Clases en Beauxbatons

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—El campeón de Hogwarts—anuncio Madame Maxime— es Scorpius Malfoy.

— ¡No! — dijeron en voz alta Albus, Rose, Lorcan, Ellen y Lysander, pero solo fueron escuchados por Scorpius, quien les dedico una leve sonrisa para tranquilizarlos, mientras se levantaba para ir a donde los demás campeones se encontraban.


Al entrar al salón que le habia indicado Madame Maxime, James vio con curiosidad todo el lugar, estaba emocionado y algo nervioso, pero eso era algo que no admitiría. Ubico un sillón y fue a sentarse en la espera de los otros dos campeones, pero en cuanto vio entrar a los mellizos Lévesque, no pudo evitar poner una mueca de fastidio, antes de poner una cara de desconcierto al darse cuenta de que se suponía que era un campeón por colegio no dos.

Antes de que los mellizos entraran él se habia sentido feliz de haber sido seleccionado como campeón, y ver a aquellos mellizos no le hacía feliz, que tramposos pensó con algo de enojo por la ventaja de Beauxbatons, pero luego James decidió que aunque fueran dos el de todas maneras los vencería a ellos y al campeón de Hogwarts, no obstante al que tenía más ganas de vencer era a Alistair.


Dior y Alistair solo se le habían quedado viendo a James un poco curiosos iban a dirigirle la palabra cuando vieron que de la puerta entraba Scorpius.

En cuanto Alistair vio entrar a Scorpius se quedó sumamente sorprendido, no habia esperado que Scorpius fuera seleccionado como campeón de Hogwarts pero eso, lo único que hacía era reafirmar que definitivamente no se habia equivocado al fijarse en el rubio de ojos plata, Scorpius se le hacía cada vez más interesante.


Cuando James vio entrar a Scorpius lo primero que hizo fue levantarse abruptamente del sillón en el que estaba para ir hacia él, pero se detuvo cuando vio entrar a los directores con el director del departamento de cooperación mágica internacional y el jefe del departamento de deportes y juegos mágicos.

—Alistair, Dior, me pueden explicar por qué han escrito su nombre en el mismo pedazo de pergamino—les dijo Madame Maxime algo molesta.

—lo sentimos Madame Maxime, pero nosotros hacemos todo juntos era de esperarse que este torneo no sería la excepción— le dijo Alistair.

—No sirve de nada que les pidas explicaciones Madame Maxime, lo hecho esta hecho ambos deben de competir esas son las reglas del Torneo— dijo Albert Gibbs, el director del departamento de cooperación mágica internacional, quien veía curioso a los mellizos.

— ¿Pero cómo es que el cáliz eligió un pergamino con dos nombres?— pregunto Viktor Krum, serio pero un poco molesto por dicha situación.

—Bueno yo no soy experto en el cáliz de fuego, pero creo que el cáliz no ha tenido problema en elegirlos, porque son mellizos y astutamente escribieron sus nombres en un solo pergamino—dijo Wallace Woodgate jefe del departamento de deportes y juegos mágicos.

—Eso es trampa—dijo James acercándose a su director.

—Lamento informarle joven Potter, que no es trampa, al menos no todavía, ya que no existe ninguna regla que prohíba que gemelos, mellizos o gente que no lo sea escriba dos nombres en un solo pedazo de pergamino— dijo Albert Gibbs.

Al escuchar eso James no pudo evitar poner una cara de enojo mientras veía retador a Alistair y Dior.

McGonagall y Krum prefirieron no pelear, ya que sería inútil debido a las reglas del Torneo, además McGonagall estaba más preocupada por Scorpius que si habia uno o dos campeones por Beauxbatons.

Un amor casi imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora