El final se acerca

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Ví cómo dos oficiales alejaron a Carl de mí con rudeza, no podía creer que ésto esté pasando, Carl no merece estar ahí, ninguno de nosotros lo merece.Pero esto no se quedará así.

Corrí otra vez tratando de alcanzar a Carl, pero el detective que ví hace unos minutos me detuvo.

— Lamento informarte que no puedes pasar. Vete a casa.

— No lo entiende, él es inocente, sólo trata de protegerme. —intenté pasar, pero fue inútil.

— Vete Savannah, eres libre. Deja que las autoridades se encarguen de esto.

—¿Qué pasará con él?

— Al haberse declarado culpable no tendrá juicio, sin embargo el crimen cometido fue muy grave, si se comporta bien en prisión quizá lo dejen salir en unos veinte años. —no no no.

— No, él es inocente. —apelé.

— Las pruebas no dicen lo mismo.

—¿Qué pruebas?

— No puedo decirte.

— Por favor. —rogué.

Aquel hombre que hace unos minutos amenazaba con arrancarme los dientes, mostraba en estos momentos un poco de compasión.

— Sígueme. —dijo en voz baja.

Fuimos hasta su oficina, un lugar muy pequeño con pocas decoraciones.

—¿Por qué me ayuda? —pregunté mientras él buscaba algo entre todos sus papeles.

— No te ayudo a tí —auch—, conozco a Carl, y por lo que veo estás interesada en demostrar que es inocente, al igual que yo.

—¿Por qué?

— Sue padre era mi hermano. —¡¿Khé?!

— Eso quiere decir que usted es su... Vaya, no me esperaba eso. —el sólo asintió.

— Cuando se sepa que es familia mía me impedirán meterme en el caso, es por eso que necesito que me ayudes —puso una carpeta en mis manos—. La policía de aquí es un asco en realidad. Mira los papeles.

Abrí la carpeta y me encontré con varias fotografías, fotografías de hace unas horas cuando salimos del hotel junto con las llaves, en ellas estábamos Carl y yo huyendo.

— Y esa no es la mejor parte —me entregó una hoja—. La dueña del hotel puso una demanda, se fueron. Sin pagar, ¿En qué estaban pensando?

Es cierto, nunca regresamos para pagar.

Seguí revisando las pruebas, todas se relacionaban a mí.

— No lo entiendo, ¿Por qué le creyeron si todo indica que soy la culpable?

— Carl explicó que él te engañó, que quería que fueras a la cárcel para luego asesinarte, pero que sus planes se fueron frustrados al enamorarse de tí. —un calor intenso me recorrió de pies a cabeza.

— Tenemos que sacarlo de ahí.

— Es lo que más quiero —puso todas las pruebas dentro de una caja—. Hay que irnos, si te ven aquí tendré problemas.
Me dirigí a la puerta, sin embargo una foto en la pared robó mi atención, era Leah.

— Conozco a esa chica. —señalé la foto.

Me acerqué a el lugar, el detective me acompañó.

— Leah Anderson, lleva desaparecida más de un año. ¿La conoces? —asentí.

— Se está quedando en mi casa.

— Su madre puso una denuncia hace un año, diciendo que la habían secuestrado, según ella sufrió de trata de blancas.

Buscando a mi asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora