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—Tiana a va a tener un bebé.
Dejó a la taza a medio camino de su boca al escuchar eso, sorprendido.
—¿En serio? Eso es maravilloso.
—Sí, eso creo —pronunció llevándose una cucharada de cereales a la boca.
—¿Y cuándo se enteró?
—Hace una semana.
—Su marido debe estar muy emocionado.
—Aun no se lo dijo, pero de seguro si.
—Cuando la vea, la felicitaré por su bebé.
—No hace falta, yo le envío un mensaje de tu parte —le dijo tomando el celular.
Sonrió y negó con la cabeza.
—No, lo haré yo cuando la vea.
—No la verás Noah.
—¿Por qué no?
—De seguro anda con sus hormonas muy alborotadas por el embarazo, por ende, más puta de lo normal, no te acercarás a ella.
—Nina ella tiene su pareja, no puedes pensar así.
—Precisamente porque tiene a Jonny te lo digo.
—No lo entiendo.
—Tienen problemas en la cama —expresó desinteresada, tomando jugo.
—¿Problemas en la cama?
—Ya que, sé que eres de confianza y no andarás luego contando esto, como yo. Jonny tiene problemas de erección y eyaculación precoz.
Y de repente, su apetito se fue a algún lugar... muy lejano.
—Ah.
—Sí, no puede hacer que Tiana diga ni ah, así que imagínate como anda la probecita.
—¿Y cómo hicieron a ese bebé entonces?
—¿Cómo dice el dicho? Oh si, menos averigua Dios y perdona —le dijo guiñándole un ojo.
Miró la taza y luego a ella, no se lo había preguntado antes, creyendo que no era necesario, pero ahora que sabía que la rubia estaba embarazada, la duda lo invadió.
—¿Nina tú usas algún método anticonceptivo?
Soltó la cucharada al escuchar eso.
—¿P-Por qué me preguntas eso?
—Porque si no quieres quedar embarazada, deberíamos usar alguno, en el que caso de que tú no tomes.
—Am... No, no uso ninguno.
—Si lo seguimos haciendo, puedes quedar embarazada.
—¿Sí? ¿Tú puedes tener hijos? —le preguntó fingiendo estar asombrada.
—Hasta donde sé, si.
Mezcló el tazón de cereales con su cuchara, sin mirarlo.
—Y si, en el hipotético caso que ocurriera, yo estuviera embarazada ¿Cómo te sentirías tú?
—Sería un problema —pronunció serio.
Levantó la cabeza y lo observó confundida.
—¿No quieres hijos?
—Dudo que tú quieras llevar un hijo mío, que tus padres lo acepten, que tu familia lo haga.
—Al diablo con ellos Noah, ni que fueran a mantenernos.
Sonrió.
—Pero es tu familia, y se que no les agrado a ninguno de ellos. Me sorprende que te dejen estar aquí.
Y lo que el joven moreno desconocía, es que ellos esperaban lo mismo que Nina, su dinero.
—¿Pero tú como te sentirías?
—Muy feliz Nina, tendríamos un hijo, una familia ¿Cómo podría no estarlo?

-o-o-o-o-

Volvió a la empresa, hacía semanas no iba, pero eso no importaba de todos modos.
Iba caminando los pasillos cuando escuchó un apellido que no olvidaría jamás, Damilton.
Se giró y observó que la dueña de dicho nombre, no era más que una mujer pequeña, de contextura delgada, cabello negro y lacio, atado en un horrible moño rojo, y con unos lentes grandes y de vidrio grueso.
"¿Quién demonios se viste así aún?" se preguntó incrédula la castaña.
La observó con recelo, esa era la mujer que había llamado a Noah.
Se acercó a ella y la jovencita al verla bajó la mirada, era conocido por todos ya la reputación de Nina allí.
—Hola cariño, no te había visto antes ¿Qué función cumples aquí? —preguntó fingiendo amabilidad.
—Trabajo aquí desde hace cuatro años señorita Cocks.
—¿Cuatro años? Jamás te había visto, y creeme que no te olvidaría si fuera así ¿Cuántos años tienes?
—Veintidós.
Ese tono infantil en su voz, la estaba fastidiando.
—Aún no me dices que haces aquí.
—Formo parte del plantel de los ejecutivos de finanzas.
La miró de arriba abajo.
—¿Tú? ¿Tú estás a cargo de la financiación de la empresa? ¿En serio?
—B-Bueno yo me encargo de hacer los balances anuales, la elaboración de los presupuestos mensuales y-
—Y eres la que molesta a Noah por las noches —pronunció molesta, interrumpiéndola.
La miró y negó con la cabeza.
—N-No, solo fue una vez, yo-
—Te lo diré una vez y que te quede claro, si no puedes cumplir con tus obligaciones sola, entonces es que no estás capacitada para hacerlo, mejor te buscas otra cosa y déjate de estar molestando a los demás.
Asintió, apretando las carpetas en sus brazos.
—S-Si.
—Especialmente a Noah, ya bastantes obligaciones tiene para tener que cargar con la incompetencia de una mocosa.
—Nina —pronunció una voz grave detrás de ella.
Se maldijo internamente al escucharlo.
—Señorita Damilton, lamento esto, hablaré con usted en un momento ¿De acuerdo?
Ella asintió y se marchó rápidamente, sintiéndose muy mal.
Suspiró y se giró, observando el rostro molesto del alto muchacho.
De todas las veces que lo había visto desde que lo conocía, esta era la primera vez que lo veía... Enojado.
—Noah.
—Ven conmigo —le dijo guiándola a su oficina.
"Genial, a escuchar un discurso de como debo tratar a los empleados". Pensó con fastidio, caminado detrás de él.
—Cierra la puerta —le pidió una vez ya ambos adentro.
Rodó los ojos y lo hizo, cruzándose de brazos al voltear y mirarlo.
—¿Qué quieres?
—Me habían dicho que tu trato no era bueno con los empleados, y yo no quise creerlo Nina, en serio no quise, así como muchas otras cosas que hablan de ti. En verdad... Me decepciona saber que ellos tenían razón y que yo me equivoqué al creer que tú eras diferente.
Y aquello le dolió, aunque no quisiera admitirlo.
—Si te molesta para hacer su trabajo, entonces es porque no sirve.
—No es verdad, la señorita Damilto ha hecho propuestas muy interesantes, que su corta edad no te confunda.
—Lo dudo mucho si pide tu ayuda.
—¿No has tenido dudas alguna vez Nina? ¿No necesitaste ayuda con algo nunca?
—Sí, y no he molestado a mis jefes por eso.
—Esto es un trabajo en equipo, y a mi no me molesta en resolver sus dudas. La señorita Damilton-
—¡Ya deja de llamarla así! —le gritó con rabia—, ¡Me enferma!
Suspiró.
—De acuerdo, no la llamaré de ese modo frente tuyo.
—Dime algo Noah ¿Te gusta ese fenómeno?
—No es modo de referirte a ella, y si suspendí a Matt una vez por faltarte el respeto a ti, también lo haré contigo por faltarle el respeto a ella.
—¿Te gusta verdad? Te gusta esa maldita mujer con voz de niña, de apariencia horrenda.
—Es una chica linda, solo no se viste muy bien, yo mismo le aconsejé que lo hiciera de otro modo.
—¿Qué hiciste que?
—Eso que oíste.
—Vete a la mierda Noah, quédate con esa maldita cosa mal vestida si quieres.
—¿Por qué te molestas con ella? ¿Qué te hizo?
—¿Qué me hizo? Captar tu atención, que la defiendas, la protejas.
—Nina.
—No quiero escucharte.
—No puedes ponerte celosa de-
—¡¿Y quién diablos dice que estoy celosa?! Idiota —exclamó con rabia saliendo de la oficina y cerrando de un portazo.
Suspiró y se pasó una mano por el rostro.

-o-o-o-o-

—¿Estefania?
La chica rápidamente se secó las lágrimas de los ojos y se colocó los lentes, mirando hacia abajo.
—Noah.
—¿Estabas llorando?
Negó con la cabeza.
—Lamento lo de Nina.
—Ella me gritó en frente de todos, insinuó cosas muy malas de mi ¿Cómo voy a mirar a mis compañeros a la cara ahora?
—Lo siento.
—Está bien, tú no hiciste nada Noah, al contrario, ahora estás aquí, pidiéndome disculpas por ella.
—Ella será suspendida.
—No, no lo hagas, será peor.
—No, no permito la falta de respeto en mi empresa.
—Y-Yo... Quería pedirte algo.
—Lo que quieras.
—Que me transfieras.
—¿Qué? ¿Por qué?
—No me siento cómoda trabajando aquí.
—¿Es por lo de Nina? Ella no volverá a molestarte.
—No es solo por ella, es por todo.
—¿Qué es todo?
—No me siento a gusto con mis compañeros, y... Si no quieres está bien, presentaré mi carta de renuncia.
—No, nada de eso, te transferiré, pero... Confieso que no lo haré con gusto, realmente yo te quería aquí.
—Gracias Noah, sé que lo haces por mi padre.
—Por supuesto que no, lo hago porque eres una chica muy capaz, me gusta como trabajas, tu desempeño laboral es impecable.
Sonrió.
—Gracias.
—Extrañaré tener nuestras charlas en la cafetería.
—Yo también —expresó algo afligida.

...

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