teacher | veintinueve

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Indirectamente opté por el silencio, que en mi cabeza no era tan así. De todos modos di las gracias porque no pudiera oír todo el bullicio en forma de especulaciones que mi mente generaba sobre él. Obviamente se dio cuenta, se mordió el labio e hizo un extraño gesto con los ojos, como si supiera que me hallaba pensante, de una manera innecesaria en aquél momento. Pero, ¿qué se le podía hacer si actuaba como un maldito enigma haciendo alusión al esconder cosas?

Recorrió con su índice la línea de mi cuello, cosquilleaba allí pero no era graciosa ni mucho menos la sensación. Mantenía una ceja enarcada y su mirada se inclinaba a ser diagonal, casi podía vislumbrar en su vista oscurecida mi semblante, y ni yo misma lo comprendí. Privó a mi cuerpo de su toque definitivamente cuando abrió su camisa aún más, mis ojos no se hallaban avergonzados de estar mirando con un detallismo anhelante su pecho bien formado, tan meticulosamente perfecto, que parecía hecho con la intención de invocar a la perfección. Ninguna marca, ninguna cicatriz o algo que pudiera dar indicios de que no era inmejorable. Quise trazar aquél camino de pequeños vellos casi imperceptibles que llevaban a su pelvis con mis dedos, pero me vi exasperada una vez más por aquél obstáculo estúpido en mis muñecas. Debió haber algo en mi semblante, porque rió apenas, haciéndome levantar la mirada.

—No voy a quitarte esas esposas –negó con la cabeza mientras se mofaba de su autoridad auto-concebida. Le gustaba jugar a ser quien daba la orden y quien la retiraba también; bufé disgustada, me dolía bastante. Consciente de aquello, me tomó por la nuca sin siquiera un poco de cuidado, y me acercó hacia su rostro ahora un poco más serio con brusquedad, seguía poseyendo esa media sonrisa que le otorgaba todo ese poderío que no podía expresar con el habla–. Alégrate, hoy solo usarás la boca –rió como si mi ceño fruncido fuese un chiste malo–. ¿No te convence? –dejó salir su labio inferior un poco, en una mueca que fingía adrede una lástima simulada–. Es una lástima, a mí me hace mucha ilusión tenerte chupándomela como si fuera un dulce, o algo parecido; sin manos, YoungSoo –mientras hablaba, desprendía el cinturón de su pantalón y desabrochaba el botón. Junto con éste bajó un poco su ropa interior, dejando a la vista su pelvis y una pequeña parte de su miembro. Con una ceja levantada pareció preguntarme si debía seguir bajando, como si no supiera la respuesta o no fuera a hacerlo. Se burlaba de que yo no pudiera hacer nada al respecto. Sutilmente tomó aire y siguió hablando–. Me encanta cómo lo haces –posó una de sus manos en mi espalda baja, y me acercó un poco más a él. Mis ojos se colaron hacia abajo en el momento en que finalmente dejó a su miembro salir. Luego susurró en mi oído, mientras él también miraba hacia abajo–, en especial cuando pasas tu lengua por la punta, ¿vas a hacerlo otra vez? –me preguntó con una voz que sonaba como la mismísima sensualidad–. ¿Me dejarás hundirla profundo, en tu caliente boca?

Acarició el rosado glande por su propia cuenta, suspirando entredientes. Pero más temprano que tarde se vio ansioso porque yo me ocupara del asunto y no él, debido a que abandonó su toque para tomarme por las caderas y alejarme de su regazo, finalmente quedé de rodillas frente a él, de una forma que era tanto voluntaria como involuntaria. Frente a mí, sus piernas abiertas y su erguido pene, prominente y venoso, esperando por un poco de merecida atención. Murmuró algo que no supe discernir, pero no pareció realmente necesario porque nada más pronunciarlo tomó del escritorio el otro envase de lubricante, y siendo sincera, la idea me llamó mucho más la atención que la vez anterior.

—Escogí caramelo porque no se me olvidó que te encanta –dijo haciendo alusión a un hecho verídico, uno de mis sabores favoritos siempre había sido el caramelo, sabía bien que no había sido una coincidencia la elección de aquél sabor–. Espero que sobre mi pene te sepa mucho mejor –agregó con una sonrisa que rozó lo socarrón, pero no me importó. JungKook estaba de verdad muy lejos de ser dulce como el caramelo en aquellos momentos.

teacher | jeon jungkook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora