Todos tenemos pánico al empezar un nuevo curso. No sabemos si vamos a encajar. No sabemos si nos va a gustar. Y, sobre todo, no sabemos si vamos a salir victoriosos del primer día.
Ahora mismo estoy como que sufriendo un pequeño infarto interno. El Instituto Brand New California se encuentra enfrente de mi. Con sus imponentes paredes blancas con el dibujo en forma de guepardo del, supongo, equipo de baloncesto, ya que hay ahora mismo un chaval bastante guapo con una pelota de ese deporte.
Devuelvo la mirada a la puerta del edificio y trago saliva. Agarro con fuerza las correas de mi mochila y atravieso las puertas, decidida a afrontar mi primer día.
El pasillo me recibe entre gritos de la gente que se ve después de todo el verano, saludos a lo macho alfa entre los chicos y golpes de mochilas. Ese último es el que menos molesta la verdad.
Consigo llegar hasta la primera encrucijada y siento que me he perdido. Hay dos pasillos, ambos iguales, taquillas grises, puertas marrones y adolescentes chillones. Ninguna señal de dirección para los nuevos. Me he metido en el laberinto creyendo llevar un mapa, pero era solo un papel en blanco.
Empiezo a andar, intentando entablar conversación con alguien que me diga dónde está Conserjería. Pero todos van demasiado rápido para fijarse en mi, o al menos en mi cara de perdida.
Siempre me imaginé el primer día en un Instituto nuevo coml te lo pintan e las películas. Que la chica nueva se choca con el capitán guapo y musculoso, que le ofrece su ayuda a cambio de una cita. Pero, pobre de mi y mi imaginación, me han recibido entre golpes de mochila y un extraño olor a porro.
Después de unos diez minutos consigo ver la señal de Conserjería y sonrío aliviada. Pongo más empeño en llegar y ahora soy yo la que da los golpes.
--" Ja, ahora si me miráis eh "- pienso triunfante abriendo la puerta de Conserjería.
Una señora de unos cincuenta años me sonríe desde el otro lado del mostrador y suspiro, creo que he encontrado a alguiem amable. Menos mal. Me acerco jugando con mis dedos a ella. Tiene el pelo teñido de naranja, lo tiene tan corto que las puntitas le sobresalen por detrás de las orejas. Sus ojos son de colo avellana, lo que me transmite tranquilidad.
-- ¿Puedo ayudarla?-- me pregunta.
-- Sí, por favor. Me llamo Maya Jamison y soy nueva y umm... no tengo ni idea de dónde está nada -- río nerviosa mientras la señora me mira de manera cariñosa.
-- Tranquila, cariño, toma este mapa -- me tiende una hoja de papel doblada cuidadosamente--. Espera un instante--, la señora aprieta un botón rojo unido a la base de un micrófono--. Ashley Johnson y Nora Gilinsky, vengan a conserjería, por favor.
La señora, que me dice que se llama Zusane, me dice que espere en una silla de la sala de espera. Lo hago y cruzo las piernas, intentando encontrar una pose que diga: hola soy nueva y no estoy tan asustada como puede que mi cara parezca, ¿queréis ser mis amigas?
La puerta se abre y dos chicas aparecen, una más alta que la otra.
La alta tiene el cabello castaño recogido en dos trenzas, veo que tiene los ojos marrones y viene sonriendole a la otra chica. Ésta tiene el pelo entre marrón, rubio y morado, y los ojo también marrones. Se me acercan sonrientes y me levanto tan rápido que me tropiezo con la pata de la silla y caigo sobre ellas.
Cuando paro de pedirles perdón y nos levantamos ellas me dicen que no pasa nada, que es normal que esté nerviosa, pero veo que están intentando no reírse.
-- Yo soy Nora Gilinsky- me dice la chica alta.
-- Yo Ashley Johnson, pero llámame Ash - la chica me guiña un ojo y sonrío nerviosa.