Indefenso

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— Avada Kedavra

Dice Daisy y esa luz verde me golpea en el pecho, me deja inmóvil en el suelo y la veo acercarse a mi, abre mi camisa y murmura palabras en latín. Saca un cuchillo y me comienza a raspar el pecho con él. Quiero gritar, quiero moverme, quiero pedirle que pare, pero no lo puedo hacer, mi cuerpo no me obedece, y de hecho, creo que ya no estoy en él, porque veo la escena desde arriba, como flotando. Ella escribió ahí con mi sangre "Dejen de seguirnos". Se levantó y se fue

Me levanto de golpe y respiro agitado. Estoy todo sudado, paranoico mirando alrededor, pero estoy en mi cuarto, solo. Estiro mi cabello. ¿Qué demonios fue eso? ¿Qué es lo que vi?

Tocan a mi puerta y salto del susto

— Sebastian, es tarde, levántate

— Si, ya voy

Exhalo resignado y me levanto para meterme a bañar

— ¿Y cómo fue tu cita de ayer? — dice Daisy con la boca llena de croissant

— ¿Cual cita?

— Saliste con Sarah, ¿no?

— ¿Cómo sabes?

— Todo mundo se dio cuenta, era patético de ver como chillaba feliz colgada de tu brazo. ¿Por qué decidiste romper tus preciosas reglas?

— Porque... no es tu asunto Daisy, eso de no meterse en los asuntos del otro debe ser una calle de ambos sentidos

— Yo soy tu hermana mayor estupido, tengo que cuidar que no hagas pendejadas

— ¿Y quien cuida que tú no hagas pendejadas?

Me dio un coscorrón que me sacó las lágrimas

— Yo no necesito que nadie me cuide ¿oíste? Imbecil

— ¡Piche loca! — grito lleno de frustración

Me quedo afuera en el callejón unos minutos, sosteniendo mi cabeza mientras aún veo estrellas a mi alrededor. Cada día estoy más harto de ella y su actitud

— Hey Sebastian, ¿qué fue eso?

— La loca de mi hermana...

— Ya veo... desde lo de ayer me da más miedo, y eso que antes ya le tenía mucho miedo

— Sarah...

— Ya sé, no diré nada, pero tú, me debes dos citas, por cierto, — dice acercándose a mi en un segundo y rozando mis labios con los suyos — me debías esto. Buenas tardes

Y camina dentro del local alegremente. Suspiro resignado y camino dentro yo también

En la madrugada, estamos recogiendo todo, a punto de irnos cuando Sarah se acerca a mi.

— Mañana es domingo. ¿Qué vas a hacer? Me debes un par de citas

— Mañana no puedo, será la próxima semana ¿si?

— Mmm ¿por qué? ¿Qué harás?

— Investigación...

— ¿De lo de tu hermana? ¿Te ayudo?

— No es necesario, me has ayudado bastante

— Esto sería gratis... no temas

— Gracias, en verdad no es necesario

— Bien, si cambias de opinión... ya sabes dónde estoy

Ella se va y me quedo embobado mirando

Inevitable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora