No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero tengo la sensación de que mucho. Lo bueno es que no siento ni hambre ni sueño, por lo que tengo la cabeza libre para pensar dónde demonios estoy.
Miro a mi alrededor.
Estoy en un bosque. Los árboles son tan altos que tapan el cielo, por lo que la luz no llega al suelo, dejándolo todo oscuro y sin vegetación. He intentado escalar un árbol, pero es como si la corteza se volviese de hielo, haciéndome resbalar sobre su superficie. Tampoco es que sea buena escaladora, pero el árbol tampoco tenía muchas ramas bajas.
Cierro los ojos apartando ese pensamiento y me centro en los retazos de mi pasado que aparecen en mi mente.
Veo una casa de paredes grises algo desgastada. Una figura encapuchada de negro está en la puerta del edificio, dándole la espalda. Recorre la calle con la mirada, buscando a alguien. Entonces sus ojos se posan en mi y siento como si algo me agarrase de la garganta.
Es él.
¿Pero qué hace él aquí?
No lo entiendo.
¿Qué tiene que ver él con esto?
Me acerco y sus ojos azules siguen todos mis movimientos como un depredador a su presa.
-- Hola, Maya.
Su voz grave rodea mi cuerpo de forma dulce, pero con una pizca de hostilidad. Le miro sin comprender. ¿Me ve? Esto es un recuerdo. ¿Cómo..
-- Para de pensar ya, llevas pensando demasiado tiempo, es molesto -- dice irritado.
-- ¿Perdona?-- levanto una ceja--. ¿Qué haces tú aquí? Esto es un recuerdo, y yo no te conocía hasta hace unas horas, ¿cómo es que estás aquí?
El chico se ríe ante mi desesperación. Le miro con furia.
-- Respondeme.
-- ¿Por qué?
-- Estás en un recuerdo de MI pasado cuando no te conocía siquiera, ¿cómo es eso?
-- Quizás si me conocías, Maya, yo te conozco desde hace mucho tiempo, aunque no llegamos a entablar nunca una conversación debido a la negatividad de tus padres, pero encontré a alguien que hiciese el trabajo, y tus padres... mente fácil-- sonríe como el gato de Chesire, provocandome escalofríos.
-- No entiendo -- me abrazo, una corriente de aire frío recorre la calle, moviendo mi pelo y tapandome la figura del chico.
-- Oh, Maya, aún no puedes saberlo, solo recuerda... -- siento como se acerca a mi, su boca está a pocos milímetros de mi oído, su aliento cálido eriza mi piel--, no todo es lo que parece en el Boulevard de los sueños rotos.
El pelo me tapa de nuevo la vista y lo aparto a toda prisa, pero él ya no está y yo me he quedado aún más confundida y asustada
¿Boulevard de los sueños rotos?
Miro a mi alrededor. Estoy de vuelta en el bosque. Pero algo ha cambiado. Lo noto en el aire. Tiene... ¡corriente! ¡Electricidad! Mi pelo se eriza en las puntas y me levanto a toda prisa del suelo, que cruje por las hojas caídas de los árboles.
Tengo que encontrar la fuente de electricidad.
Corro entre los árboles, con el viento en contra y el corazón acelerado.
Pequeños recuerdos empiezan a venir a mi mente.
Nora.
Ash.
Bea.
Matthieu.
Tom.
Jaulas.
¡Mis amigos están en peligro!
¡Tengo que encontrarles!
Correr nunca fue mi cosa favorita que hacer pero ahora mismo es lo que puede salvarle la vida a mis amigos. Sigo corriendo hasta que una pared blanca se iergue delante mía.
Apoyo la mano sobre la superficie y el zumbido de la electricidad recorre mi brazo, causándome un chispazo en la mano. Noto que alguien golpea la pared al otro lado. Me alejo con miedo a que se caiga encima mía.
Una raja aparece y veo emocionada como la pared desaparece ante mis ojos. Pero al instante vuelve a su forma sólida. Aunque ya lo he visto.
Tengo que llegar al otro lado de esta pared.