Am... Ante todo... No me maten amores lectores mios, pero... No habrá actualización de MDC hoy.
Lo sé, lo sé, dije que hoy actualizaría, pero el capitulo está a medias, mañana a primera hora tendrán capitulo o...a menos que quieran esperar a mas tarde.
Lamento mucho esto, en serio :'c.
.
.No dejaba de temblar, de estornudar y ya tenía fiebre.
Se hizo un ovillo en la cama, apretando las mantas entre sus manos, y sus dientes para dejar de tiritar.
La puerta de su habitación se abrió y ella no se movió, se quedó allí, ni siquiera quiso ver quien era.
Se acercó hasta la cama y se sentó, ella estaba dándole la espalda.
—Estás temblando.
No respondió.
—¿Por qué no fuiste a nuestra habitación?
—E-Es tu-ya —pronunció temblando.
—Nina ven conmigo, mañana a primera hora llamaré a un médico si sigues de este modo.
—N-No q-quiero.
—En ese caso me acostaré aquí contigo —le dijo haciéndolo.
La abrazó contra su cuerpo, envolviéndola con sus brazos.
—No entiendo porque tiemblas si tu cuerpo está caliente.
—F-Fiebre.
—Lo lamento...por decir esas cosas, por no confiar en ti.
—Y-Yo tampoco creería e-en alguien c-como yo.
—No debí haberte juzgado Nina.
Miró hacia abajo y luego cerró los ojos, no podía esperar otra cosa, el pasado siempre la marcaría.
Sintió los brazos de él estrechándola por la cintura, no tenía ganas de hablar, y ya era muy tarde para continuar con aquello.-o-o-o-o-
Se despertó, era la primera vez que lo hacía antes que él.
Y no supo en que momento de la noche, pero ahora estaba en frente de él y no de espaldas como cuando se había dormido.
Lo observó, él lucía tan tranquilo.
Sonrió y levantó con cuidado su mano, para acariciar su rostro.
Miró sus labios entre abierto y le dio un suave beso, despertándolo y correspondiéndole.
Abrió los ojos y la miró, ella bajó la mirada.
—¿Qué pasa?
—Nada, solo... No creí que te quedarías toda la noche aquí.
—Siempre dormimos juntos, además no podía irme si te sentías mal.
—Ya me bajó la fiebre.
—Lo sé, eso fue hace una horas atrás.
—Debes irte a trabajar.
—No iré.
—Pero debes ir.
—No quiero dejarte sola.
—Voy a estar bien Noah, solo es un resfrío.
Ambos se quedaron en silencio, sin separarse uno del otro.
Tomó una profunda respiración y se animó a preguntarle.
—¿Por qué no me dijiste lo que había ocurrido apenas llegaste?
—¿Me hubieras creído?
El silencio fue la respuesta suficiente.
—Lo imaginé.
—No dije que no.
—Que no lo hayas dicho no quiere decir que no lo pensarás, que no lo sintieras.
—Lo lamento Nina.
—Está bien Noah, yo tampoco esperaría más de alguien como yo.
—Pero debí creerte.
—Eso ya no importa.
Se separó de él y salió de la cama.
—¿A dónde vas?
—Iré... A visitar a mis padres.
Se sentó en la cama, mirándola desconcertado.
—Pero... Tus padres viven muy lejos de aquí.
—Lo sé.
—¿Por cuánto tiempo?
—Quizás una semana.
—Yo no puedo acompañarte.
—Eso lo sé también, no esperaba que lo hicieras.
—¿Lo haces porque estás molesta conmigo?
—No, solo quiero estar cerca de mis papás un tiempo.
—No quiero que te vayas.
Miró su armario y sacó una maleta, ella tampoco quería hacerlo, pero debía.
—Nina, yo —hizo una pausa y su voz sonó muy baja, dolida—... Voy a extrañarte, no quiero que te vayas.
—E-Estarás bien sin mi. Esto te ayudará a aclarar tus dudas.
—¿Qué dudad? No sé de que hablas.
—No importa.
—No, si importa, quiero que me expliques para poder entenderte.
Se quitó el anillo y lo dejó sobre la mesa de noche.
—Quizás si nos apresuramos un poco con esto.
Miró el anillo, luego a ella.
—¿Me estás dejando?
—No, solo... Debemos tomarnos un tiempo.
—Yo no quiero que nos tomemos ningún tiempo, yo quiero estar contigo, no he cambiado mi opinión de casarme.
—Eso mismo no pensaste anoche.
—E-Estaba confundido Nina.
—Y por eso nos tomaremos un tiempo.
—No lo hagas, no te vayas.
—Solo será una semana.-o-o-o-o-
—Señor Cocks, ¡Señor Cocks!
El muchacho miró al tipo frente suyo y suspiró.
—Lo lamento mucho ¿Puede repetirme lo que me ha dicho?
—Claro que si ¿Pero se encuentra bien?
—He tenido un mes... Un poco estresante.
—Y no es para menos, debería tomarse una semana de descanso.
—No puedo descuidar los negocios de mi padre.
—Una semana que usted no esté aquí, no cambiará en nada. Incluso el Stephan no se la pasaba todo el tiempo aquí, él decía que primero estaba su familia.
—Comprendo, pero...
—No se preocupe, todo estará igual para cuando regrese.
—No lo sé.-o-o-o-o-
Se abrazó las piernas, mirando por la ventana de su habitación hacia el mar.
Hacia mas de un mes que no sabía nada de él. No atendía sus llamadas, sus mensajes... Ni la de sus padres, que desesperados le pedían que volviera con Noah, todo por temor a que si el muchacho conociera a alguien más y perdiera su fortuna.
Cerró los ojos y apoyó su rostro contra sus rodillas.
Estaba cansada de todo, solo quería alejarse, o viajar, llegar a un lugar donde nadie la conociera y empezar una nueva vida.
Su celular no había dejado de sonar toda la mañana, después de todo... Era su cumpleaños.
Escuchó que alguien tocaba la puerta de la cabaña y suspiró, sin ganas de levantarse, pero debía hacerlo, una vez por semana, llegaban los alimentos y víveres que compraba online, ya aquella zona no era muy concurrida por las personas, y el negocio más cerca quedaba a seis kilómetros.
—En momento —pidió poniéndose de pie y buscando una bata o algo para ponerse encima.
Buscó dinero en su billetera para darle la propina y al abrir la puerta, esta cayó de sus manos.
—¿Q-Qué haces aquí?
—Dijiste una semana, ya ha pasado más de un mes.
—¿Cómo me encontraste? Nadie sabe de este lugar —le dijo confundida.
—Tiana lo conocía, bueno no con exactitud, pero recordó que alguna vez que le
—¿Qué quieres aquí?
—Te extraño ¿Cuánto tiempo más debo esperar?
—Creí que esto sería suficiente para que te olvidaras de mi.
La tomó del rostro con ambas manos y la besó con más rudeza quizás de la que hubiese querido, pero no le importó.
La hizo retroceder, sin separarse de sus labios, y cerró la puerta con una de sus manos, soltándola por un momento para tomarla por detrás del cuello.
La necesitaba, la extrañaba ¿Cuánto tiempo más necesitaba Nina para entender que la amaba?
Posó sus manos contra sus hombros, sintiendo sus piernas temblar, y lo separó de ella.
—P-Para Noah —pronunció agitada.
Apoyó su frente contra la de ella, aun con los ojos cerrados.
—Di que volverás conmigo Nina, porque no pienso volver si no es contigo.
—Noah, por favor.
—Te extraño, te necesito, por las noches no puedo dormir, me haces falta. Regresa.
—No quiero hacerte daño.
—Lo haces si no estás a mi lado.
Suspiró y le dio un corto besó en los labios, abrazándose a él.
—Lo haré si me quedo contigo.
—No, no es verdad, yo te amo, y tú dijiste que me querías, eso es suficiente para mi.
—Eres muy inocente, muy ingenuo Noah.
—¿Por qué lo dices? ¿Me ocultas algo?
Y realmente quería decirle todo, contarle la verdad... Pero no volvería a verlo si lo hacía.
—N-No.
—Entonces nada más me importa, solo que vuelvas Nina
—De acuerdo —murmuró.
Sonrió y sacó el anillo que llevaba en uno de los bolsillos de su pantalón y se lo colocó a ella en el dedo.
—Entonces volvamos a casa Nina....
ESTÁS LEYENDO
Slave
Science FictionSegundo libro de "Muñecas de Compañía" Creado artificialmente, Noah es el primer hombre que sale al mercado. Comprado por una anciana pareja que siempre anhelaron tener un hijo, el muchacho logra adaptarse poco a poco a su nueva existencia. Pero cua...