —expresó Stephan, mientras los tres caminaban por los cultivos.
—Tu padre es muy desconfiado Noah —acotó Marina sonriendo.
—Y tú también debes serlo hijo, en el mercado tenemos mucha competencia, nunca se llega a conocer realmente a las personas y sus verdaderas intenciones.
—¿Crees que alguno de tus empleados pueda traicionarte? —preguntó preocupado.
—Nos pasó hace dos años atrás, uno que había entrado unos meses antes, había estado perjudicando nuestros cultivos, perdimos un cuarto del campo ese año.
—¿Qué hicieron con él?
—Pagó por su error."

Observó el campo, estaban en otoño, pronto llegaría el invierno, y con él, las plantaciones de las vid.
—Cuando era una niña, solíamos venir en primavera, dar largos paseos por el campo, hasta que las primeras estrellas aparecían en el cielo. La tía Marina preparaba un jugo de uvas delicioso, es por eso que de grande no me sorprendió que su vino lo fuera también.
Se volteó, y allí estaba Nina, con un suéter de lana rojo hasta sus muslos, y una bufanda muy parecida a la suya, regalo también de la señora Cocks.
—Ellos nos harán mucha falta.
Asintió, respirando profundo, no lloraría frente a él.
—Me quedaré un tiempo más aquí, claro, si es que no te molesta, después de todo, ahora la casa es tuya.
—Por supuesto que no lo hace, siento que la casa te pertenece más a ti que a mi.
—Trabajaremos juntos.
Suspiró y miró el campo.
—Espero no ser una molestia para ti.
—Mientras no te metas en mi camino, todo estaré bien.
—Aun no entiendo a que te refieres con eso.
—Ese es el problema contigo Noah, a veces... Eres muy idiota, y no sé si se debe a que solo llevas cuatro meses aquí, o les falló algo cuando te crearon.
—Las agresiones son innecesarias.
—Odio la gente formal.
—Yo no las odio, pero me molestan las personas que se dirigen a otras con improperios cuando las tratan con respeto.
—Escucharte me fastidia, es como oír a un viejo de, no lo sé, ¿Setenta años? ¿Por que demonios debes ser tan correcto para hablar?
—El respeto es la base de todo.
—Lo que digas, según tú eres un humano artificial, pero cada vez que abres la boca, me recuerdas a uno de esos robots que trabajan en las tiendas, solo que sin el tono artificial —pronunció riendo con burla.
—Procura no ingresar muy tarde a la casa, las noches en esta época del año suelen muy frías, solo lograrás pescar un resfriado —expresó caminando a la casa.
La castaña apretó sus manos en forma de puño ¿Es qué acaso nada lo molestaba?
No importaba nada de lo que intentara, ella siempre era la que terminaba molesta.

...

(Antes parece que no separaba los párrafos 🙄🙄)

SlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora