Sola

3.1K 281 14
                                    

Alisson.

Desperté sin razón en medio de la habitación de Savannah, es como si hubiese alguien aquí, lo puedo sentir, sin embargo, no veo a nadie.

Volteé a ver por toda la habitación, pero no encontré a Scott, lo cual es raro, él nunca, en todo este tiempo de conocernos me ha dejado sola.

Savannah aún dormía, revisé el reloj en la pared del frente y eran las siete con cincuenta y nueve, Savannah siempre se despierta a las 8, es decir muy pronto...

La alarma sonó y Savannah se puso de pie, fue hasta el baño, lavó su rostro y dientes para luego ponerse unos shorts y sudadera de casa, recuerdo cuando vine de pijamada y me puse ese mismo conjunto, viejos tiempos, pero no me causó tanta melancolía como esperaba. Le eché un vistazo a la marca en mi mano, tenía el número once, aún tenía once días para completar mi misión y tendré que despedirme de mi alma, y de mí misma.

El celular de Sav sonó, así que ella contestó la llamada y yo por supuesto fui hasta ella para poder escuchar todo.

— ¿Bueno?

— Hola, Savannah, soy la mamá de Daniel. —dijo una voz femenina a través del teléfono.

— Sí, la escucho.

— Es sobre lo ocurrido con Daniel —ella sonaba muy triste—. Decidimos no perder tiempo y realizar hoy el funeral, será algo pequeño, pero queremos que estés ahí, sé lo mucho que él significaba para tí. ¿Podrás venir? Es en una hora, nos reunimos en el cementerio.

— Seguro, cuente con eso.

Luego de cortar la llamada Savannah fue hasta su guardarropa y escogió el vestido negro que nunca antes había usado, su madre se lo compró el día en que un tío cercano casi muere, pero por fortuna logró sobrevivir a una cirugía, sin embargo, hoy lo usaría.

Una vez vestida, arreglada y lista, salimos en el auto hasta el cementerio, eran las 9 a.m., había poca gente ahí, al parecer la mamá de Daniel enserio quería hacer algo pequeño. Me alejé de Savannah para ir hasta mi lápida que se encontraba a pocos metros de ahí. «Alisson Marlene Johnson Fields. 1999—2016. Amada hija y amiga» es lo que había escrito en ella. No estuve presente en mi propio funeral, estaba algo ocupada, y creo que no hubiera podido ver a quienes amo sufriendo por mi muerte, eso me llevaría directo hasta el valle del luto.

Me acerqué hasta la lápida y a cada paso sentía cómo mi piel ardía, algo me decía que me alejé de allí, sin embargo, la curiosidad era más fuerte que eso. Puse mi mano sobre el frío cemento y entonces mi cabeza empezó a doler tanto que me tumbó hasta el suelo. Destellos de recuerdos sobre la noche de mi muerte aparecieron como flashes en completo desorden, hasta que todos se juntaron formando una secuencia más o menos coherente...

El vestido azul que había usado en la fiesta ahora estaba manchado de sangre fresca que salía de mi cuerpo por todas partes, mi nariz, labios y el costado de mi cabeza. Corrí hacia mí misma inconscientemente en un acto de desesperación por tratar de ayudarme, pero esto no era real, pasó, pero no puedo evitar lo que sucedió aquella noche, no podía regresarme a la vida.

Dejé atrás a esa imagen tan horrible y me concentré en el lugar; unos muebles antiguos, pero elegantes al igual que el juego de comedor y todo el espacio en general. Fui hasta la mesa de madera con detallados impresionantes, sin embargo, no fue eso lo que me llamó la atención, fue la daga sobre ella que a pesar de estar cubierta de sangre dejaba a la vista unas letras. «Cavanough» es lo que decía.

— Hora de irnos, Alisson. —sonó una voz masculina tras de mí, la conocía, estoy segura de eso. Quise darme vuelta, ver quién era y acabar con todo esto, pero fue tarde...

Buscando a mi asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora