La vida te puede traer sorpresas

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Narra Kagura


Katsura nos había dado la clase libre ya que estaba embobado con una novela mexicana.

A veces me preguntaba si Gin y Katsura se tomaban en serio su trabajo.

—eso Marimar véngate de esos desgraciados—grito

—deja de gritar o nos descubrirán—dije

—¡shh! No me dejas escuchar mi novela.

Decido enfocarme en lo mío que era ver cuantas patadas puedo dar al aire en cinco minutos.

En eso escucho un ruido, noto que mi pantalón y noto que se le hizo un agujero.

Sin más alternativa comienzo a quitarme el pantalón para quedarme con la falda.

—¡hey Kagura! Deja de hacer un show en medio del salón, ve al baño.

—traigo falda—dije

—Aun así ve.

—esta bien—a regañadientes voy al baño

Vuelvo ya sin los pants puestos, ahora estaban en mi manos, los arrojó a mi escritorio más tarde los guardaré en la mochila.

—Kagura ¿porque llevas pantalón deportivo debajo?—pregunta Tama

—es para que no se le vea la ropa interior o algún degenerado quiera ver sus calzones—explica Soyo

—te ves bien sin ese pantalón—comenta Nobume

Ante eso, todos los chicos se giraron a verme sorprendidos.


Narra Okita

Al escuchar las palabras de la adicta a las donas, todos voltearon, incluso yo.

Por lo que entiendo Kagura suele practicar karate en el club de la escuela y fuera de ellas kick boxing. Y al parecer daba buenos resultados, ya que tenía unas hermosas piernas, pero que estoy diciendo.

Me abofeteo mentalmente y giro mi rostro a la ventana.

En eso se abre la puerta.

—¿se te volvieron a romper los pantalones?, ni pienses que los voy a arreglar.

—yo lo hago—dice Katsura

Saca de su mochila un kit de costura, toma el pantalón de Kagura y comienza a coserlo.

—Zura no tiene clases.

—Zura nai Katsura da—corrige


—lo que sea, andando, antes de que nos regañen.

—listo, ten Kagura.

—gracias—se coloca los pantalones terminando el espectáculo

—bien ahora largo, que debo torturarlos, digo darles clases.

Narra Kagura

Las clases terminaron y para desgracia era día de club y no tenia más que arrastrarme hacia el club de manga con los vírgenes, Shinpachi ya estaba con los demás.


—Kagura ya que llegaste tarde por que no llevas que firme el nuevo presidente.

—si, son 500 yenes.

Todos cooperaron para pagarme, cuando me pagaron llevé los papeles y vi algo espantoso, a la cara de muñeca como el presidente.

—tú qué haces, aquí-dije

—eso no te importa—dijo

Tire los papeles y avance a la puerta pero me tropecé cayendo de sentón.

Las consecuencias de una tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora