Capítulo 6 - Mechitas

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Mamá y la abuela tenían algunos minutos tocando a mi puerta desesperadamente mientras yo sólo permanecía sentado y llorando en una esquina del suelo de la habitación

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Mamá y la abuela tenían algunos minutos tocando a mi puerta desesperadamente mientras yo sólo permanecía sentado y llorando en una esquina del suelo de la habitación. Aún no podía creer lo que había sucedido con Gabriela.

—Amor, por favor abre la puerta... ¿qué sucede? ¿qué fueron todos esos ruidos? —grita mamá y sigo sin responder.

—Mijo, habla con nosotras —ahora menciona mi abuelita.

Miro mi alrededor y me percato de que mi ataque de rabia ocasionó mucho más de lo que creía. He roto varias cosas, entre ellas una lámpara y una fotografía donde me encuentro con mis amigos.

Abro y cierro la mano al sentir dolor y sangro un poco a causa del fuerte golpe que le di a la pared.

— ¿Qué tanto hacen aquí? —escucho la voz de Jonathan desde el otro lado. Lo que me faltaba.

—Escuchamos unos ruidos, tu hermano está allí encerrado y no quiere abrirnos —vuelve hablar mi mami en tono preocupado.

— ¡Por favor, les dije que me dejen solo! —grito un poco enfadado.

Siento como si estuviese haciendo un berrinche de adolescente y me da un poco de vergüenza, es decir, tengo 25 y no me debería de tomar las cosas de esta manera, pero en este punto ya no estaba seguro de qué pensar o cómo actuar.

—De ninguna manera mijo... No nos movemos de aquí hasta que abras.

Doy un gran suspiro y me recuesto para pensar.

¿Qué se supone qué haré ahora? 

Definitivamente lo que sucedió arruinó gran parte de mi futuro... Gabriela ya no estaría en él y eso es lo peor que me podía pasar.

— ¡Christopher Bryant Vélez Muñóz, abre esa puerta muchachito!

—Háganse a un lado, si este loco no abre entonces lo haré yo —escucho a Jonathan hablar y me pongo de pie de inmediato antes de que se le ocurra dañar la puerta a este idiota. 

Abro justamente cuando está por empujar y se cae de cara al suelo. En otra circunstancia estaría muriendo de la risa, pero solo puedo ignorarlo.

— Por Dios, Christopher, ¿qué es lo que te pasa que no abrías la puerta? —inquiere mamá enojada pero le cambia el semblante en cuanto me ve al rostro y nota mi mano ensangrentada. —Oh cielos, mi amor... ¿Por qué has estado llorando, qué te sucedió en la mano?

—No es nada.

— ¿Cómo que no es nada? ¡Iré por algo para curarte! —dice preocupada. —Jonathan, ve a la farmacia por un poco de agua oxigenada mientras busco unas vendas.

—Creo que está exagerando, mami... No es necesario. —digo mientras ella sale casi corriendo de la habitación.

—Más te vale no llevarle la contraria, sabes como es mamá —menciona Jonathan y sale segundos después detrás de ella.

EL TIEMPO QUE NOS SEPARA ❤ | FANFICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora