teacher | veintisiete

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A causa de su vehemencia yo estaba privándome del aire. Y era esa la asfixia más bella y placentera que cualquier ser podría experimentar, la de ser besado con querencia. Aún con los ojos cerrados, percibía la sensualidad con la que JungKook hacía prácticamente todo, desde su respirar desacompasado, y cómo separaba nuestros labios mojados para alentarme a hallarlos por mí misma, hasta la manera insistente que tenía de apretarme contra sí. Sus prodigiosos labios ahora color fresa se dedicaron a mimar mi cuello con besos cortos, superficiales, hacían cosquillas por sobre mi tez con hematomas. Pero esto fue solamente una especie de preparación para morder aquella parte también; era extraño cómo dolía y hormigueaba al mismo tiempo, una sensación caliente de sus labios y su lengua, y otra fuerte de sus dientes.

La palabra de JungKook se alzó apenas entre mis jadeos y el sonido de su acto macabro. Esa voz que conocía desde hacía años era ahora, mi sensual y adictivo libido.

—¿Estás dispuesta a hacer todo lo que te diga? –formuló sin dejar de molestar mis clavículas y cuello esta vez. Su fogosidad era notoria, y eso hacía que lo quisiera más aún, la consecuencia se hallaba en mi capacidad de razonar. Con él no podía pensar.

—Define todo –le dije dudosa, porque había visto su mirada de soslayo hacia la bolsa en el escritorio. Estaba bien, si la había traído conmigo era por algo, pero eso no significaba que estuviera al tanto de como funcionaba todo aquello, y si me gustaría en verdad. JungKook se erguió dejando en paz mi cuerpo, pero rehusándose a alejarse de mí. Enarcó una de sus oscuras cejas, y su vista se posicionó en mis ojos.

—Para empezar no vaciles, solo di sí o no.

¿Era idea mía o eso había sonado grosero? Si su objetivo era someterme a su encanto y pretensión, estaba escogiendo el camino equivocado. No me molestaba recibir órdenes, pues después de todo estaba enseñándome, pero ahora no lo ameritaba. Quien debía condicionar era yo, después de todo. Retiré mis manos de sus hombros, deslizando por mis dedos la tela de su camisa, y esto pareció intranquilizarlo que molestarle.

—¿Y qué gano yo con prestarme a tus juegos raros? –no hice caso a su tentativa. No sabía bien porqué estaba a la defensiva, y tampoco supe bien si amar u odiar la manera en que mordió su labio, que se encontraba muy cerca de mi rostro, por cierto. Una de sus manos de ígneo toque subió hasta mi espalda media, mientras que la otra se abrazó a mi trasero, luego soltó un suspiro risueño, de procedencia dudosa.

—No es ningún juego raro, YoungSoo –quiso explicar, pero su voz tan severa y profunda lo hacían ver como una especie de intimidación contra mí, de todos modos estaba más que obvio que no era así. Inesperadamente, la estratégica posición de sus manos cobró sentido cuando pudo darnos vuelta a ambos y colocarme apoyada contra el escritorio de frío material–. Y lo divertido es que después de que hagas lo que yo diga, yo haré lo que tú quieras –utilizó el habla como si estuviera contándome las reglas de un juego ciertamente prohibido. Otra vez se sentía como una travesura, una muy, muy sucia.

En efecto, nuestros alientos entrelazados, la manera en que rozaba su hombría en mí y el agarre de sus varoniles manos, sumado a que el hecho de oír su dialecto era como escuchar la expresión más pura del erotismo, lograron convencerme. Otra vez. Y bueno, como había dicho antes, también la maldita curiosidad, que le robaba terreno a mi amor propio y a mi orgullo como persona. Además, la promesa de tenerlo a mi merced era tentadora a morir, aunque no tuviera la más pálida idea de para qué lo querría así, para qué utilizaría su voluntad. Por esto mismo dejé salir un exhalo que delató mi éxtasis.

—¿Qué pasa? –se mofó con una media sonrisa, sufragando al calor de mi rostro. Uno de sus dedos acarició por debajo de mi barbilla–. ¿Te excita saber que puedo estar a tu disposición, para lo que más quieras, para cumplir alguna fantasía tuya? Pues yo me siento así, porque sé que hoy harás lo que yo quiera.

teacher | jeon jungkook +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora