XIV

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La arrinconó contra su cuerpo y una de las paredes, y la tomó de la cintura.
Nina intentó quitárselo de encima, pero era mucho más alto que ella.
—¡No suéltame! —le dijo forcejeando con él.
—¿Qué te pasa Nina? siempre te gustó esto —pronunció divertido, pegándola a él.
—Basta, en serio ¡Suéltame! —le gritó tomándolo de los hombros, intentando alejarlo de ella.
—Yo se lo que quieres bebé —le dijo antes de comenzar a besarle el cuello.
—No, no quiero nada de ti, ¡Solo que me sueltes Francis! ¡Hablo en serio!
Sintió su lengua y se le erizó la piel y antes de que pudiera decir o hacer algo, le chupó el cuello, haciéndola jadear.
La desesperación se apoderó de ella al darse cuenta de lo que seguramente le había hecho.
Le dio un fuerte rodillazo en la entrepierna, logrando que la soltara.
—Z-Zorra de mierda —jadeó agachado.
—¡Tú eres un idiota de mierda! —le gritó alterada—, ¡¿Por qué demonios hiciste eso?!
Se tocó la zona palpitante en su cuello y sus labios comenzaron a temblarse, debía irse, tenía que irse.
Al diablo con Tiana.

-o-o-o-o-

Al momento de llegar a la casa, Noah ya estaba, y no quiso saludarlo, simplemente se fue directo al baño.
Se miró en el espejo y sus ojos se llenaron de lágrimas, Noah no le creería nada.
Buscó entre sus cosméticos algo con que cubrir ese moretón en su cuello, pero sus manos temblando no ayudaban mucho.
—¿Nina? —Preguntó el moreno del otro lado de la puerta —, ¿Está todo bien?
—S-Sí.
Un trueno retumbó en la habitación y soltó el espejo en su mano, quebrándose en el suelo.
—Nina, abre la puerta por favor.
—Estoy bien Noah, en un momento salgo.
—¿Qué fue eso?
—Solo se me cayó el maldito espejo, no te preocupes.
—¿Segura?
—Sí, segura.
—Okay, te espero en la cama.
—Bien.
Cerró los ojos con fuerza, no quería salir de allí.
Tomó una respiración profunda y abrió la puerta, el moreno estaba en la cama ya, mirando algo en su celular.
Al verla a ella sonrió y corrió las mantas para que se acostara.
Nina lo hizo rápidamente, dándole la espalda y tapándose hasta el cuello.
La observó extrañado, ella siempre dormía abrazada a él.
—¿Ocurre algo?
Un segundo trueno sonó, seguido por un relámpago que alumbró la habitación a penas iluminada.
—No, solo estoy cansada... quiero dormir.
—¿Estás molesta conmigo? —le preguntó inseguro.
No recordaba haber hecho nada que la hiciera enojar.
—No, solo quiero dormir.
—¿Nina que pasa? llegaste extraña.
—Estoy cansada Noah.
—Está bien —murmuró.
Se inclinó hacia adelante y cuando estaba por destaparla un poco para darle un beso en la mejilla, ella se lo impidió, tomando la manta.
—No.
Se sentó en la cama por un momento y luego se acostó, confundido.
—De acuerdo.
Volvió a su lugar y le dio la espalda también, sintiéndose... ni el mismo sabia como decirlo, solo dolía en su pecho.
Miró la puerta del baño y luego las cortinas que se movían con la fría brisa que entraba por la ventana entre abierta de la habitación.
En cuanto se levantó para cerrarla, las primeras gotas de la inminente tormenta comenzaron a caer.
Al sentir la cama vacía se giró y observó que él estaba parado, mirando por la ventana.
—Noah.
No respondió, solo se quedó allí mirando como la lluvia comenzaba a caer.
—L-Lo siento yo-
—Sí, estás cansada —le dijo interrumpiéndola, caminando hacia la puerta.
—¿A dónde vas?
—A la sala.
—¿No dormirás conmigo?
—Creo que está claro que tú quieres espacio.
Salió de la habitación y ella rápidamente se bajó de la cama, se corrió el cabello hacia adelante, dejándolo caer por su busto.
—Noah espera —le pidió siguiéndolo por detrás.
Bajó las escaleras y se dirigió al sofá, afuera la lluvia se escuchaba más fuerte.
—No te vayas.
—Puedes ir a dormir Nina, yo no te molestaré.
—No quiero dormir sola.
—Eso no parecía.
—Ven conmigo.
Se giró y la miró.
—Dime que te pasa.
—Nada, sólo estoy cansada.
—¿Segura?
Asintió con la cabeza y se acercó a él para abrazarlo.
Suspiró y la abrazó también.
—Te amo.
Apretó su camiseta contra su mano, sintiendo ganas de llorar.
—Extrañaba decírtelo.
—Y y-yo oírlo.
—¿Qué ocurre?
—N-Nada.
La tomó del rostro, sonrió, y cuando estaba por besarla, la vio cerrar los ojos y jadear bajo.
—Lo siento ¿Te duele algo?
—No.
Bajó su mano un poco más y aunque no hubiese querido demostrarlo, sus ojos la delataron.
La observó extrañado y movió un poco su mano hacia su costado.
Acarició suavemente sobre la zona y ella intentó impedírselo, pero fue en vano.
Miró esa mancha violácea sobre su piel y luego a ella.
Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver la decepción en la mirada de Noah.
—P-Puedo explicártelo, te lo juro, no es lo que crees Noah-
—Por eso estabas extraña.
—N-No, no, déjame que te explique, por favor.
—¿Qué vas a inventar?
—No son inventos, lo juro —le dijo comenzando a llorar.
—Confié en ti Nina —pronunció en un tono bajo, dolido.
—Por favor Noah, no me mires así —le pidió aumentando la desesperación en ella.
—Yo...
Ni siquiera tenía nada para decir, solo negó con la cabeza y le dio la espalda, comenzando a caminar en dirección contraria a ella.
—¿A donde vas?.
No respondió, solo abrió la puerta y salió.
Se cubrió el rostro con una de sus manos y comenzó a llorar, maldiciéndose internamente por ser tan estúpida.
Él se sentía traicionado y ella realmente no había hecho nada malo.
No podía dejar que creyera cosas que no eran ciertas, no le había fallado.
Salió de la casa y la lluvia caía copiosa, casi impidiéndole ver con claridad.
Él no estaba allí ya, pero sabía donde podía encontrarse.
Fue corriendo hasta las plantaciones, mojándose entera, embarrando sus pies descalzos.
Y ahí estaba él, mirando hacia la nada.
Se acercó y lo abrazó por detrás, llorando.
—Debes creerme por favor, yo no hice nada, él se me acercó, yo intenté alejarlo... pero no pude hacerlo, y... cuando logré golpearlo, ya me había hecho esto en el cuello.
Noah no respondió, ni se movió.
Lo soltó y lo rodeó para estar frente a él.
Se puso en puntas de pies y lo tomó del rostro, estaba temblando por el frío, llorando.
—M-Mírame por favor Noah, mírame.
Él bajó la mirada y ella comenzó a llorar desconsolada.
—Debes creerme Noah, por favor, debes hacerlo, te juro que no te fallé, no lo hice, lo juro... no te fallaría, no a ti, por favor creeme.
—¿Por qué debería hacerlo?
—Porque estamos juntos, porque nos casaremos... porque te quiero Noah.
—Lo siento, pero-
Se soltó de él y negó con la cabeza.
Se sentó en el suelo, llorando, que más daba... sabía que no iba a creerle nada.
¿Quién le creería a alguien como ella que no lo había engañado?
Pensar en eso, solo aumento aun más su tristeza.
Se agachó y la abrazó, ella se aferró a su pecho, sin dejar de llorar.
—N-No te engañé, no lo hice... L-Lo juro Noah, lo juro.
—Está bien, ya no llores.
—Pero no me crees.
—Es difícil hacerlo... Pero lo estoy intentando.
—Yo te quiero, no te estoy mintiendo... Eres lo único verdadero que tengo, no quiero perderte.

...

SlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora