Resfriados y preciados secretos

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Narra Hijikata

Me encontraba tomando una ducha intentando bajar la fiebre, escucho que alguien entra, no le tomó importancia hasta que escucho las voces de Kagura y Okita.

—bien, voy a tomar algo de ramen.

—no grites, que nos puede escuchar.

—seguro se encuentra dormido, soñando con botes de mayonesa—responde

—aun estoy con vida, ni se te ocurra largarte, que por tu culpa me enferme, así que ven a cuidarme—exigí

—mierda nos escuchó, huye Kagura.

Escucho como corren hasta la salida, para luego azotar la puerta.

Si tan solo tuviera la fuerza suficiente fuerza, me levantaría y los iría a perseguiria.

—ahora como voy a salir de aquí—me cuestione

Esos dos se habían ido y dudo que si le pedía de favor a Okita que me sacara, haría todo lo contrario, me sumergiría en la tina para luego huir de la escena del crimen.

Me estaba empezando a agotar, creo que no fue buena idea ingresar en mi estado a la tina.

En eso escucho como la puerta de la entrada se abre,

—¿Dónde estás Toshiro?

—en el baño, ven.

Por fin estoy fuera del baño, casi me vuelvo una pasa por estar tanto tiempo en la tina.

Trato de no quedarme dormido mientras Gin me seca el cabello.

—resiste un poco, tengo que secarte el cabello porque si no tu resfriado empeorara.

—si mamá—respondo

—termine ahora si recuéstate en el futon, duerme un poco en lo que preparo algo para que comas y tomes el medicamento que traje.

Gin sale de la habitación no sin antes apagar la luz.

Mis ojos comienzan a cerrar por el cansancio.

Los recuerdos de mi infancia vienen a mi mente.

Cuando enfermaba mi cuñada y en algunas ocasiones mi hermano solían cuidarme.

Cuando crecí y dejé la casa de mi hermano, no podía darme el lujo de enfermarme, ya que no había quien velara por mi. Así que cuando caía en cama intentaba hacerme fuerte.

En una ocasión terminé en el hospital por estar de pie cuando tenía demasiado fiebre. A partir de ahí Kondo y Mitsuba venían a verme.

A lo lejos escucho la voz de Gin hablando con alguien, pero no le tomo atención hasta que escucho la voz más cercana.

Abro los ojos y me encuentro con Kondo que tenía su rostro demasiado cerca de mi.

—Sougo me mandó un mensaje diciendo que estabas enfermo. Eso me preocupo ya que te pones muy mal, al entrar a tu departamento me encontré a Gin que se dirigía aquí por que te traía de comer—me señala la charola que esta aun lado de mi

—Gin se ofreció a cuidarme, se quedará aquí esta noche, no te preocupes.

—me alegro que no te quedes solo, ahora que veo que está en buenas manos me retiro, que descanses y recupérate.

Kondo salió de mi habitación para volver a su casa.

Me levanto para comer la sopa.

—no sabia que cocinabas.

—tengo a una niña que está digievolucionando.

—¿no estaría en crecimiento?

—A mi me gusta decirle así.

—no es un digimon.

Cuando termine de cenar, tome los medicamentos para luego volverme a recostar.

—me quedaré en la sala por si quieres algo.

Antes de que se fuera lo sostengo de la mano para evitar que no se vaya.

—quédate a mi lado—pido

—Está bien.

Gin se sienta en el suelo y recarga su espalda en la pared.

Una vez acomodado, vuelve a sujetar mi mano.

—descansa no me iré de aquí—dijo

Al sentir la calidez de Gintoki, comienzo a relajarme, hasta que nuevamente me quedo dormido.

Ya el día lunes estoy listo para presentarme a trabajar.

Tan solo permanecí enfermo el fin de semana.

Cuando entro a la escuela me encuentro a Okita,

—¿Dónde estuviste el fin de semana?

—en la casa de mi suegro—responde

No entendía a qué se refería hasta que apareció Gin.

—Cuando llegué ayer estaban limpiando la casa.

—oh, no esperaba que fuera considerado Okita.

—la limpio porque a esos dos se les ocurrió hacer una fiesta en mi ausencia.

—¿que?

—y lo peor es que no me invitaron, ahora castígalos el triple, por hacer que te enfermaras, por no invitarme y tres por que alguien se robo el lavabo y ahora debo comprar otro.

Gintoki se aleja de nosotros soltando maldiciones en varios idiomas.

—Shiroyasha no digas groserías frente a los estudiantes.

—¡que no me llames así! Además estoy seguro de que se saben más insultos que yo.

Cuando se pierde de mi vista, me enfoco en el par de tórtolos que intentan huir.

—ni se les ocurra irse o su castigo aumenta.

—nos vas a castigar por que te lo dijo tu novio.

—no Okita, sigue en pie lo de su castigo del sábado, así que van a limpiarán los almacenes del gimnasio y del auditorio—indicó

Sougo imaginándose quien sabe que cosas junto a Kagura.

—tú irás a limpiar el del gimnasio y ella el del auditorio.

—¿que? Pensé que lo haríamos juntos.

—para la mala suerte de tus planes maquiavélicos no, siempre que están juntos en un castigo terminan empeorando las cosas, es por ello que lo harán separados.

—Te odio Mayora.

—lo sé desde hace años, ahora vayan a su salón que no tarda en sonar el timbre.

Ambos se van a regañadientes a su respectiva clase, mientras que yo me dirijo a la sala de profesores.

Narra Gintoki

Cuando llegue a casa en la tarde del domingo no me esperaba ver a Kagura y a Oshiro kun limpiando mi casa.

Pensé que aquello había sido un milagro de navidad, sin embargo al darme cuenta que esos dos nunca limpiarán de manera voluntaria, no tuve más opción que interrogarlos para averiguar qué mierda hicieron.

Media hora más tarde, les saqué la información que quería, la cual era que hicieron una fiesta en mi ausencia.

Me sorprende que Otose no los regañara, luego me entere, que la anciana fue a ver a un amigo de ella y su difunto esposo que vivía en el campo debido a que era su cumpleaños.

Es por ello que aprovecharon para hacer una fiesta en la cual robaron mi lavabo.

Aunque esa noche no fue tan malo, debido a que Hijikata debido a la fiebre me soltó una confesión.

—te amo Shiroyasha—suelta entre sueños

Fue lo más cursi que nadie me haya dicho, pero eso se quedará como uno de mis más preciados recuerdos. 

Las consecuencias de una tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora