Matthieu me lleva hasta un restaurante pegado a la orilla de la playa, donde el suave sonido y olor salado del mar me rodea en un suave abrazo. Cierro los ojos escuchando el sonido, que calma mis nervios, que están a flor de piel.
-- Maya... -- Matthieu acaricia mi mano y tiemblo de pies a cabeza--, esta es nuestra mesa.
Me giro y veo una mesa con un nantel blanco de bordes azules. Hay platos con dibujos dorados, en el medio de la mesa un pequeño jarrón de cristal con una flor morada con pigmentos azules y negros.
-- Parecen alas de mariposa -- observo, Matthieu me mira con una ceja levantada--. Los pétalos de la flor, parece una mariposa azul.
-- Sí-- afirma apartando la silla para que me siente.
-- Gracias-- susurro acercandome a ls mesa.
Nos quedamos en silencio y supongo que ya habrá comida pedida, porque nadie se acerca con la carta ni a pedirnos. Empiezo a jugar con la servilleta, pero llega un momento en el que me canso.
-- ¿Querías decirme algo? -- pregunto nerviosa.
-- Sí-- responde Matthieu y veo como traga saliva--, quería pedirte perdón por lo de la fiesta... no debí besar a Bea lo siento*.
-- No pasa nada-- intento donar desinteresada, no quiero que note que me gusta.
Espera.
¿Me gusta?
Le observo más atentamente. Sus ojos azules, iguales que el mar a su espalda. Las pequeñas pecas decorando su rostro. Su sonrisa, que hace que un pequeño hoyuelo aparezca en su mejilla derecha. Su pelo rubio cayendo con ligereza sobre su frente, casi sobre sus ojos. Tiene un aire misterioso que me llama la atención. Quizás por ese brillo en sus ojos, por sus dibujos y fotografías. Me encanta todo sobre Matthieu. ¿Pensará el igual de mi? ¿Es lo que vendrá a decirme?
-- Me gustaría que saliesemos otra vez -- dice.
--¿No hemos terminado ni esta cita y ya quieres otra?
-- ¿ Esto es una cita? -- Matthieu sonríe y me sonrojo.
-- Fuiste tú quien me buscó.
-- Cierto, y tú aceptaste, querías quedar conmigo -- Matthieu sonríe más.
-- En realidad Ash me dijo que viniera, deberías darle las gracias a ella.
-- Cuando la vea le daré las gracias, me presentó a una chica guapísima-- me guiña un ojo y siento como se me ponen los ojos húmedos--. Dime que no dije nada malo -- sus ojos me miran preocupados.
-- En realidad ha sido muy bonito lo que has dicho, Matt.
Él me sonríe y agarra mi mano por encima de la mesa. Me pongo tensa, pero después relajo mis dedos entre los suyos, encajando a la perfección entre ellos. Le sonrío y Matt me devuelve la sonrisa.
Jamás había sido tan feliz como en este instante.
Ash
Tom me lleva en coche hasta el restaurante Ballerina Flops , altamente conocido por su pista de patinaje. No puedo creer que me haya puesto un vestido.
-- No creo que vaya vestida para este sitio, Tom -- le digo.
-- Yo creo que estás perfecta para ir a cualquier sitio, Ash, solo necesitas liberar un poco las piernas -- dice .
Él lleva una camisa negra y vaqueros, yo así también veo muy fácil eso de: liberar las piernas.
-- ¿Y cómo se supone que voy a liberar las piernas?