Cualquiera que haya tenido un interés amoroso alguna vez se sentiría familiar con el concepto de parecer lo más perfecto posible ante el ya nombrado pretendiente, al menos durante la primera etapa de la relación.
Era curiosa la manera en que inevitablemente nos obsesionábamos con ello como si, ineludiblemente, aquella preocupación no se fuese disipando poco a poco con el tiempo para finalmente convertirnos en nosotros mismos y dejar atrás nuestro quimérico yo.
Era una lástima que yo todavía siguiese en la primera etapa, pretendiese seguir adelante con mi simulado yo ideal, pero todavía continuara en mi cama dos minutos después de haber leído el mensaje de TaeHyung. Esto se debía a que la imagen de mí misma que tenía en la cabeza sobre cómo era mi aspecto cuando recién me despertaba después de escasas horas de sueño, no era muy fiel a la real. Aquello lo descubrí en el momento en que luego de desperezarme tomándome todo el tiempo del mundo y levantándome indolente, me vi en el espejo de mi habitación.
¿Sería un gran insulto hacia mi autoestima el admitir que me causaba cierto miedo mi apariencia?
Mi cabello enmarañado combinaba mucho con los círculos debajo de mis ojos y el maquillaje que, negligentemente, no me había quitado para dormir. La camiseta de un aburrido verde inglés que solía traer únicamente para estar en casa, no iba para nada con mis pantalones cortos blancos, llenos con dibujos infantiles de pequeños soles amontonados. Al observar la hora, mi cuerpo se encendió súbitamente en un estado de alerta, como si mi somnolencia se hubiera evaporado en el clima matutino. Ahora ya no solo lo maldecía a él por no haber avisado, sino que también a mí por holgazana.
Como un rayo hice todo lo que el escaso tiempo me permitió, lo cual obviamente, fue casi nada. Lavé mi rostro y mis dientes con celeridad, pues es lo que yo consideraba una prioridad. Con respecto a mi cabello, no había mucho que hacer. Pretendí ocultar el desastre con un simple moño, y ni siquiera se veía como el de esas chicas que lucen de peinados casuales pero presentables. Me consolé a mí misma diciéndome que al menos era menos horroroso que la catástrofe original, mientras me dirigía con prisa devuelta hacia mi habitación para elegir algo qué ponerme, pero me distraje con el sonido constante de mi móvil en mi cama.
TaeHyung había llegado ya hacía más de cinco minutos y me estaba esperando fuera, por lo que leí en los tres o cuatro mensajes que me había enviado. Al parecer me había demorado un tanto más de lo que yo creí. Dejé salir de mi boca un bufido exasperado mientras apretaba mis puños, recordándome mentalmente lo mal que estaba quedando al hacerlo esperar. Llena de disgusto, dirigí una rápida mirada de reojo al espejo, como intentando convencerme de que si se me observaba sin altas expectativas, en verdad no estaba tan mal.
Intentando actuar como la adulta que quería ser para él, bajé como un rayo las escaleras y tomando mis llaves corrí por el pasillo principal hasta la puerta, resbalando sutilmente con la pequeña alfombra que éste poseía. Una vez frente a la puerta suspiré intentando retomar la calma y serenidad, también haciendo lo posible por reprimir el leve dolor de estómago que, asumía, era a causa del nerviosismo que su persona me provocaba.
Cuando abrí la puerta, deseé con todo mi corazón cerrarla en su rostro y borrar de su mente mi imagen tan desaliñada. Y es que era realmente injusto para nosotros, los simples mortales, que existiesen personas con un esplendor natural tan cegador como el de Kim TaeHyung.
Para la ocasión vestía como si la elegancia y lo casual se hubiesen fundido a la perfección con igual participación. Su camisa blanca tenía las mangas levemente enrolladas hasta solamente la mitad de su antebrazo, y estaba metida en sus pantalones negros. El detalle que más me gustó, fue la manera en que llevaba una corbata negra con pequeños detalles grisáceos completamente floja, como si le hubiese molestado la atadura en algún momento de la mañana y habría decidido que así se veía mejor. Acompañando el particular accesorio, su camisa tenía los primeros botones igual de sueltos. Se veía tan bien, tan sofisticado y etéreo, como si todo lo que llevaba puesto hubiese estado dedicado a él desde el primer momento.
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teacher | jeon jungkook +18
FanficTentada por la inseguridad de su ignorancia sobre todo lo que el sexo se trata, YoungSoo se deja ayudar por un viejo amigo que, tras una provocadora experiencia, se ofrece a enseñarle a la inocente chica todo sobre el erotismo y su sexualidad. ∆Cont...