[PRIMERA PARTE TERMINADA]
|Segunda parte en proceso: "Dime que me quieres"|
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-¿Cual es tu maldito problema?- mi grito hizo que se detuviera de inmediato.
Se giró y comenzó a caminar hasta llegar a mi.
-¿Quieres saber cuál e...
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SAMANTHA.
Había pasado casi una semana desde el incidente en mi casa.
Susan no quiso hablar de eso, y no quise insistir en el tema de porque había regresado a casa en ese estado. También había ladeado con con Brad varias veces, y aunque no hacía nada, dudaba que lo hiciera, seguramente intentaba asustarme.
Me encontraba en el salón de ciencia, el maestro me había pedido que vaya por unos cuantos libros, al terminar de encontrarlos en la biblioteca me dispuse a salir por la puerta.
Y al intentar irme del lugar, pero alguien detuvo mi paso.
¿Justo él tenía que ser?
—Siempre de metida ¿no?
—Permiso—ignore su comentario anterior.
Trataba de esquivarlo pero no lo había logrado, ocupaba todo el espacio, ya que había colocado sus brazos en el marco de la puerta.
Se quito su chaqueta de cuero y luego la lanzó al piso.
—Levántala.— ordenó.
—¿Que? ¿Acaso tienes 5 años para creer que lo voy hacer?—Contesté fastidiada.
—Tal vez crea que tenga 4 años, porque enserio creo que la vas a levantar.
—No lo creo, ahora déjame pasar que debo irme a mi clase.
—No.
—¡Que te corras!
—No hasta que levantes mi chaqueta.
Apreté mis labios, me agache y recogí su estúpida chaqueta, luego se la di en un empujón.
Sonrió arrogante y la tomo entre sus manos.
—Así me gusta— tocó la punta de mi nariz, corrí mi cara y este río—, la próxima vez ahórrate tiempo y haz encogida lo que te ordene ¿si?
—Nunca pensé que alguien podía ser tan idiota, pero mírate aquí estas.-. Lo enfrente.
—Mira no me faltes el respeto, que no te conviene.
—Que irónico, ¿Tú hablando de respeto?
—Yo te avise que pasaría si seguías de chusma, tu eres la culpable aquí.—. odiaba la arrogancia que tenia encima.
Controlé los impulsos de golpearle y ocasionarme un castigo, me retire ignorándolo, camine de regreso al salón sin mirarlo.
La verdad era no entendía que pretendía con eso. A veces me preguntaba que hubiese pasado si mis padres jamás se hubieran divorciado, de seguro que no me encontraría aquí, pero no creía que sería la persona más feliz del mundo con ellos dos discutiendo todo el día.
