No debes mentir a tus padres o habrá consecuencias

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Narra Kagura

¿que acaso Gin había perdido la cabeza?

Siendo profesor ahora se le ocurría entrar a una pelea clandestina solo para sacar a esos idiotas del lío en que se metieron.

Kamui se marchó a pelear, ahora nos encontrábamos solo Okita, Gn y yo en los vestidores.

—¿estás loco Gin? Si alguien te descubre puede perjudicarte.

—y de quien es la culpa—responde —si tan solo me hubieran dicho que querían partirse la mandarina los hubiera unido a un club, a pesar de que ya están en su último año.

—pareces una mamá gallina—comenta mi novio

Gin lo mira con molestia, él ni se inmuta ante el aura aterradora de su suegro.

—Cuando me libre de esto, juro que los voy a castigar con una semana de clases extras y de puras matemáticas.

—eso les pasa por peleoneros.

—eso te incluye a ti Kagura—menciona

—y a mi por que—proteste

—por no contarme de sus fechorías.

Ahora yo soy la que mira molesta a Okita, igualmente no se inmuta, al contrario el desgraciado me sonríe. Estoy por lanzarme a golpearlo, cuando se escuchan los gritos eufóricos del público.

A los pocos minutos Kamui viene casi ileso, solo tiene un par de golpes nada graves.

—gane, el pobre salió con un brazo roto—dice con alegría

—a veces me aterra tu forma de divertirte—comenta Gin

—Bien, yo sigo, dame mi beso de la buena suerte.

Le doy un beso en los labios para después darle una patada en el trasero.

—es para la buena suerte amor— me excuso

La cara de muñeca tan solo sonríe porque sabe que de esa forma expreso mi amor por él.

Si se lo preguntan es cuestionable mis métodos de amor, pero es demasiado vergonzoso ser cursi. Además al sádico con tendencias masoquista le gusta mi forma de demostrar mi afecto.

Mi novio sale de los vestidores, corro detrás de él para ver la pelea desde más cerca.

El público comienza a aclamar su nombre, haciendo que se le suba el ego a un más.

Se sube al ring para comenzar a pelear con su oponente.

Al igual que mi hermano era un sádico que le encantaba ver al mundo arder, por lo cual le encantaba mofarse de sus adversarios para provocarlos.

Sus labios estaban curvados hacia arriba demostrando lo feliz que estaba con esto.

Le dije que tal vez en la universidad podría ingresar a un club o que Kaumi lo metiera de manera profesional.

Él me respondió que lo tomaría en cuenta.

Esquivó un diente que fue lanzado desde el ring. Estoy segura de que es de su rival.

La campana suena al caer el otro peleador. La gente se levanta de sus asientos para ovacionar a mi novio.

Okita sale del ring para tomarme de la cintura y alzarme y girar, para luego besarme.

—me vas a hacer que vomite el hot dog que comí.

—mientras no me suceda lo de Denji estaré bien—contesta para luego besarme

Las consecuencias de una tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora