Lu

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*Lenguaje vulgar o grosero entre momentos.

A sus 25 años era una maravilla no haber ido nunca a un burdel, el olor tan embriagante de cigarro y alcohol. Dio un suspiro retomando el camino con más ímpetu hacia la oficina central del dueño a quien ya conocía de hace años, el señor Yagami.
Llegando, toco la puerta con delicadeza acomodando su camisa, apenas recibió el permiso entro inclinándose en un saludo amistoso.

-Buen día Lawliet-El hombre le indico con un gesto de mano que tomase asiento- Se por lo que has venido, te tengo unas opciones.

Enseguida indico a unos hombres posicionados en la entrada que trajeran las mujeres elegidas.

Lawliet es conocido por ser un hombre estricto, serio, selecto, inteligente, sarcástico, callado, y nunca se le ha conocido una mujer o interés amoroso por lo que el señor Yagami hizo lo propio preparando a las mejores muchachas desde que el empresario llamo avisando de su visita.
Entraron tres muchachas, una alta de cabello corto negro, ojos negros, cuerpo de proporciones normales atractiva que no tardo en hacerle coqueteos, luego una chica castaña de ojos cafés, bajita rellenita pero muy linda que pareció tímida ante su mirada, la última se veía mayor, pelirroja de ojos azules, una belleza rusa.
L no se tomo la molestia en escanearlas, con solo un vistazo las descarto por completo, no es lo que esta buscando.

-¡Señor Yagami!-Esa voz...su cuerpo se giro automáticamente, sus músculos se tensaron, la indicada llego-¿Cómo ha estado?-Se acerco al anciano canoso dueño de aquel lugar dándole un fuerte abrazo-¡Dios! Un día más fuera de la ciudad y-Se interrumpió a si misma notando al importante cliente que le daba una mirada intensa-Disculpe, no sabía que estaba ocupado-Se inclino sonriendo al extraño.

-La quiero a ella-Demando L.

-Me temo que la señorita Amane es mi protegida.

Lawliet entrecerró la mirada con impaciencia acrecentada, dio un chasquido de dedos haciendo que uno de sus hombre pusiera una maleta llena de dinero sobre el escritorio del señor. El Señor Yagami se mostró renuente ante la proposición de dinero.
Misa Amane, una señorita inglesa en todo el sentido de la palabra, sus padres fallecieron ante lo cual su hijo Light insistió en tomarla bajo la protección de la familia pues la conoció desde niños. Una muchacha de 20 años, bien educada, domina el idioma japones, inglés británico y el otro más común, cuerpo demasiado voluptuoso, de estatura promedio, rubia con ojos azules de tez blanca hueso. Para el señor Yagami aún es una niña a la que sobre protege igual que a su propia hija Sayumi.

-Es un no rotundo-Afirmo-Jamás la venderé.

-Si el señor quiere a la putita que la tome-Interrumpió la pelinegra de nombre Takada-Seguro está más pisada que nosotras.

-No permitiré que insulte a la dama de esa manera-Amenazó Lawliet tomando bajo su brazo a la rubia sonrojada.

Takada odia a Misa, todas odian a Misa, por el simple hecho de ser intocable, de Sayumi se entiende pues es la hija del jefe pero la muchacha con aires de grandeza codeándose de ahí por allá fingiendo ser tan perfecta con ese cuerpo, ese rostro, esos modales, argh, repugnante.

-Cambiemos el trato entonces-Cedió L-La compró, yo me haré cargo de ella hasta el últimos de sus días por solo una noche.

-No pasamos carencias como para permitir tal barbaridad.

Lawliet se empezó a impacientar, anhelaba a la hermosura entre sus brazos, esos sensuales labios pedían ser besados por él, tan fogosa.

-Señor-Interrumpir la muchacha-Siempre he sido una carga para usted, no quiero que se sienta comprometido por su hijo.

-¡No seas estúpida niña!-El señor Yagami perdía la paciencia rápidamente-Te apreciamos infinitamente, es inaceptable lo que insinúas...pero es tu decisión, ya eres mayor, te he sobreprotegido demasiado cuándo no tengo derechos sobre ti-Soltó en un suspiro.

-No digo que me venderé, pero-Se giro hacia Lawliet-Puedo trabajar para usted, le daré servicios de otra manera más decente.

Lawliet se relamió los labios excitado ante la idea de tenerla a sus servicios en todo momento, trabajando para él, obedeciendo sus palabras sin objeción, perfecto.
El señor Yagami rehusó nuevamente pero la mirada suplicante de Misa dejo su decisión flaqueando en el aire. La rubia solo le dio un abrazo agradeciendo todo lo que hizo por ella, se dio la vuelta quedando de verse con Lawliet al día siguiente.

-Señorita Amane-El pelinegro le indico que tomase asiento delante de el-Es un placer que haya aceptado.

-Sí...bueno-Se removió incomoda-Solo no quiero ser una carga y si usted dice pagar todos mis gastos por una noche, está bien...¡Ah!-Exclamo chasqueando los dedos-No he llegado al home run con ningún hombre, así que...eso.

El sonrío más amplia mente, una virgen es deliciosa, inexperta pero podría enseñarle de todo con una sola vez.
Cenaron en un restaurante bonito en una zona poco conocida, la observó curioso, se veía nerviosa e incomoda casi ni comió por las ansias de la expectativa de lo que pasará.
Terminando, caminaron hasta el auto de Lawliet, le abrió la puerta invitando a que entrara, condujo hasta un edificio, su apartamento y área de trabajo.

-No trates de negarlo, ambos sabemos lo que quieres sentir-Le tomo la mano acariciándole el dorso con suavidad-Te va a gustar.

Misa resoplo internamente con temor, ¿podía sentir esas sensaciones con solo esa caricia?
En cierto modo sabía lo que le estaba incitando. Tampoco es que fuese santa, fajo con sus novios e incluso con Light Yagami casi llega a tener todo pero se quedo hasta el "casi", pero no quería seguir sintiéndose una carga para todo el mundo, sabiendo que las trabajadoras le odian, no es la manera pero es la solución más fácil.
Sus pasos se volvían más pesados conforme más se adentraba al edificio, lo observo impresionada, no habían muchas decoraciones pero el estilo sobrio le hacía ver elegante, muy bonito.
No se dio cuenta del momento en que ya estaba sobre una mesa con el pelinegro encima besando su cuello, lo trato que quitar por instinto sin embargo se dejo hacer a los minutos de forcejeo inútil.

-Eh oye...nunca he hecho eso-Susurro mirando como el pelinegro la bajaba mientras desabrochaba sus propios pantalones liberando su prominente erección que llevó a la boca de la rubia.

Ooh ooh solo estoy tratando de ponerte en ambiente
Ooh ooh baby solo muéstrame que hacer
Ahora soplalo como una flauta ooh ooh

Los gemidos se escucharon en lo alto, era la primera vez que se encontraba queriendo darle placer a alguien y no concentrándose en el propio, eso vendría después. Se metió entre las piernas de la chica pese a la resistencia de esta.

Ella quiere pasear ella quiere volar así que yo digo, ¿donde?

Entra, cambiare tu vida mejor prepárate

Ponte en el trabajo como si renacieras.

Sus manos jalaron su cabello para profundizar sintiéndose vacía cuando el dejo de lamer  aquel lugar dirigiendo otra parte suya a su cavidad.


Dobla tu cuerpo como una gimnasta
Ella me pregunta que quiero
Soplalo como una flauta ooh ooh
Ooh ooh ooh ooh ooh

-He decidido conservarte nadie te podrá poseer como yo-Murmuro Lawliet yendo a tomar un baño dejando a Misa dormida.

Love AnywayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora