[PRIMERA PARTE TERMINADA]
|Segunda parte en proceso: "Dime que me quieres"|
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-¿Cual es tu maldito problema?- mi grito hizo que se detuviera de inmediato.
Se giró y comenzó a caminar hasta llegar a mi.
-¿Quieres saber cuál e...
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SAMANTHA.
Llegué a mi casa con ese sabor amargo en mi boca.
No intente hablar con Brooke, luego lo haría.
Al entrar a casa sólo cierro la puerta y me apoyo en ella colocando toda mi espalda en la fría madera, junto mis párpados tratando de no pensar en nada.
Pues no lo logró.
Era como una película, las imágenes las veía y las voces seguían ahí.
-¿Te encuentras bien?- la voz de Alba hace que abra mis ojos.
Asiento sin decir una palabra.
-Estoy un poco cansada, eso es todo.
-¿Quieres que te ayude con algo? ¿Tal vez alguien?- insiste con una levantada de ceja.
-No Alba, estoy bien.- Manifieste con media sonrisa- Mejor me voy a recostar un rato.
Sentía la mirada observadora de Alba puesta en mi, pero decidí disminuir la importancia. No quería hablar sobre el tema, simplemente quería dormir y olvidarme de todo por un rato.
Una vez había leído una frase que decía: "las palabras guardadas son alfileres en un globo".
A decir verdad tenía mucha razón.
En ese caso el globo era soy yo, y sabía que en cualquier momento explotaria de una manera que doleria.
Por acto-reflejo lleve mi mano a los bolsillos de mi chaqueta tratando de encontrar mi móvil, tanteo y tanteo pero no lograba hayarlo. Busque en mi mochila, pero no encontré nada.
Lo habia perdido.
[Samantha, desesperada, comienza hacer rápidos movimientos revisando todos aquellos posibles sitios donde guardar ese móvil. Busco y rebusco en su mochila, hasta en su sostén.
Pero nada.
Preocupada y nerviosa corrió hacía el final de las escaleras de la gran mansión, en donde convivía con su familia, chequeo en el piso, a fuera de la casa y rebusco en aquellas partes que ya había revisado antes.
Sus nervios ya eran de otro mundo.
En una de esas ideas, tomó el teléfono fijo de la casa y marco rápidamente su número. La línea del otro lado sonaba y sonaba, hasta que por fin contestaron.
Y entonces fue cuando Samantha se llevó una gran sorpresa al escuchar aquella voz.]
-¿Quien eres y que quieres?-. Fue lo primero que escuché.
