28- Fiesta desastrosa.

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BRAD.

Desperté al sentir una vibración en el bolsillo de mi pantalón, puse la mano medio dormido en aquella molestia y tomé mi movil.

Ni siquiera vi la pantalla, sólo lo bloquee y me tumbe nuevamente en mi cama.

Una sonrisa apareció sin querer en mi rostro, pensando en lo mucho que me había gustado la noche anterior. Ese momento, se quedaría grabado para siempre en mi memoria.

Esa mujer me estaba volviendo loco, me hacía hacer locuras como la de caminar en media madrugada y subir una montaña empinada.

Pero me encantaba.

>Amaba que me convenciera de hacer locuras y salirme de mi zona de confort.<

El maldito sonido volvió a interrumpir mis pensamientos, lo tomé y sin ver quien era, atendi la llamada.

-¿Qué?

-Creo que alguien se levantó de mal humor.- dijo una vocecita que reconocí enseguida.

Mire la pantalla y sonreí.

-Lo siento- me disculpe-, creí que eras algún seguro queriendome vender u obligar su atención.- contesté, su risa llego a mis oídos.

-Siento la decepción.

-Eres mejor a que escuchar una voz de empresa.- continúe diciendo, aunque no la veía sentía que estaba sonriendo.- ¿A que debo el honor de su llamada?

-A pues, quería saber como te trataba la mañana de resaca.

-No tome demasiado, pero... si me duelen las piernas y no tengo la menor idea del porqué.- hable con sarcasmo.

Samantha del otro lado rió.

-Lo siento- dijo algo apenada- , pero en teoría no fue mi culpa, los taxistas no aparecían y eso no fue culpa mía.

Luego de que vimos el amanecer, Mariposa y yo caminamos hasta la carretera a tomar un taxi para regresar de nuevo a la ciudad. Pero ninguno apareció. Sólo pasaban autos y más autos, pero jamás ningún taxi ni autobús.

Tuvimos una pequeña discusión con Hale, donde yo la culpaba de que eso no hubiera ocurrido por no querer venir en mi moto.

Estaba entrando en pánico, estaba con frío y esas dos combinaciones en mi no eran tan buenas.

Mariposa me ayudó a calmarme, tomo su teléfono y trato de marcarle a Brooke, pero se encontraba apagado. Mis nervios aumentaban cada vez mas, tome mi movil y luego comencé a llamar a Dylan, atendió un rato después.

Pero he aquí la cuestión, estaba demasiado ebrio como para conducir.

Poco después Jeremy tomo la gran elección de venir por nosotros en el auto, de mi amigo, y así fue como se convirtió en nuestro héroe.

-Ya, pero si hubiéramos ido en mi moto...

-Si íbamos en su super moto de niño malo, se arruinaria la sorpresa.

-¿Niño malo?- cuestione riendo.- y... ¿Te gusta hacer travesuras con este niño malo?

-¡Brad!

-Apuesto a que desearías estar encerrada en un cuarto con este chico del mal...

-Calla tonto.

-... tocarle todo el cuerpo y besarle, besarle mucho ¿no?

-Ya...

-Seguro que lo deseas, estoy seguro.

Se llama Amor |1/2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora