Hay persona que quieren ver arder el mudo y otras quieren venganza

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Narra Gintoki

Kagura salió corriendo luego de gritarle todo lo que pensaba que creía que su padre sentía por ella.

—Kagura espera.

Su padre estuvo a punto de seguirla pero Kamui lo detuvo.

—esto es tu culpa, por abandonarnos cree que nos odias, aunque sí creo que me odias a mi, a ella no porque se parece a mamá.

—¿de donde mierda sacas que los odio?

—tus acciones lo demuestran, me corriste de la casa y no me dejaste ver a mi madre.

—te aleje de ella porque sabía que ibas a sufrir más su partida, por eso te aleje antes, ella misma me lo pido.

—¡MIENTES!

—te estoy diciendo la verdad hijo.

—¡NO ME LLAMES ASÍ, NO SOY NADA TUYO!

A este paso la gente escucharía sus escándalos, así que no tuve más opción que interferir en su disputa.

—quieren callarse, a este paso van a llamar la atención de la gente con sus gritos, además no estamos en el lugar correcto para sus conflictos familiares.

Padre e hijo se quedaron mirando mutuamente, estaba listo para ponerme en medio en caso de que se lanzaran a los golpes.

Para mi suerte Kamui se alejó.

—Gin volveré a la clase, ahora es mi turno en la cafetería.

—si, se amable con los clientes.

—¿no les puedo embarrar la cara con pastel?

—no Kamui—respondo

—que aburrido—contesta

—Shinpachi, ve con él.

—qué hay de Kagura

—ella estará bien.

Mi sobrino y el mejor amigo de mi sobrina se van del lugar, dejándonos solos.

Miro a Umibozu que tiene sus manos ocultando su rostro.

—soy un horrible padre—comenta

—si lo eres.

—¡Gintoki!

—¿Qué esperabas? Que te dijera que no lo eres, pues eso seria mentirte, intentaste protegerlos, sin embargo fue todo lo contrario, no solo los separastes, hiciste que se sintieran demasiados solos. Sabes, Kagura, los primeros días lloraba por las noches porque los extrañaba y sentía que la habías abandonado.

—Pero lo hice por su bien.

—cállate y escucha. Ahora ya le da igual cuando intento prenderla, pero las primeras semanas que llegó a mi casa, lloraba y me suplicaba que no la dejara y que se portaria bien.

—Yo no sabía.

—no, tu nunca sabes nada, nunca has estado en su momentos mas importantes, te excusas con trabajo.

—lo hago, para que ella tenga todo.

—pero no te tiene a ti, qué es lo más importante, además, debo confesar que ella no toma ningún billete que le envías, lo tengo guardado en una cuenta de ahorros para su universidad.

—¿pagas tú sus gastos?

—algunos, otros gastos ella los paga, en apuesta, no son nada ilegal, solo apuesta cuando juega a la lotería o algo que invento con sus amigos a quien le atina a algún acontecimiento de un manga.

Las consecuencias de una tarde lluviosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora