16- Entre discusiones y regaños.

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BRAD.

No tenía ánimos de nada.

Quería dormir por horas, y sin pensar en nadie, pretendía descansar en mi casa pero el viejo estaba más insoportable que nunca.

Y como no estarlo, si tenía una esposa irritable.

A último minuto decidí adentrarme al Instituto, lo primero que hice fue ir a la bibloteca, tomar un libro cualquiera y sentarme en las últimas mesas del lugar, deje el libro abierto para luego recostarme sobre él.

Este año tendría mi graduación, dejaría esta mugre ya, y me iría a estudiar leyes, por mi padre. Según él, sería un gran abogado, para defender los bienes familiares y ganar dinero.

Aunque nunca me había preguntado si a mi me gustaría estudiar aquello, pero claro, aquí sólo importaban dos cosas: el dinero y las apariencias.

No acostumbraba dormir allí, prefería ir a las clases y no perderme nada, no era de esos jóvenes que se la pasaba reprobado todo. Sólo hacia lo necesario por aprobar y ya.

Acomode mis brazos sobre el libro, mi cabeza la zambulli por el espacio que deje entre ellos.

Oberve las palabras debajo de mi brazo, una sonrisa se posó en mi rostro la cual trate de eliminar casi al instante, ese libro había sido el mismo con el que Mariposa me había estado ayudando con la poesía.

Poesía que aún tenía que empezar.

[Los ojos del muchacho de tatuajes se cerraron poco a poco, su respiración comenzó hacer mas tranquila hasta quedar completamente dormido.

Era un buen lugar para dormir, la bibloteca era silenciosa, se escuchaban de vez en cuando las páginas crujir al cambiar a otra página, algunas veces los lápices al escribir o los borradores eliminando palabras.

Pero nada tan fastidioso como para interrumpir su sueño.

De pronto, una joven entró al salón silencioso. Caminaba con rapidez, al parecer quería encontrar algo o más bien a alguien.

Pero sea quien sea, a quien buscase, parecía muy enfadada.

En un momento vio a su objetivo, fruncio el ceño más de lo que ya estaba, y se dirigió en su dirección.

Tomó el libro con fuerza en donde el joven dormía, haciendo que hombre golpeara su cabeza en la mesa de madera.]

-¡Pero que carajos!- me levanté de un salto, para ver al culpable de haberme golpeado.

Varias de las personas del lugar nos miraron por un momento, para luego seguir con lo que estaban haciendo, sin importarle demasiado.

-Eso te ocurrió por imbécil, y esto- golpeó mi mejilla con fuerza. La gentuza chismosa ya le estaba prestando más atención a la escena.- por dejarme hablando sola en mi casa y pensar en otra.

La mire y sonreí, estaba furioso por dentro, pero Clarke odiaba que sonriera cuando ella estaba molesta. Le hice una seña para que me siguiese, caminamos a las últimas estanterías del lugar, las cuales estaban repletas de libros de la sección romance, comedia, poesía; y todo los libros a los que a muchos no les interesaban.

No sabían lo que se perdían.

-Mira, te diré dos cosas, uno- Tomé su brazo con fuerza, haciéndola gemir por el dolor.- jamás en tu puta vida me vuelvas a pegar de nuevo, porque me olvidaré de que eres una mujer ¿estamos?. Y dos, - La acerqué más a mi y apreté más su brazo- te recomiendo que vayas calmando tus caprichos de niña mimada, porque tu no eres nada mío, ¿escuchaste? Sólo eres una distracción, nada más.

Se llama Amor |1/2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora