23- Me asusta.

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BRAD.

Comencé a alejarme del lugar, sin mirar atrás.

Sabía que Dylan tenía razón, sabía que debía quedarme, que debía estar con ella. Pero se merecía alguien mejor, alguien que no la lastimara y yo no era esa persona.

O no era capaz de serlo.

. . .

El timbre del Instituto sonó, dando aviso que la mañana de estudio había terminado.

Recogí mis cosas y salí del salón, comence a dirigirme a mi casillero. Mientras tanto mi cabeza seguía pensando en todo, y mas que nada, en ella.

Deseaba que todo eso fuera un sueño y que cuando me despertara, Hale estuviera a mi lado sonriendome, y diciéndome buenos días.

>Sería el despertar más perfecto.<

Al llegar a mi casillero, me encontré con alguien esperándome, alguien que en ese momento no quería ver. Se encontraba de espalda contra la puerta de mi casillero.

La observe por un instante, visualice uno de sus ojos hinchado y un tanto morado, en su labio inferior note una pequeña cinta blanca, la cual cuidaba que la herida no se abriera, también había una igual en su ceja derecha. Sus mejillas de color carmesí estaban, al igual que su nariz y sus ojos.

Lo cuál indicaba que había estado llorando o actuaba muy bien.

-James yo...- levanté una mano señalando que pare. La corrí de mi casillero y comencé a sacar mis cosas de allí, en silencio- Ella te dijo ¿no?, ¿sabes si dijo la verdad al menos?, seguro manipuló todo para hacerme quedar mal, porque es una zor...

-¡Ya basta Clarke!- grite cerrando de un portazo la puerta, ella me miro algo asustada por mi acción- ¡Déjala en paz! ¡Déjame en paz!- alce mi voz mirándola- ¡Para con tu jueguito de niña celosa! ¡Porqué ni siquiera estábamos enamorados antes de ella!

-Lo dirás por ti...- murmuró con vos entrecortada, me quede observandola serio.

Tomé aire y trate de calmarme.

-Mira Clarke, no debes confundir el amor con la costumbre de sólo pasar el rato- aclaré, me coloque la mochila al hombro mientras comenzaba a dirigirme hacia la salida.

-¿Que tanto la quieres?- su cuestión hizo que parara en seco.

Trague saliva, era la primera vez que alguien me lo preguntaba.

¿Qué tanto la quiero? De algo estaba seguro y era que en poco tiempo DE había vuelto muy importante para mi, preferiría su felicidad antes que la mía, preferiría sufrir yo antes que ella.

Eso debe significaba que le quiero y mucho.

-La quiero como nunca quise a nadie.

. . .

SAMANTHA.

-¡¿Pero que rayos te paso por la cabeza Samantha?!- su grito se había oído hasta la casa del vecino, seguramente- ¿Pelear en la escuela? ¡¿En que pensabas?!

-El director no se enteró...

-Vaya, y eso me deja mucho más tranquila- Comentó con ironía.

Se llama Amor |1/2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora