III

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—¿No cenarás con nosotras? —preguntó con molestia Nina.
—No, y-yo... Me iré a dormir, debo levantarme temprano.
—Que tengas dulces sueños Noah —pronunció con una sonrisa traviesa Tiana, antes de que el muchacho desapareciera de la sala.
—¿Qué le ocurre? Cada día me convence más que no es muy normalito.
—Normalito o no, está muy bueno —pronunció mordiéndose el labio inferior—, ya quiero probarlo.
Arqueó una ceja, y luego chasqueó las dedos frente a ella.
—Ey, ten cuidado con lo que dices.
Sonrió divertida, cruzándose de piernas.
—¿Celosa Nini?
—No cariño, pero si tu idea es involucrarte con él para conseguir su dinero, antes, te dejo pelada.
Rompió a reír divertida.
—Solo quiero probarlo en la cama, no exageres, tú sabes que tengo a Jonny.
—Entre ese friki, y este, no se cual será mas virgen —exclamó divertida, riendo.
—Si, pero no puedes negarme que tu primo esta mucho mejor.
—No lo llames así —masculló borrando la sonrisa de sus labios—, él no es mi primo.
—No de sangre, pero fue el hijo de tus tíos.
—No me interesa, mio no es nada.
—Claro que es. Es el tipo que te robó los millones de tus tíos.
—¿Sabes qué? Ya es tarde, mejor vete Tiana.
—Planeo quedarme un rato.
—No fue una sugerencia, quiero que te vayas Tiana.
—No puedes echarme —pronunció confundida por la reacción de la castaña.
—¿Quiered ver que si? ¿O prefieres que le diga a un empleado que te acompañe hasta la puerta?
—A veces me pregunto porque somos amigas —pronunció en un tono molesto, tomando su cartera.
—Nos vemos mañana a las diez.
—Vete a la mierda Nina.
—Yo también te quiero Tiana —le dijo desinteresada, viendo a la rubia salir de la casa.

-o-o-o-o-

Abrió la puerta, encontrándose al muchacho de espaldas a ella, buscando algo en su armario.
—¿Siempre andas en boxer?
Al escucharla rápidamente se volteó, tomando una playera para cubrirse la parte de adelante.
—Nina ¿Por qué no golpeaste la puerta?
—No creí que seguirías despierto luego de decir que no cenarías con nosotras por tener que irte a dormir temprano.
—B-Bueno, yo... fui a bañarme antes.
—No has respondido a lo que te pregunté.
—Es mi habitación, y salía de bañarme.
—¿Y pensabas dormir así?
—¿Podrías por favor salir hasta que me cambie? esto... me incómoda.
—A mi no.
—Por favor.
—Tiana se fue a buscarte esta tarde, y tardé en encontrarla, sin contar que tú tampoco estabas. Dime Noah ¿Estaban juntos?
Desvió la mirada.
—¿Por qué crees eso?
—No lo sé, conozco a mi amiga.
—No.
—No te creo —pronunció acercándose a él—, dime la verdad.
—Por favor, sal hasta que me cambie, luego hablaremos.
—No lo haré.
Suspiró y asintió con la cabeza.
—De acuerdo, la vi en la bodega.
—Yo no te vi a ti cuando fui a buscarla.
—Nina por favor-
Caminó hasta él y lo tomó del rostro para que la mirara.
—¿Qué hicieron?
—¿Por qué me preguntas eso?
—¿Qué hicieron Noah? —repitió apretando los dientes.
—N-Nada.
—No me mientas.
—¿Por qué debería decírtelo después de todo?
Arqueó, esbozando una sonrisa.
—¿Qué acabas de decir?
—¿Por qué te importa?
—Por que lo que ella haya hecho, yo puedo hacerlo mucho mejor.
—Por favor, sal.
—No hasta que me digas.
Suspiró, cansado ya de esa absurda discusión.
—Solo nos besamos.
—¿Solo eso?
—Si.
Lo tomó del rostro y acercó sus labios a los de él.
—¿Y qué tan bien lo hizo?
—¿Por qué haces esto?
—Odio la competencia —pronunció rozando sus labios.
—Esto no está bien, vete por favor.
—¿Por qué no? —preguntó deslizando sus manos desde su rostro hacia su pecho.
—P-Por que... No.
Podía sentir su piel erizarse ante su tacto.
Se mordió el labio inferior y descendió por su firme abdomen, pero ahí se detuvo, ya que el muchacho se estaba cubriendo con la playera.
—Si quitas las manos ¿Con qué me encontraría? —le preguntó divertida.
Tomó una profunda respiración y la tomó de una de sus manos, no podía dejarse intimidar por ella.
—¿Qué haces?
—Lo lamento Nina, pero tu me llevas. a hacer esto.
La llevó hasta la puerta y la abrió, sacándola de su habitación.
—Por favor, la próxima vez toca la puerta, yo respeto tu privacidad, tu intimidad, respeta la mía también, buenas noches también —pronunció cerrando la puerta con llave.
Quedó mirando la puerta y luego apretó los puños con rabia. La había sacado de su habitación. la había rechazado.
¡La había rechazado a ella y no a Tiana!

-o-o-o-o-

Estaba tan molesta, con tanta rabia, que no había casi dormido la noche anterior, buscando una forma de vengarse de él.
Lo odiaba, lo odiaba como creyó que jamás lo haría, y también estaba molesta con su amiga.
Esperó a que la rubia llegara, y típico de ellas, actuaron como si nada hubiese pasado el día anterior.
A veces Nina se preguntaba porque seguían siendo "amigas", entre ellas, realmente no existían códigos... Ni respeto.
—¿Entonces en que has pensado?
—¡En nada! —exclamó frustrada —, solo pienso que hace dos días fue la lectura del testamento de mis tíos y a mi no me llamaron.
—¿No lo hicieron? ¿Y a tus padres?
—Tampoco.
—Que extraño ¿Por qué tanto misterio?
—No lo sé, pero creo saber donde guardó una copia del testamento, si ese idiota cree que puede ocultarme lo que me hayan dejado, está equivocado.
—¿En dónde?
—En su despacho.
—¿Y qué estamos esperamos? ¡Vamos! —La instó riendo divertida.
Las dos se dirigieron a la oficina del muchacho que tenía en la casa, y se pusieron a revisar por el escritorio, hasta que Nina dio con un sobre de papel. Al abrirlo, encontró lo que tanto estaba buscando.
Tiana se acercó hasta la puerta y verificó que nadie estuviera cerca antes de cerrarla y acercarse a su amiga a leer lo que decía, pero a juzgar por el rostro de la castaña, a medida que iba leyendo, supo que nada agradable había allí escrito.
Abrió sus ojos, atónita, al terminar de leer lo que decía.
Nada, sus tíos no le habían dejado nada...
—¿Y que harás ahora? tus tíos le han dejado todo a él —expresó igual de afectada, incrédula de lonque estaba leyendo.
—¡No me lo recuerdes! —le gritó con rabia.
Jadeó sorprendida al seguir leyendo la última página, agitando su mano izquierda para llamar la atención de Nina.
—Oye, aquí, aquí hay algo importante —pronunció la rubia leyendo la cláusula del testamento.
—¿Qué cosa?
—No toda la herencia es para el muñeco —pronunció sorprendida—, la otra mitad... es para su futuro hijo.
—¿Hijo? ¿De qué hablas?
—¿Él puede tener hijos?
—¿Y cómo voy a saberlo?
—Eso dice aquí, que la otra mitad será para el hijo de Noah.
—Entonces...
—¡Exacto Nina! —gritó su amiga tomándola de los hombros, sonriendo ampliamente —, si tú le das un hijo, la herencia será tuya.
—¿Te volviste loca? ¡Yo no quiero acostarme con él!
La soltó y se encogió de hombros, recordando lo que Nina había impedido la noche anterior.
—Mejor, porque ahora que lo pienso, esa podría yo.
—¡Ni se te ocurra!
—¿Por qué? —le preguntó con diversión—, él no está nada mal, al contrario, está muy bueno y llevármelo a la cama, mmm será más que placentero.
—Cierra la boca, pareces una puta perra en celo.
—Di lo que quieras cariño, pero a ese muñequito, yo me llevo a la cama.
—Él jamás lo haría contigo —pronunció con rabia.
—¿Y por qué no? —inquirió con una sonrisa burlona.
—Porque antes te mato —le dijo guardando el testamento —, Noah será mio...

...

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