(16) Bastardo

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¿Qué siento dentro de la panza? ¿Será el vino?

Arreglo las solapas del traje que traigo puesto porque no hay vestido ridículo el día de hoy. No pude creerlo cuando mi padre apareció con un uniforme militar nuevo para que me ponga esta noche. Teniendo en cuenta que es el último baile antes de partir pensé que tal vez querría me pusiera un vestido y me hiciera ver linda

¿Leroy enloqueció? Creo que sí.

Estamos en un círculo pasando botellas de vino con mis seis hermanos hace prácticamente una hora y la familia real no tiene miras de aparecer.

- ¡Cuánto tiempo más! – reclama Roca - ¿¡Cuánto!?

- Cálmate – gruñe Cuchilla – es esta noche y ya nos vamos.

- ¿Calmarme?

- Aunque sea muy difícil inténtalo, roquita.

Cuchilla le rueda los ojos y la mano de Roca se aprieta dentro de sus bolsillos queriendo arreglar las cosas del modo que lo haría si esto fueran las trincheras o Harbor Bay.

- ¿Siempre son tan encantadores? – comento

Lilo ríe de mi comentario y me pasa la botella de vino. Lleno mi copa con las últimas gotas para depositarla en la mesa a mi lado.

- ¿En algún momento dejan de beber, todos ustedes? - La voz de mi padre es lo suficientemente estridente como para hacer que todos quedemos congelados en nuestros lugares - Deberían estar contentos; es oficialmente nuestro último día en la mansión.

Lo recuerdo. Mi último día en la mansión.

Entonces la música para, las puertas dobles de la entrada se abren y la familia real hace su ingreso para que todos los veamos. Mare y Maven. La roja y el plateado. La Guardia Escarlata. Todo me golpea como una cachetada y no puedo creer que mis estupideces me hicieran olvidar que algo grande va a pasar hoy.

¿Alerto a mi familia? ¿A Bas aunque más no sea para que esté atento? ¿Qué hago? ¿Me quedo quieta a la espera de que pase lo que sea que va a pasar? ¿Hago algo para sacar a todos del salón?

Trago todo el vino de mi copa junto con la última pizca de mi coraje.

- Escuchen – sorprendentemente todos me prestan atención. La noción de eso hace que me acobarde un poco pero después de envalentonarme otra vez susurro – no sé... no sé cómo decir esto... pero no me cuestionen ¿Sí? Por una vez en sus vidas háganme caso – los veo prestándome atención y no me lo creo – no todo está bien en el palacio. Cosas que no deberían pasar... pasan. Personas que no deberían estar aquí, están. Asique tengan mucho cuidado, estén atentos a las sombras.

Me deslizo por la multitud antes de que nadie pueda preguntarme algo que me haga soltar toda la información que se agolpa en mi cabeza. Ni mi padre ni mis hermanos son estúpidos. Saben cuándo es momento de preguntar algo y cuándo no. Asique me dejan irme, porque podrían venir en patota a sacarme toda la información que poseo... pero no. Deciden quedarse charlando entre ellos como si nada pasara. Yo veo las claras señales de que están prestando la debida atención a sus alrededores.

- ¿Sin vestidos hoy? – burla alguien detrás de mí.

No puedo más que darme vuelta como una maniática con los ojos fuera de sus órbitas. Theo se ríe de mi cara.

- ¡Tranquila! Yo pensé que se te había curado la locura ayer.

- Eso nunca se me va a quitar.

Corona de Fuego - Una historia de Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora